Esta es la idea de nuestro Ministro del interior acerca de una manifestación autorizada.
Los que somos maduritos –por no decir provectos ancianos camino de la senectud – nos acordamos de aquello que se llamaba TOP y que permitía a los próceres franquistas hacer, más o menos, mangas y capirotes con los derechos (inexistentes) de los leales súbditos de la revolución nacional sindicalista. El Tribunal de Orden Público se las pintaba solo y de sus sentencias salieron condenas para todos los gustos, pero eso sí: jamás se dio amparo a una denuncia de malos tratos policiales, a pesar de que elementos como Billy “el Niño” alimentaban sus causas con dedicación y profesionalidad.
Todos sus jueces y fiscales recalaron en la Audiencia Nacional o en el Supremo y hoy, nuestro insigne Ministro del Interior, el nunca bien ponderado Jorge Fernández Díaz recoge lo mejor de su elevada espiritualidad para generar una ley que deja a la famosa “Ley de la patada en la puerta” hecha un dechado de liberalidad y respeto a los derechos humanos. Lo de este señor empieza a ser un tratado competo de “Como instaurar el fascismo en plena democracia: teoría y práctica”.
La lectura de casos y sanciones pone los pelos de punta, sin exageración ninguna, y nos coloca ante una sociedad encorsetada, muda, incapaz de expresarse públicamente e indefensa ante las cargas de una policía sin identificación, arbitraria en la represión y, fundamentalmente, inclinada hacia la represión más feroz antes que a la protección del derecho de manifestación. No es extraño, pues, que el Cosidó, ángel exterminador y mano derecha encargada de la cosa policial del ministro, esté feliz como una perdiz y relamiéndose de gusto al pensar en sus chicos apaleando impunes al personal.
Por causalidad, he encontrado un video que algunos –sin base probatoria ninguna – consideran el germen y modelo soñado por nuestro ministro a la hora de autorizar manifestaciones en la vía pública. Yo no me lo creo, pero podría ser. Bien mirado, de alguna parte deben sacar esas ideas.
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