Pocas letras para comentar la muerte de García Márquez, el único escritor que escribía con olores; el único cuyos libros permitían oler aquellos ambientes que tan perfectamente describía. Sus libros son especiales, únicos y dotados de rasgos de perfección exclusivos.
Confieso mi debilidad por cien años de soledad, pero es que ese libro cuenta con lo que, posiblemente, sea el mejor final que yo he leído en mi vida, además de un inicio que ya es conocido como lo es el comienzo de Don Quijote.
Nos dejó mucho y es posible que se llevara mucho más que lo que nos dejó, pero se ha ido otro grande, otro de esos que nos enseñan que todo se puede hacer mejor; que todo es susceptible de perfección y belleza.
De todas formas, como dice Antonio Fraguas en su Tweet: "ha muerto en jueves santo, no descartemos su resurrección porque escribía como dios" Pues eso, a ver que pasa.
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