Futuro segurata uniformado a punto de identificar sospechosos en plena calle
Ser un simple ciudadano español empieza a ser considerado
deporte de riesgo. Me consta que diversas empresas especializadas en el turismo
de aventura, ese que busca altos índices en el consumo de adrenalina han
iniciado estudios de mercado y andan considerando diferentes alternativas para
la implantación de distintas ofertas especializadas, todas ellas centradas en
españa.
Nuestro ministro del interior hace piña con el de medio
ambiente para que los planes de negocio de estas empresas, unidas a la
iniciativa loca, sean exitosos y movilicen enormes capitales que reactivarán
nuestra economía. Hay ejemplos concretos que ponen de manifiesto el sutil pero
decidido apoyo a las iniciativas coordinadas. Veamos.
El simple turismo verde acaba agotando y es demasiado
lento, previsible y anodino, de manera que nada mejor que combinarlo con la
sorpresa y la incertidumbre de no saber si el prístino manantial del que vamos
a hidratarnos proviene o no de una acuífero contaminado por las acciones del
"fracking" tan en boga. Un ejemplo de emoción, riesgo y suspense que
puede prolongarse durante años por los efectos secundarios diversos de los
componentes químicos utilizados, desde la muerte fulminante a una agonía
programada a lo largo de un par de lustros de decadencia y enfermedad.
¿Ir de compras o a una discoteca? Suena aburrido si no
introducimos algo más y ese incentivo de alta calidad nos lo aportan los
homínidos armados contratados por diferentes empresas de seguridad responsables del receptivo
turístico. Nada más placentero que contar, a la vuelta de unas vacaciones, cómo
fuimos identificados, inmovilizados y detenidos arbitrariamente por estos
simiescos individuos encargados de amenizar el tiempo libre. Nada de garantías
constitucionales o costosas inversiones en formación de los cuerpos y fuerzas
de seguridad del estado. No son necesarios dos años de formación para ser capaz
de dar un par de hostias bien dadas o patear la cara de un individuo esposado
tumbado en el suelo. Con un par de semanas buena práctica guiada y acudir
regularmente a un gimnasio donde ponernos hasta el culo de esteroides
anabolizantes, vamos que nos matamos. De hecho, parece que los Mossos de
Scuadra - o como coño se escriba- andan experimentando la viabilidad de adoptar
un programa de formación y despliegue algo similar al comentado, pero no es
seguro y hay confirmación al respecto.
Estoy plenamente de acuerdo con este programa de rediseño
turístico al que se añadirán, en breve, otros de carácter científico destinados
a investigar la incidencia de distintos agentes contaminantes en la
modificación genética del ser humano con el objetivo de evaluar las
posibilidades reales de generar una raza intermedia entre los antiguos modelos
de australopitecus afarensis y los modernos humanos, una selección orientada a
nutrir los futuros seguratas y una inagotable fuente de royalties en la
patentes genéticas.
No tenemos solución, comprobado.
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