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viernes, 31 de diciembre de 2010

Y cierre

Como los gladiadores en la arena del circo, estamos condenados a luchar sin claudicar.
Perdemos las batallas cada día, pero cada día hay que levantarse y odiar al enemigo más que antes: que no ganen sin esfuerzo.

Entregado al tipismo de los días y a la inevitable corriente que nos lleva a hacer balance como corresponde al día, humillo y escribo algunas notas sueltas que no he pensado mucho, pero que si pueden dar qué pensar.
Lo primero que cabe destacar del año es que se ha comprobado que el avance lineal de la historia era un mito; una ensoñación de nuestros padres y abuelos que lucharon e imaginaron mundos mejores para sus hijos creyendo que la historia nunca retrocedería. Falso: nuestra cobardía, nuestra acomodación y un sistema crecido y sin enemigo, nos ha demostrado que es casi seguro que nuestros hijos vivan peor que sus padres. En nuestras conciencias se cargará la culpa.
¿Descubriremos, por fin, lo que de verdad es importante y lo que, de verdad, es superfluo en nuestras vidas? Me parece que, aunque muchos intentarán resistirse, nuestra generación se enfrentará a la esencia de lo importante, lo abrazará y deberá hacer bueno el principio budista de que la felicidad radica en la falta de deseo. No lo podremos tener, así que si conseguimos no desearlo, habremos dado un paso de gigante para no llorar por lo perdido.
¿Llegaremos a ver la consagración de los nuevos amos? Es posible que durante unos años los dueños del cotarro sigan escondidos y sin dar la cara, pero nuestros hijos verán alzarse al dragón con todo su poder. Napoleón ya nos advirtió y no le hicimos caso: “Dejad dormir al dragón”. Olvidamos su consejo y China ha despertado con hambre atrasada. Que no nos pase nada.
Homo homini lupo. La corriente imperante quiere liberar la ambición del hombre asegurando que esa liberalidad es positiva; que crea riqueza, que la sociedad avanza. Ya hemos bajado algunos escalones. Cuando veamos al hombre alimentarse del hombre, comprobaremos que la sentencia es equivocada: nunca el lobo ha comido lobo, pero el hombre si quiere comer hombre. Al tiempo, que muchos están deseando ver cuantos escalones quedan por descender.
¿Donde se encuentra el final de la pendiente para nuestros políticos? Decía Einstein que sólo estaba seguro de que dos cosas fueran infinitas: el universo y la estupidez del ser humano, pero que de la primera aún tenía alguna duda. Los españoles comprobamos, día a día, que nuestra clase política se ha instalado en un deslizamiento uniformemente acelerado hacia la incompetencia. Habrá elecciones y seguirá ganado el menos malo. Lamentablemente, queda mucho para que vuelvan a ganar los buenos.
¿Hasta cuando fuera de nuestra esencia? Lo peor de la entrada de hoy: los caídos en la crisis; los que no entienden, los que se preguntan sobre su vida y la razón de sus trabajos; las eternas preguntas que hacen sufrir al ser humano y que, en estos días, han acabado por demoler las defensas de muchos y muy buenos. La depresión, la ansiedad y la impotencia ante el absurdo señorean nuestros días y en esa batalla muchos de mis amigos ven pasar sus días como hitos entre una y otra medicación. Para ellos mis mejores deseos; para ellos mis mejores abrazos y todo el apoyo que pueda brindarles.
Un año más, se permanece en la arena con la espada en la mano. Todavía los hados no requieren de mi compañía y la moneda que sujetarán mis dientes no ha sido acuñada. Suerte a todos y que no nos pase nada.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Conversaciones en la Cena de Navidad


Dado que uno es de natural reacio a estas fechas y que en ellas no suelo encontrar demasiado deleite o ese placer místico que tanto ilumina el alma y el ánimo de otros prójimos más proclives a dejarse llevar por el espíritu de la época, si me gustaría comentar algunos comentarios y charlas de sobremesa que, sin ánimo de hacer ley universal, si pueden dar una idea aproximada sobre el estado de ánimo del personal pensante.
Del discurso del Rey, mitad y mitad: una primera parte demasiado dirigida a lo políticamente correcto de refuerzo del mensaje que toca, es decir, del gobierno y una segunda parte, mas personal me parece, orientada a ponerse las pilas, dejarse de lloros y a currar, que podemos hacerlo. Mucho más creíble esta segunda que la primera. También un toque de atención a navegantes, especialmente a esos que, desde la caverna, se empeñan en lanzar, día tras día, ataques a su persona y a la institución que representa.
Acabado el discurso y tras la cena, dos cuestiones a as que hago caso: el Rey trabaja para que Rajoy y Zapatero se pongan de acuerdo y que ellos, encerraditos en sus miedos, no hacen los deberes. Segundo comentario: el Príncipe de Asturias es mucho más de lo que deja ver: preparado, meticuloso, trabajador y disciplinado , valores que, si bien no discuto, me hacen ver, con más claridad todavía, la necesidad de una campaña de imagen que empiece a posicionarlo en mejor lugar, que es cosa necesaria y bastante urgente si atendemos al aspecto de Juan Carlos. Insisto en que España no es monárquica, que somos muchos los que sólo cambiamos nuestras convicciones por la utilidad que ha demostrado la monarquía en una época y situación concreta, pero que es una institución que tiene que demostrar mucho en el futuro y que no veo yo que a Felipe nos lo estén vendiendo demasiado bien, sino todo lo contrario. Si, como me dicen, es buen candidato para el puesto, que empiecen a empaquetarlo mejor, que se les pasa el arroz.
Buenas charlas, añoranza de una clase política que nos dejó de la mano tras pasar por nuestras vidas dejando una enseñanza que no se ha seguido por los actuales parlamentarios y la necesidad de que estos idiotas se encierren y tiren la llave hasta encontrar una “fumata blanca” que os permita orientar nuestros esfuerzos hacia la consecución de un objetivo difícil pero alcanzable.
Este país ha demostrado que sabe y que puede y que los ciudadanos entendemos los mensajes cuando se cuentan y trasladan con verdad y con coherencia, de forma que si nuestros padres de la patria se pusieran al nivel del resto del estado, la cosa nos iría mejor, bastante mejor.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz...día de la Familia


Muy cortito, sólo lo necesario para ensalzar la sensatez de una medida que ahora, muchos años después de estar en funcionamiento, ofrece todo su valor a los que vivimos una situación social que podría beneficiarse de una medida parecida.
Me escribe mi amigo y maestro Guillermo, desde Uruguay, felicitándome el día de...LA FAMILIA. Ese pequeño y maravilloso país tuvo la sensatez, al recibir el aluvión de inmigrantes de distintas religiones y tener que decidir lo mejor para todos, de cambiar las diferentes denominaciones festivas por otros nombres válidos para todos. El día de la Familia recogía Navidades, Hanukkah etc, pero es que también hay un día de los niños –Reyes y Santa Claus- y no se exactamente cuantos más, de forma que todas las religiones se han sentido cómodas, respetadas y han podido contar con un día de fiesta oficial en la que entregarse a la celebración propia y ahora sí, ahora cada uno puede felicitar el día bajo el nombre que quiera, según su devoción le aconseje.
En Europa, tierra que empieza a tener muchas solicitudes de fiestas religiosas, podríamos darle vueltas a algo semejante y nos ahorraríamos muchas movidas. Dicho esto...FELIZ DÍA DE LA FAMILIA A TODOS

lunes, 20 de diciembre de 2010

Cuestión de lugar


Conversación en la comida de los lunes sobre la cuestión de la edad de jubilación: “Vale, habrá que hacerlo pero antes o después de hacer otras cosas? El aumento de la longevidad es evidente, la reducción de los años de cotización de las vidas laborales también, el deterioro de la pirámide poblacional grande y el daño enorme, pero la opinión general es que antes de intervenir sobre la edad, se pueden encontrar otras zonas en las que meter el diente.
¿Se puede ajustar el gasto en administraciones? ¿Se gasta el dinero como hay que gastarlo? ¿Qué se puede hacer con las televisiones públicas, con todas ellas, además de cerrarlas inmediatamente? ¿Es coherente la superposición de funciones? ¿Es necesario TODO el actual gasto en representación, imagen asesorías, técnicos de confianza etc?
Esta entrada, más bien entradita, es muy corta y sólo pide que ya que a este presidente le quedan dos telediarios, se despida con dignidad buscando la realización de alguna medida de izquierdas, cuerno, que ya está bien de tomar el pelo al personal. Antes de presentar el cadáver de los 65 años deberíamos ver desfilar muchos entierros, que conseguir las cosas cuesta demasiado como para que se eliminen de un plumazo y encima nos quieran contar que lo hacen gentes que son de la izquierda.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Caminos de hielo

El hielo muerde las hojas y las convierte en lamparillas a la búsqueda del sol.

Hoy hacía fresco en los caminos del monte: niebla y viento se aliaban para que el esfuerzo de la subida prácticamente no se notara, aunque los perros, empapados, resbalaran por el reluciente granito de las peñas. Estos paseos se empiezan a consolidar como una auténtica terapia de separación, de limpieza interna y charla limpia que trata los temas con suavidad, reflexión y sensatez.


Temas para hablar hay muchos, pero la verdad: hoy no me apetece ni un cuerno. Hoy he caminado por un bosque de altura que se eleva por laderas antiguas, árboles enraizados en peñas graníticas llenas de musgos, con troncos torturados por vientos fuertes cargados de calor, humedad, nieve, ventisca o, como hoy, niebla helada que se queda prendida en las hojas convertida en luz; convertida en un hielo luminoso que nos deja ver la planta sumida en el letargo del invierno.


La tarde de esos domingos es distinta, menos melancólica, más tranquila y llevadera, con la sensación de haber hecho algo bueno. El cuerpo se ha cansado, la cabeza se ha despejado y en los pulmones ha entrado niebla, humedad y olor de resina mientras los ojos se recreaban en el verde y en el feliz y entregado juego de los perros resbalando en el hielo de las peñas.
Son poco dos o tres horas cada quince días; cada semana a lo sumo, pero empiezan a crear una sensación de dependencia realmente maravillosa; una dependencia física y emocional que me permite mirar los titulares con más distancia, aunque sean tan absurdos como el de la denuncia a un profesor por hablar del jamón delante de un hijo de Alá o tan trágicos como los que nos recuerdan el constante absurdo de las agresiones y asesinatos de mujeres a manos de sus torturadores.
Doy gracias por esos paseos, por ese rato que me hace levantar los domingos de campo con una actitud distinta y alegre; doy gracias por notar que mis piernas cada vez suben mejor y más contentas, como si se hubieran dado cuenta de que son ellas las que tienen que llevar el espíritu a un sitio mejor, más limpio, más querido y más verde. Puede que el remedio sea muy tonto, pero hay que joderse que bien funciona.

sábado, 18 de diciembre de 2010

No todo es respetable


Algunas joyas de la lista:
¿Que hay de cierto en el parecido del ADN del hombre y el chimpancé?
¿Cuales son las mejores preguntas que hacerse sobre la evolución?
¿Es el hombre la causa del calentamiento global?
¿Cómo acomodó Noé a todos los animales en el arca?

Algunos amigos y conocidos me preguntan la razón por la que, últimamente, me he vuelto tan beligerante contra las religiones, en general, y contra algunos movimientos en particular. Las razones que justifican y hasta exigen esa postura son muchas y muy variadas, pero hoy me gustaría recrearme en algunas cuestiones sobre las que he basado gran parte de mi absoluta indignación.
Si bien es cierto que mi adolescencia rozó el franquismo en sus últimos coletazos, no es menos cierto que, en esa agonía, había partes que mantenían la suficiente fuerza y vigencia como para mantener el absurdo en el centro de la vida colectiva. Uno de esos elementos, que sigue soñando con aquellos años de gloria y paseos bajo palio del caudillo, era el de la iglesia católica apostólica y romana que mantuvo a algunos elementos al pie del cañón en los institutos de enseñanza pública.
Si bien no fueron capaces de justificar enormes traumas, un par de aquellos curitas medio idiotas, cuya única autoridad moral residía en el miedo o el poder heredado de la política y jamás de su elevada inteligencia, consiguió que algunos pasáramos malos ratos al criticar las idioteces religiosas que aquellos imbéciles querían meter en nuestras seseras. Un par de salidas de clase, una movida colectiva de protesta y poco más, lo suficiente como para consolidar un rechazo permanente al dogma impuesto contra la evidencia de la lógica y las pruebas.
La religión cristiana, y sus más acérrimos practicantes, luchan a muerte contra la ciencia, pelean contra el sentido común y de una forma fascista, insidiosa y muy peligrosa para la formación de las nuevas generaciones y el campo de batalla por excelencia, en el que se juega la partida más ambiciosa, se haya en los Estados Unidos. En ese país, consolidado sobre la idea de la libertad y de la separación de poderes; construido sobre una constitución redactada por masones que incluyeron su simbología en numerosos iconos de la nación, permite que unos fanáticos religiosos, descerebrados, incultos y violentos prohíban, prescriban y eliminen la ciencia de los planes de educación de estados enteros en el llamado “cinturón católico de Arkansas”.
¿Es respetable que alguien elimine la verdad y la sustituya por el mito en la formación de los jóvenes? ¿Es respetable que una mentira pura y dura destierre de las aulas a la ciencia? ¿Respetaríamos a alguien que defendiera que la tierra es plana? ¿Que el sol gira en torno a la tierra? ¿De verdad es respetable alguien que quiere deformar la mente de nuestros hijos? Si alguien piensa que estos personajes tienen algún tipo de barrera, que no se equivoque: es la guerra, no hay cuartel y ellos lo quieren todo. No hay respeto, hay imposición, hay fascismo, hay miedo, hay persecución y, sobre todo, no hay inteligencia sino su negación, que es algo contrario a la propia esencia de la humanidad.
De vez en cuando sigo sus pistas y rastros en la red para saber de sus andanzas, triunfos y aspiraciones, y es fácil encontrarse auténticas joyas del absurdo y del horror como las dos con la que hoy ilustro esta entrada.

http://www.answersingenesis.org/

http://arkencounter.com/

«El Arca es uno de los relatos históricos más conocidos en la Biblia. Una investigación independiente ha demostrado que millones vendrán a verla y a aprender que el arca y la inundación fueron hechos reales en la historia» El gobernador de Kentucky, otro estado caído en el poder de la sombra, pone en marcha los escuetos recursos públicos de una Administración enflaquecida, para que las nuevas generaciones crezcan creyendo en la literalidad del relato bíblico, que los fósiles no tienen la edad que tienen, que el mundo se hizo en siete días, que la mujer salió de una costilla de Adán y no sé cuantas estupideces más.
¿De verdad se puede defender que esa basura, y el poder que ejerce en forma de miedo y coacción, es respetable? ¿De verdad se puede defender que esto es algo sin importancia? ¿Y qué podemos decir de esa Iglesia que se deja querer por estos extremistas sin ponerlos colorados o sin decir que ellos nada tienen que ver con sus métodos y creencias? Me dan asco y de verdad creo que se merecen todos los esfuerzos que hagamos para barrerlos hasta los rincones de marginalidad en los que deben languidecer hasta la desaparición.

jueves, 16 de diciembre de 2010

El jardín de las Hespérides

Se abre la ruta a la ambición desmedida. La liamos

Parte la moderna expedición Malaespina a bordo del buque Hespérides para tratar e comprender, un poco mejor, el hábitat más amplio y más desconocido del planeta: el océano. Parece mentira, peros sabemos más, muchísimo más, de la luna y del especio exterior que del fondo marino y de lo que habita los millones de kilómetros cúbicos que conforman nuestros mares.
Hay varias razones para ello, pero da miedo pensar que con lo poco que sabemos, el mar se muestra como una pieza absolutamente clave para el mantenimiento de la vida en su estado actual. Y digo en su estado actual porque el agua es perfectamente capaz de generar vida casi en cualquier circunstancia: basta con que haya energía, de cualquier tipo, a disposición para que las formas de vida la aprovechen y medren sin tasa. El problema es que el hombre ya ha puesto sus ojos en el dio marino y no precisamente para conservarlo.
El deshielo veraniego del polo norte ya ha hecho sonar las trompetas de la caza y tras las rutas comerciales que van de paso, vendrán las explotaciones mineras, petrolíferas, pesqueras...el desastre, vamos. Ya están listos, ya han empezado las peleas por poner rayas en los mapas y Canadá, Rusia, Groenlandia etc andan a la greña para arañar kilómetros de fondo marino lleno de riqueza minera.
La riqueza natral que desaparece con el hielo, más o menos se la sopla a todo el mundo, que lo que importa de verdad es la otra. Que esas explotaciones deban soportar condiciones de desgaste y riesgo inimaginables, tampoco importa, que para so hay pasta y se compra a los medios para que no investiguen demasiado y, sobre todo, para que no hagan memoria y no se acuerden de lo sucedido en el golfo de México. Si en esas aguas, un charco comparado con el ártico y sus tormentazas de hielos, se montó la que se montó, no quiero pensar en la que se podría organizar allí arriba; pero volvamos a la cubierta del Hespérides, que es más interesante.
Son siete meses de expedición, científicos y más de 30.000 millas de viaje que rendirán homenaje a un hombre recuperado del olvido nacional, el marino Alejandro Malaespina que capitaneó una expedición a finales del siglo XVIII, llamado de las luces y que tan poco, y con tanto sacrificio, alumbró en España. Esta expedición es una más de las que anualmente programa el barco, un navío que año tras año se dedica a incrementar su prestigio y que de forma ordenada, seria y profesional, está llegando donde hace unos años era impensable: a la cumbre de la oceanografía.
Se va el Hespérides a cuidar el jardín de las ninfas, el mar y con él parte la esperanza de que el hombre no consiga destruir lo más secreto de nuestro origen como especie: que no destruyan el mar, que lo conozcan y lo preserven de ambiciones y desastres.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Adiós a las armas?

¿Serán capaces de construir un futuro partiendo de un pasado de odio?


Leo en uno de los confidenciales que llenan la red que ETA ya ha generado un comunicado en el que anunciará “un alto el fuego permanente y verificable”. Como todas las apariciones de esta gentuza, es previsible que se arme un buen belén, algo que en esta época es, además de coherente, armónico con la decoración, pero... Se abren tantas y tantas alternativas; tantas heridas que se abrirán; tantos protagonismos reivindicados; tanto egoísmo contrapuesto a la necesaria generosidad, que me temo que acabemos girados y orientados contra el viento en lugar de aprovechar la empopada.
ETA lleva en sus genes un nacionalismo feroz heredado de la exageración de un exagerado como Sabino Arana que, además de muy pasado, fue capaz de inventarse una historia que nunca fue y soñar con un futuro lleno de valles prístinos, ovejas lachas y caseríos tranquilos ajenos a cualquier idea de modernidad. Que esto sea viable o posible, es algo que a ellos les da igual, así que volvemos al tema, que tiene miga.
Hay una parte, grande no nos engañemos, que piensa que no hay que hacer nada, que el final de ETA consiste en que dejan de matar y que la persecución policial continúa hasta pillar a todos los que han cometido delitos para juzgarlos y meteros en la cárcel. Más o menos, la cosa se basa en ignorar cualquier acto del enemigo. Una posibilidad.
Otros, cada vez menos, piensan que terminada ETA, se acabó todo, los presos vuelven a sus casas y Euskadi se entrega a una orgía nacionalista en la que los ciudadanos, por fin, podrán manifestar sus inmensas ansias de no tener nada que ver con España. Sueños imposibles de los que no quieren darse cuenta de que la realidad es otra.
Y luego quedan muchos grupitos que piensan cosas distintas, todas ellas preñadas de dificultad, de problemas, de discusiones, de divisiones entre partidos y entre responsables que, muy posiblemente, llenen el ambiente de ruidos, insultos, descalificaciones y amenazas.
Tras una guerra civil, Azaña pronunció esa famosa frase de “paz, piedad, perdón.” Casi nada al aparato. ¿A qué debería traducirse esa fórmula magistral? ¿Cómo concretar los deseos de saltarse dos o tres décadas y no tener que tragarse los múltiples sapos de los próximos dos o tres años? La sociedad vasca debe afrontar el futuro con las espaldas livianas, sin demasiadas cargas y eso es algo que va a costar mucho; tanto que, de verdad, ahora mismo soy incapaz de imaginar un panorama tan idílico.
Cuando pienso en las agrias voces del presente; en las grandilocuentes declaraciones de unos y de otros que parecen querer sacarse la vida mordiscos, me da miedo el pensar en la inminente realidad de una declaración suficiente. Podemos tener la suerte de que ETA siga hablando de la nada, en cuyo caso todo seguirá como hasta ahora, pero lo grave, lo que de verdad plantea problemas, es la constatación de que el momento ha llegado y que hay que construir una nueva sociedad capaz de hacer bueno ese “paz, piedad, perdón” con el que deberemos construir un nuevo camino. Que no nos pase nada.

martes, 14 de diciembre de 2010

Sueños de otoño

Una canción permanece sobre el absurdo de la muerte sin sentido: que nunca deje de sonar.

Muriendo ya el otoño, pasados los largos meses del sol caliente y las templadas lluvias; justo un poco antes de los oscuros tiempos del invierno y las viejas celebraciones de la vida; las mismas que nos intentan confortar los corazones con la esperanza de la lejana primavera; llenas las vanas intenciones de los sueños idos otro año sin cumplirse; en la época en la que la verdad de nuestra mediocre vida nos alcanza y nos golpea y en el golpe reconocemos el fracaso; en esa época cercana a la celebración de algunos y a la tristeza de otros, me gustaría recordar una canción que llora sobre las almas de los ausentes; de los eternos muertos en la eterna guerra del hombre; la misma guerra que nunca ha terminado y que reina, errabunda, por los confines del mundo.


Dime dónde están las flores,
dónde finalmente quedaron
dime dónde están las flores,
dime lo que sucedió
dime dónde están las flores
que las jóvenes cortaron tan rápido
¿Cuándo podremos comprenderlo?
¿Cuándo podremos comprenderlo?
Dime dónde quedaron las jóvenes.
Sí, dónde quedaron.
Dime dónde están las jóvenes.
¿Qué es lo que sucedió?
Dime dónde están las jóvenes,
los hombres las recogieron rápido.
¿Cuándo lo podremos comprender?
¿Cuándo lo podremos comprender?
Dime, ¿dónde están los hombres?
¿Por qué no regresaron?
¿Dime qué es lo que sucedió?
¿Dime qué es lo que pasó?
Dime dónde están los hombres que partieron
cuando comenzó la guerra.
¿Cuándo podremos comprenderlo?
¿Cuándo podremos comprenderlo?
Dime dónde están los soldados,
dime lo que les sucedió.
Dime dónde quedaron,
dime dónde quedaron.
Dime dónde han quedado,
dónde el viento sopla en sus tumbas
¿Cuándo podremos comprenderlo?
¿Cuándo podremos comprenderlo?
Dime dónde están las tumbas,
dime dónde quedaron.
Dime lo que sucedió,
dímelo: ¿qué les sucedió?
Dime qué pasa en verano
cuando la brisa mece las flores
¿Cuándo podremos comprender?
¿Cuándo podremos comprender?
Dime dónde están las flores,
dónde finalmente quedaron
dime dónde están las flores,
dime lo que sucedió
dime dónde están las flores
que las jóvenes cortaron tan rápido
¿Cuándo podremos comprenderlo?
¿Cuándo podremos comprenderlo?”

Sueño que el hombre sueña la paz y la paz llega para que los eternos muertos mueran para siempre en el recuerdo de la historia. Que su muerte acompañe a las flores que fueron cortadas en los campos del estruendoso silencio que los acoge.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Armas



En vista de que corren tiempos en los que es preciso manifestarse previamente a cualquier declaración para evitar equívocos, lo diré: soy absolutamente contrario a la libre posesión de armas de fuego. Tampoco soy homófobo, ni machista, ni maltratador, ni explotador, ni - lo siento enormemente - homosexual, ¡qué le voy a hacer!. Dicho esto, y ahorrándonos otras muchas declaraciones programáticas de semejante índole y dejando claro que, si bien soy rojo, tampoco comparto los desvaríos de Zapatero, podemos entrar en harina.
Leo en El Mundo que “Ocho armerías de Texas son las mayores proveedoras de los narcos en México”. Imagino que el FBI no se habrá gastado todo el presupuesto en esto, de la misma forma que tampoco habrá tenido que emplear mucha neurona para imaginarlo, pero a mi se me gustaría, por una vez, contar una anécdota personal que ilustra la noticia.
La cosa transcurre en una apacible comida de Puerto Vallarta durante un congreso de la Asociación de Editores Mexicanos, acto al que acudían los dueños de los diarios mexicanos atentos a la necesidad de coordinarse para seguir haciendo, más o menso, lo que les diera la gana con el estado, que para es ellos eran los ricos y los que, de verdad, mandan en el cotarro.
Era la época –no recuerdo exactamente la fecha – en la que un franco tirador de los EEUU había sido detenido tras haber matado a varios paisanos disparando desde una furgoneta. La conversación me dejó perplejo: de los 8 que estábamos en la mesa, 7 se pusieron a comentar calibres, municiones, velocidades, capacidad de penetración de blindajes, marcas y modelos de rifles y armas cortas para acabar por preguntarme, asombrados: ¿Y tú, no comentas nada? Cuando les dije que era un tema del que lo desconocía todo, los asombrados fueron ellos, pues no podían imaginarse una actividad normal sin armas: ellos, sus guardaespaldas y otros cuerpos de seguridad que controlaban sus redacciones y negocios, conviven con las armas de la forma más natural del mundo. Tan natural que luego me enteré, estupefacto, de que uno de los cordiales comensales, le había descerrajado dos tiros a un cristiano en una discusión de tráfico. Dos añitos en la nevera de paseo por Arizona, su caso al juez adecuadamente domesticado y a la familia del finado que le den dos duros, que aquí no ha pasado nada.
Estados Unidos es, en este y otros muchos casos, un ejemplo claro de cinismo: vende armas a los narcos y los equipa de arriba abajo para dotarles de un armamento ultra moderno y mucho mejor que el que la policía mexicana puede comprar, pero le pide a su vecino que acabe con los narcotraficantes. Estupendo.
La Asociación del Rifle manda y a la enmienda no se cuantas no le mete mano nadie, de forma que han conseguido que las armerías de Estados Unidos den verdadero miedo. Si alguien se ha hecho la falsa idea de que no me gustan las armas, se equivoca: me encantan. Aprendí a tirar de pequeñito y tanto mi padre como, curioso, mi madre eran aficionados a hacer puntería, así que aprecio la belleza de los trabajos de artesanía en ellas; pero ese disfrute, que es posible en las armerías europeas, desaparece en los USA: Allí no se trata de hacer puntería ni de mariconadas semejantes, no; allí se trata de matar gente y eso, no mola nada. Y si alguien lo duda, que mire la foto y compare esa imagen con lo que tiene cerca para comparar. ¿A que no se parece en nada? Pues eso, que se dejen de hipocresías y que sean conscientes de que está claramente demostrado que, cuando hay armas a disposición de la gente, los asesinatos suben como la espuma, que la cosa es sencilla: si todos piensan que el de delante está armado, las pistolas y los tiros salen fácil. Si todos tienen un arma, la frustración se convierte en tiroteo ala mínima provocación. Si nadie puede tirar de gatillo, la cosa se complica. Sencillo, ¿no? Eso, si: el negocio se va al carajo, pero como a mi eso no me importa, que les vayan dando.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Hay que andarse por las ramas

Un árbol rendido al tiempo nos cuenta historias pasadas de reyes y peregrinos

Desde siempre hemos oído, precisamente, todo lo contrario. Se nos ha pedido que “no nos andemos por las ramas”, como si las ramas no fueran importantes, como si el discurso tuviera que quedar circunscrito a aquello que todos consideran como importante sin caer en la cuenta de que “todos” no es lo mismo que “los adecuados”; que “todos” no es lo mismo que “los que saben”; que ese todos y el “los que importan” se diferencian tanto que justifican siglos de guerras o de diferencias sociales irreductibles.
¿Que aporta el TODOS? En este caso, nada, porque las ramas a las que me refiero configuran y constituyen un universo que podemos contemplar siempre con asombro y con el eterno descubrimiento de todo lo que es nuevo y nos emociona. Siempre el momento será diferente; la luz nunca será la misma; nuestro ánimo cambiante y diferentes los musgos y líquenes que cubren las ramas de los pinos y los robles que bordean el precioso camino que desciende, desde el Puerto de Navacerrada, hasta el pueblo de Valsaín.
Camino Real que conducía a los Reales Sitios de La Granja de San Ildefonso y que hoy, pasada la historia por encima de sus gastadas piedras, ha quedado para solaz y disfrute de caminantes que recorren sus valles con todo tipo de necesidades ocultas en las botas o bicicletas.Camino de Santiago durante un trecho hasta el desvío segoviano que se abre hacia la izquierda. Son, más o menos, 20 kilómetros de asombrosos paisajes; de pinos torturados que retuercen sus ramas bajo el paso de las nevadas de siglos; testigos de una historia que tratamos de olvidar pero que, desde el piñón a la muerte, se deslizó bajo sus ramas cuando las expediciones reales se trasladaban desde Madrid al Palacio de la Granja o veían pasar al peregrino camino de lejanos campos de estrellas cercanos al “finis terrae”.
Hoy, como el esqueleto de la foto, ya no pueden contarnos más; de sus secas ramas ya no se desprenden piñas y piñones; en sus horquillas no construyen nidos las águilas o los cuervos; solo pasa el tiempo entre los desnudos muñones descarnados que no se acuerdan del verde de la primavera ni de las aguas del otoño.

Cerca de ellos, cerca de esos pinos altos y tallados por la mano de los expertos leñadores del valle, se deslizan torrenteras y regatos que saltan, como cabras, de risco en risco y de puente en puente atravesando el camino sin dañarlo. Sabios los artesanos que hace décadas dejaron marcado el modo en el que acomodar el viaje del agua hasta los valles para que no se llevara por delante suelos y cercas; obstáculos que se dejan atravesar sin sufrir daño en por las riadas anuales.
El camino se abre entre pinares bien cuidados, con paisajes enormes, preciosos, amables que se ofrecen a los pasos tendiendo alfombras de suaves verdes y barros delicados que invitan al caminante a disfrutar en cada paso; de cada suavidad bajo sus pies. Hay poco sitio en la memoria para acumular tanta enorme belleza, hay que calmar el deseo de volver a cada rato para recordar el detalle; el olor, la sensación del aire en la cara; de buscar el tiempo necesario para preguntarle a cada tronco que llama nuestra atención por su propia historia y que nos la cuente despacio, acomodando el discurso al tranquilo y reposado ritmo de un vino bien compartido.


Los caminos de estos valles se olvidan del pasmo del viajero cuando, abiertos a los cielos, nos dejan ver cimas y crestas que ofrecen espectáculos inmensos; sendas abiertas a praderas y collados en los que se adivina el buen pastar de ganados asentados en la zona tras siglos de crianza. El camino de hoy ha sido un largo sobresalto de belleza en belleza sin reposo que hace olvidar el madrugón necesario para no alargar demasiado la mañana en la excursión y retrasar la comida.


Pocas veces doy tantas referencias, pero si alguien se ha quedado con la tentación de seguir los pasos, que busque mapa y más fotos en

http://trotamontes.org/marconavacerradagranja.htm

No se arrepentirá, de verdad.



viernes, 10 de diciembre de 2010

Sueños envenenados

¿En que momento se cambia la gloria por un sueño envenado?

Marta Domínguez, en compañía de muchos otros, ha caído en manos de los titulares de prensa que jalean lo espectacular de la noticia: la mejor atleta española, acusada de...estar relacionada con el dopaje de deportistas. Una más; otro mito que se diluye en el ácido recuerdo de la trampa; otro ejemplo fallido para los más jóvenes que ven, en cada medalla, en cada récord y en cada victoria, la demostración evidente de que sólo se gana apoyándose en el doping.
No es verdad de una manera rotunda y completa, pero sí es cierto que hay disciplinas deportivas que han colocado la gloria más allá de la capacidad orgánica de ser humano. El atletismo ha evolucionado de tal manera que aspirar a las medallas, o a los récords, está sólo al alcance de los superdotados que, además de serlo y disfrutar de una genética especial, cuentan con apoyos técnicos, médicos, económicos y de cualquier otro que, todavía, no haya sido declarado ilegal.
La exigencia hace que el atleta vaya media hora por delante de los que siguen el rastro de las sustancias que aportan un extra calificado de ayuda ilegal, pero ...¿de verdad le importa a la gente que acude a los estadios si el velocista que los ha dejado asombrados con una marca de 9,32seg en los cien metros se ha metido, o no se ha metido, mayonesa en vena? Esa es la clave de todo: el “show business”, las televisiones que pagan enormes cantidades en pos de lo imposible, de la marca estratosférica, del espectáculo heroico o de vaya Vd. a saber que cosa que nada tiene que ver con el deporte.
Si a un ciclista se le exige subir cinco puertos con hora fija para que el final de la etapa coincida con el horario adecuado; si un velocista debe correr en menos de 9,80 los cien metros o los 5.000 metros en 12 minutos; si los últimos 400 metros de una carrera de 10.000 hay que hacerlos en 50 segundos, la cosa se pone “muy chunga” para seguir creyendo en las bondades del hidrato de carbono a palo seco.
La falsedad debe terminar, pero debe terminar para todos: para los que se meten de todo en aras de la marca y para los que sólo por la marca entienden el negocio. El deporte profesional sólo tiene un camino: o renuncia a la exigencia de rendimientos antinaturales, o levanta las barreras y que la gente se meta lo que quiera para conseguir mejorar el espectáculo. Mientras tanto, todas las salidas de las finales de 100metros; todos los finales en alto del ciclismo; todos los lanzamientos imposibles y las marcas de súper hombres, dejarán un rastro químico sobre las alfombras que llevan al pódium.
Es sencillo, pero da pena tener que renunciar, una y otra vez, a la parte positiva del ejemplo que supone tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanta lucha, tanta disciplina y tanto sudor sólo porque el ídolo ha necesitado, para seguir en la lucha, apoyarse en algo que está prohibido. Una verdadera lástima.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Elogio de Vargas Llosa

Por si alguien no quiere leer pero si escuchar, que vale la pena, de verdad.
Antes de seguir: si alguien no ha leído el texto íntegro del discurso de Mario Vargas Llosa en Estocolmo, que por favor, antes de hacer nada más, ni comer, ni dormir, ni ver la tele, que actúe sobre el siguiente enlace y se disponga a pasar un rato muy agradable para luego, volver por aquí a ver si está de acuerdo con lo que voy a escribir.   

El discurso, desde el punto de vista formal, es perfecto: pleno de cariño y amor por la palabra, por el oficio y por el cotidiano milagro de la escritura. Consagra la lectura como uno de los más grandes hitos de la humanidad, si no, el más grande. Habla con admiración y agradecimiento de los grandes autores que le enseñaron a convivir con su propia pasión y le permitieron alcanzar una perfección formal magnífica, virtud de la que hace gala en toda su obra.
Me gustan los aspectos formales, pero el fondo es tan humano, tan sencillo en la explicación de su evolución personal, tan biográfico en sus descubrimientos, experiencias y vivencias que consigue dar una imagen pulcra, sencilla, normalizada y cercana que es magnífica. No comulgo con sus opiniones, pero me da exactamente igual, pues están llenas de su propia razón, personal e intransferible que respeta lo que merece respeto y denigra lo que, según entiende el autor, debe ser denigrado. Es curioso que no hable mal de las personas, sino de los sistemas, pues creo recordar que no hay mención alguna de un nombre concreto. (Es posible que me equivoque, pero como lo volveré a leer varias veces, si es así, rectificaré)
En las 19 páginas del discurso podemos encontrar afirmaciones brillantes, como cuando escribe, refiriéndose al momento en el que aprende a leer y escribir que “es la cosa más importante que me ha pasado en la vida”. Y, probablemente, también la más importante que le ha sucedido a la humanidad; que gracias a ese arte y a esa herramienta, es capaz de acumular, en los libros y documentos, el acervo de conocimiento de muchas vidas; las emociones de muchos mundos y las pasiones de todos los dioses que en nuestra imaginación viven. Vivimos la lectura y la escritura con el mismo desprecio que vivimos muchas otras grandes cosas de nuestra vida, así que es bueno que alguien, dedicado al arte de contar cosas, nos recuerde que es feliz haciendo lo que hace y dedicando su vida a algo tan trivial como inventar cuentos y narrarlos.
Reparte, generoso, elogios y bendiciones a sus colegas escritores, sin que sus diferencias ideológicas interfieran en la admiración de las obras por ellos firmadas y al hacer grandes a los otros, se engrandece a sí mismo y a su trabajo. Inteligente demostración de que sólo es grande el triunfo sobre el grande, no sobre el pequeño. Habla, también, de la universalidad que aporta el deseo de conocer y dejarse contagiar por otras culturas y sistemas de vida, lo cual le lleva a denigrar, como armas con igual capacidad de destrucción, a la religión y al nacionalismo; o lo que es igual: a lo excluyente, a lo cerrado, a lo intransigente y a lo dogmático. Lo firmo sin dudar ni un segundo.
Y como no quiero alargarme, especialmente genial todo el desarrollo que realiza sobre el odio a lo español en Latinoamérica. Sencillamente genial y auto inculpatorio, asumiendo que, separados de España hace doscientos año, los países quejosos de la herencia española, tampoco han hecho nada para remediar aquellos males con los que siguen conviviendo tras la liberación del opresor, que dos siglos dan para trabajar mucho y no se ha hecho nada.
Me parece estar oyendo a mis amigos más marxistas despotricando de mi entreguismo, pero de verdad: ¿no os gustaría que en España los discursos políticos se realizaran con tanta reflexión, educación respeto y armonía como este discurso muestra? Y pos si alguien se queda en el estereotipo del anti castrismo: este señor apoya el matrimonio homosexual, las leyes de divorcio y aborto, todos los avances sociales habido y por haber y si, es muy conservador en lo económico, pero ojalá toda la derecha americana fuera igual: sería una maravilla, de verdad.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La palestra del enebro

Un enebro de la zona mostrando todo su esplendor

Allí donde es imposible imaginar la comodidad o la mesura; justo allí donde el clima manifiesta toda su crueldad; allí donde el viento reina inclemente, se alza el enebro para dejar constancia de su capacidad de pelea. Hoy, cuando la ecología nos habla de medio ambiente sostenible; de especies que se integran de forma armónica con la naturaleza, se yergue el enebro para demostrarnos que su vida se consagra a otras metas más altas.
Suele el enebro enraizar entre imposibles rocas graníticas de las que parece extraer dureza y permanencia, elevando su tronco cobijado entre ramas que ocultan, pudorosas, la esencia de su alma recta y bien cubierta de rugosa corteza. Es el enebro árbol que consagra su existencia a la solitaria meditación sobre la vida; deja que el tiempo madure sus pensamientos y, de lustro en lustro contrasta con esos vecinos, cercanos pero solos, las sesudas conclusiones de un pensamiento tan cerrado como la oronda forma de su contorno.
Odia el enebro la escueta figura del ciprés, tan seco, tan simple, tan ajeno a la compleja elaboración de las redondeadas formas de su contorno. Como las figuras de Rubens, se necesita el enebro redondo y completo; inacabable en su propia esfera sin fin ni principio.
Se retuerce el enebro para resistir el cruel viento norte, seco y frío; se ofrece al viento del oeste, húmedo y tormentoso, pero se cierra al viento del sur, ese seco viento de verano que amenaza extraer la humedad de sus raíces de granito y tierra antigua. Adoro esos terrenos de enebros que forman una línea quebrada contra el cielo de tormenta; una línea estable, orgullosa y retadora que hace frente a la sierra como una sierra verde, sensible y vegetal que participa de la esencia de la roca.

Sin la mano del hombre que desnuda su tronco parece, el enebro, un albergue natural para el más débil: los animales y pájaros que llegan a su oscuro interior para cobijarse del clima de la zona.
De vez en cuando, en las altas fincas de los páramos, se ven enebros compartiendo espacio con encinas curiosas que quieren aprender el secreto del orgullo de esos árboles; orgullo que ellas no entienden y miran, arrobadas, con admiración callada, como si esa proximidad les pudiera contagiar algo.
Esos enebros de la comarca son tesoros vivos y antiguos que resisten el empuje de esa locura de construcciones y especulación; enebros que hablan de cuando el campo era campo y el invierno una época de muerte y esfuerzo. Hablan los enebros de mis campos de la debilidad de esas especies que habitan los civilizados jardines de las casas lejanas, cuentan historias de pastores y ganado; de fríos y vientos secos y crueles que dejaban los campos helados y sin vida; de tierras dormidas olvidadas del sueño de la primavera. Que no se pierdan los enebros cercanos, que si se pierden, perderemos con ellos siglos de sabiduría y trabajo; de conocimiento sobre huellas y especies, de lluvias, vientos y cielos bajo los que el hombre se hizo sabio antes de olvidarse de todo lo que los enebros le enseñaron luchando, siglo a siglo, en la palestra de las secas tierras de esta Castilla cruel.

martes, 7 de diciembre de 2010

Monotonía


"Los judíos deben ser conscientes de que no hay futuro en los Países Bajos", dijo el ex comisario europeo Frits Bolkestein. Este es un titular que, en contra de lo que sería lógico y coherente, se encuentra hoy mismo en un medio de internet. Una noticia de hoy que no retrotrae a épocas remotas; una noticia con sabor a “progrom” a expulsiones medievales, a miedo, a extraño, a distinto: a enemigo, en definitiva.
El discurso, en contra de lo que podría parecer, esconde un racismo absoluto, en este caso dirigido contra los inmigrantes magrebíes residentes en Holanda. Como ellos son muchos y crecen más de lo conveniente, no os podremos proteger, manifestación que pretende movilizar a la influyente comunidad judía en contra de los que, según ellos piensan, deben ser sus enemigos naturales.
La inmigración islámica es una riada que aporta luces y sombras; una aportación de la que nos apetece aprovechar su humildad y predisposición a aceptar trabajos humildes y mal pagados, pero que también impulsa una religión feroz que, manejada como elemento cohesionante contra esa misma situación, llega a ser explosiva y demoledora.
Si algo ha demostrado su capacidad de destrucción a lo largo de la historia es la religión, pero lo que está naciendo en Europa nos puede llevar a unos niveles de odio, violencia y desgarro desconocidos hasta ahora. Lo que se está gestando es un todos contra todos que llenará calles y plazas de sangre y fuego, que nadie lo dude.
Hace unos días comentaba que la interculturalidad no se había iniciado, de la misma manera que no se ha iniciado una verdadera integración, ni desde aquella orilla ni desde esta, pero es que, por si algo faltaba, unos inconscientes invitan a bailar al tercero, a la que faltaba, a la primera religión del libro, a la más experta y documentada en cuestiones de odio, racismo, persecución y sangre: es para salir corriendo.
Europa ha necesitado cuasi esclavos y los ha tenido. El problema es que esos cuasi esclavos no se han convertido, no antes ni ahora, en europeos, ni por religión ni por mentalidad y eso se ha producido por comodidad, miedo y dejadez, que no por solidaridad o respeto a sus particularidades culturales.
Suenan los clarines del miedo y de la guerra y a esa llamada acudirán muchos, los más temerosos, los más inseguros, los que en el otro sólo ven a su enemigo sin darse cuenta de que el verdadero enemigo es que genera los discursos del odio; el enemigo de siempre no ha cambiado y sabe donde encontrar las huestes sedientas de sangre. Malos tiempos para la humanidad cuando la monotonía del odio vuelve a los titulares de prensa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Una nueva libertad



El ex-presidente Aznar reivindicando su derecho a conducir a toda pastilla y borracho como una mona "mientras no poga en peligro a nadie"
Desde hace unos meses, vengo dándole vueltas a una idea que se nos está metiendo en la cabeza como si fuera verdad o parte de la naturaleza básica de la palabra, de su definición ética y consensuada, pero a la que, creo, debemos darle un par de vueltas antes de dejar que esa nueva interpretación se asiente en nuestras neuronas, que luego no hay forma de sacarla de allí.
Con motivo de las limitaciones a la ingesta de alcohol para poder conducir, de la obligatoriedad de llevar cinturón en el coche y casco en la moto, o de la previsible prohibición del consumo de tabaco en lugares comunes, se viene oyendo la reivindicación de la libertad individual como paradigma equivalente al “no me diga Vd. lo que tengo que hacer, que ya soy mayorcito”.
Es un discurso que empieza a quedar bien e incluso “moderno”, que aporta un cierto componente romántico de rebeldía frente al poder; de ser ajeno al estado –sueño muy español – y asumir las consecuencias de nuestros actos como seres coherentes y morales, pero discrepo frontalmente de esos planteamientos, lo siento. Una de las invenciones, con las que se ha conseguido medio definir los límites de la libertad individual, es esa que afirmaba que “la libertad de cada uno termina donde empieza la de los demás”, algo con lo que todos, más o menos, hemos ido andando por la vida sin que nos haya ido demasiado mal. Ahora hay algunos que quieren quitar una parte importante de la frase y dejarla en algo parecido a “la libertad individual no acaba en ninguna parte, salvo en la voluntad del individuo por hacerla acabar”.
Un conductor borracho como un piojo no está ejerciendo ningún acto de libertad: está poniendo en peligro vidas ajenas y debe ser tratado como un delincuente. Alguien que no usa casco o cinturón de seguridad, está aumentando los costes médicos de su tratamiento que no sólo paga él, pues si fuera así, todavía podría entenderse que es libre el que se hace cargo de la factura del hospital derivada de su imbecilidad, pero no es el caso. Alguien que convierte un coche en un misil de baja cota que amenaza el tráfico a más de 200 por hora, no es un conductor habilidoso, no: es un peligro potencial para todos los que circulan por esa carretera. El fumador – hablo como ex fumador cuasi compulsivo – es tan libre como puede serlo un heroinómano y perjudica a los demás mucho más que éste, que mientras pueda “picarse” es el ser más inofensivo del mundo. Otra cosa es no pueda, pero sigue sin ser libre, que es de lo que hablamos ahora.
¿Estamos dejando que el concepto de libertad se convierta en una idea egoísta? Si es así, como me temo, tendremos algo muy peligroso anidando en nuestros cerebros y que, lisa y llanamente, relaciona la libertad con la capacidad adquisitiva, con el poder físico o con la posibilidad de ejercer una acción satisfactoria, que no tiene consecuencias contrarias porque estoy en una situación que me permite evitarlas, no porque no hagan daño a alguien. Sería el estereotipo del que incumple las reglas de tráfico “porque puede pagar la multa” despreciando el substrato de la norma y la necesidad de regular nuestros comportamientos sociales.
Es un goteo ideológico que me preocupa desde hace tiempo y que, para mi sorpresa, entra suave en las cabezas de mucha gente a la que conozco y que, curiosamente, suele provenir de aquellos que, en muchos otros aspectos éticos, religiosos y morales, se inclinan por el más absoluto prohibicionismo. No son todos, pero un elevado porcentaje de esos que suelen lanzar proclamas contra la prohibición del tabaco o del límite de velocidad en los coches o en la cuota de alcohol, luego son fervientes defensores de otras prohibiciones que, esas sí, atienden a la defensa de posiciones personales ejercidas y mantenidas como resultado de la aplicación de una libertad personal que no es nociva para nadie más. Si tomamos el ejemplo de las leyes de divorcio, veremos que los mismos “libertarios” de la nicotina, se colocan frontalmente en contra, igual que se manifiestan indignados por la posibilidad de que dos homosexuales hagan público un contrato de convivencia que, desde siempre, ha venido en llamarse “matrimonio”. En cuanto a los posicionamientos religiosos, se parte de la idea de “lo que es mío –mis símbolos, imágenes, ritos etc – no molestan a nadie” mientras que los del otro “si me molestan a mi”; de forma que lo adecuado y coherente es prohibir los del otro y dejar los míos. Que a unos nos moleste enormemente que los símbolos civiles, que nos pertenecen a todos, acompañen manifestaciones religiosas, es algo que se entiende como “prohibicionista”, como reglamentista y poco favorable al ejercicio de la libertad. Y no estoy exagerando un ápice, de verdad.
Es curiosa esa limitación de la libertad: los actos que pueden perjudicar a terceros se reivindican como libres, mientras que los que sólo afectan a un individuo y a nadie más, se castigan con la prohibición, como si los últimos siglos de luchas en nombre de la libertad de pensamiento, de la libre opción de la sexualidad, de la reproducción o de de la religión, no tuvieran nada que ver con la verdadera libertad y con la cohesión y maduración de una adulta “sociedad libre”.
Yo, por si acaso, voy a seguir pensando, que todo esto no me acaba de convencer, de verdad.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Duelo al sol

Sin comentarios.

Como en las películas de oeste, los controladores han citado al gobierno para un duelo bajo el sol, sin negociaciones, sin concesiones: sólo puede quedar uno y eso implica, para todos, llevar la postura hasta el final. Y retar al estado es peligroso. El estado es algo enorme, lento, pesado, implacable y anónimo que, al ponerse en marcha contra el enemigo, es capaz de movilizar muchos recursos.
Los controladores han venido jugando el juego del miedo y, hasta ahora, les había salido bien. Los últimos gobiernos, desde González a Aznar, les habían dejado ganar las batallas en aras de la tranquilidad mediática y social, pero las últimas conquistas habían llevado a ese colectivo hasta la borrachera del absurdo. El último convenio firmado por el gobierno de Aznar implicaba ingresos de hasta 600.000€ al año y no hay consideración política que pueda aguantar ese estado de cosas en plena crisis.
Se han creído imprescindibles –nadie lo es – y, lo que es peor, creyeron que podían tomar como rehenes para el mantenimiento de sus privilegios de casta a todo un país que soñaba con disfrutar de unos días de olvido. Ni lo uno, ni lo otro. Por un lado, los rehenes se han sublevado y piden sus cabezas, no las del gobierno y en contra de lo que habían calculado, el Gobierno ha aceptado el duelo para plantear una lucha sin cuartel y hasta el final. Es lo malo que tiene cabrear a la bestia; que una vez en marcha es imposible pararla.
Desconozco las consecuencias legales y los procedimientos adecuados para sancionar, o intentar sancionar, a este colectivo, pero la sociedad exige sangre y el gobierno está obligado al sacrificio, de forma que me imagino que habrá despidos –procedentes o no, según dicten los tribunales y todas las apelaciones habidas y por haber aunque estemos años tras ellas- habrá querellas de asociaciones y del propio estado reclamando indemnizaciones por los daños ocasionados por aquellos que, si se demuestra así, abandonaron sus puestos de trabajo atendiendo a una interpretación forzada de la ley, algo que los tribunales valorarán en su justo término.
Los controladores no han hecho huelga; los controladores se han limitado a dar una patada en los cojones del estado pensando que no pasaría nada, pero se han equivocado y la fiera se ha revuelto para clamar justicia. Han querido dar donde más duele y los han conseguido, así que se han convertido en el símbolo de la frustración de todo un país que pide su cabeza. Esta sociedad lleva años tragando quina con la crisis, con los despidos, con los ajustes y con un gobierno “groggy”, y los controladores han conseguido reunir todo ese cabreo poniéndoselo a huevo a un gobierno que, ahora, sólo tiene que hacerlos picadillo para recibir un escueto y lacónico, “menos mal” por parte de los ciudadanos.
Los controladores la han cagado de verdad y no sería extraño que, como los tribunales acepten querellas, alguno se vea condenado a pagar compensaciones millonarias de su propio patrimonio. El estado tiene recursos para pagar indemnizaciones millonarias por el despido de todo el colectivo, pero como las sentencias sean favorables a los demandantes, públicos y privados, la cosa se les puede poner muy cuesta arriba a estos inconscientes.
Al gobierno sólo un pero: cuando se trata con gentuza de esa clase, siempre hay que tener previsto lo peor, así que lo de las intervenciones militares deberán haber restado previstas, ensayadas y bendecidas hace meses, que parece que hemos perdido bastante tiempo y hay bastantes matices, falta de homologaciones y capacitaciones etc. Ese es el único borrón, pero en el resto de cuestiones, ni una objeción: duro y a la cabeza, que un país no puede estar en manos de una casta privilegiada que no es consciente ni de sus privilegios, ni de las obligaciones sociales que justifican esos privilegios.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Traducciones innecesarias

¿Todavía hay que explicar que en diplomacia se dice lo contrario de lo que se piensa?

Sólo dos párrafos para comentar el teórico escándalo organizado en torno a la presión realizada por los políticos sobre el poder judicial . Los papeles de Wikileaks me parecen mu claros, pero como hay mucho sepulcro blanqueado, vamos a traducir, asumiendo que si hay alguien lejano al lenguaje diplomático, ese soy yo:
“Los ministros se están moviendo rápido” Chicos, ya están los yankies dando el coñazo: buenas palabras y todos quietos.
“El fiscal general es quien debe atender estas solicitudes. Nuestro claro apoyo a las posturas manifestadas por el Sr. Embajador” Y que coño quiere que haga yo si el Fiscal pasa del tema y no hay forma de que se entere.
“La rabiosa independencia del poder judicial”. A ver si te enteras, tío “pesao”: en este país los poderes están separados y como se me ocurra dar el coñazo a un juez, tengo una liada en toda la prensa de las de órdago, algo que no conviene ni a tus intereses, ni a los míos. ¿Lo tienes claro?”
Vamos, que tampoco hace falta ser muy largo como para no darse cuenta, por la transcripción leída, que ambos lados hacían su papel: el embajador pedía y el gobierno hacía que hacía. ¿O es que somos todos gilipollas? Por favor, que somos mayorcitos y a todos nos han dado largas como para no darse cuenta de lo que se lee entre líneas.