SUS RAÍCES DETERMINAN SU PRESENTE
De cara al silencio de la Navidad y al ruido mediático de la Lotería; a mitad de camino de una legislatura marcada por la corrupción y los desvaríos de un partido putrefactado; significados sus barones en las luchas internas y el conocimiento de la realidad oculta tras los tejemanejes de Caja Madrid, el PP termina su “striptease” político y se queda desnudo ante su realidad. Las dos últimas leyes que ha mandado al Congreso son propias de un partido anclado en lo más rancio de la intransigencia moral y ciudadana. A estos auto denominados liberales les salen ronchas con sólo acercar su neurona a la verdadera libertad y se dotan de leyes para blindar su posición de poder.
La llamada Ley de Seguridad Ciudadana es, sencillamente, impresentable y deja al desnudo la raíz fascista tanto de su creador como los de aquellos que la apoyan y promueven. Es una ley que aspira a una sociedad silenciosa y muerta que acata y acepta sin poder protestar.
Y llegamos a la Ley del Aborto, prometida y aplazada a la espera de corrientes favorables en medio de la tormenta. Por fin llega y llega cargada de intransigencia y de muchas callejuelas paralelas aptas sólo para transitar cargados de dinero además, claro, de verdadera mala uva. Retiradas las ayudas de la ley de dependencia, con unos índices de paro y de pobreza cada vez más alarmantes y, cómo no, silenciados, este Gobierno obliga a que los padres, conocida una grave incapacidad o malformación no mortal del feto, asuman su nacimiento sin darles opción a elegir el destino de sus próximos años.
Eso, señor ministro, es una cabronada. Eso, señores del gobierno, es obligar a los padres a una vida heroica y , en la mayoría de los casos, desgraciada, pero eso a Vds. no les importa. Desde su punto de vista hay que dar gracias a Dios por haberse tomado la molestia de jodernos la existencia y cuidar, teniendo sus posibles, a un ser doliente per “saecula seculorum”. Admiro profundamente a los que OPTAN libremente por asumir esa carga y llevarla con alegría y ejemplaridad, pero esos, desde mi punto de vista, son héroes civiles cuyo ejemplo es loable pero jamás obligatorio.
El PP, por fin, se nos muestra desnudo y cruel; tiránico, despótico e insolidario, como debe ser, que para eso es reflejo de un siniestro ángel oscuro llamado Rouco. Ahora que la Iglesia de Roma parece optar por una moral positiva, alegre, solidaria y caritativa, el PP y Rouco nos muestran el camino del cilicio y los autos de fe. No está mal que todos conozcan la verdad y que se acuerden de ella cuando haya que votar.
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