Para los que tengan pereza
Explicación tranquila en la tertulia de Hora 25 sobre España y su imposible sociología, esa que acaba por volvernos locos, darle poder económico y social al que no lo tiene y revienta cualquier análisis que queramos hacer. En el registro europeo de penetración religiosa, número de practicante etc, los datos referidos a España constituyen la pista de un borracho:
Somos el tercer país menos religiosos tras Chekia y Lituania. Bien. Nada que ver con el número de bautizados etc.
El 70% de la población se declara católica, pero el número de practicantes habituales, ridículo.
Y por último, la joya de la corona: tenemos más católicos que gente que cree enDios, de aurora boreal. Y esto es así porque en España reina la más absoluta pereza intelectual: no queremos pensar y, sobre todo, no queremos ser consecuentes con lo que pensamos. Declarase ateo y ser consecuente con lo que ello implica, da pereza. Pensar en la realidad de nuestra existencia, da fatiga y mandar al cuerno a la Iglesia, es un trabajo. Consecuencia: nos dejamos llevar.
Bautizamos a nuestros hijos, hacemos o dejamos que nuestros hijos hagan la primera comunión y esa inercia perpetúa la posición dominante de la Iglesia Católica en nuestra sociedad. Al contrario de lo que otras sociedades hacen, para nosotros no es importante ser consecuentes y aceptar el modelo al cien por cien: las cosas siguen siendo como siempre han sio, pero eso no nos afecta. Que Rouco, el papa y el que sea digan lo que quieran, que yo ya me entiendo, con Dios o sin ios, pero lo que es mío no incumbe a nadie, de manera que da igual.
Nada que objetar si no fuera por que esa forma de actuar permite que los que sí saben de verdad lo que quieren, sigan fastidiando y adjudicándose un apeo que ya no es cierto.
¿Pruebas? La última polémica de la ley del aborto que quiere colocarnos el Gallardón. Si de verdad hacemos caso de la realidad social, no tendría sentido, pero como Rouco puede exhibir los datos de una estadística absurda, las mueres de este país se pueden dar por jodidas. Cosas de una sociología imposible propia de un país absurdo que no acaba de abrazar su futuro.