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viernes, 10 de diciembre de 2010

Sueños envenenados

¿En que momento se cambia la gloria por un sueño envenado?

Marta Domínguez, en compañía de muchos otros, ha caído en manos de los titulares de prensa que jalean lo espectacular de la noticia: la mejor atleta española, acusada de...estar relacionada con el dopaje de deportistas. Una más; otro mito que se diluye en el ácido recuerdo de la trampa; otro ejemplo fallido para los más jóvenes que ven, en cada medalla, en cada récord y en cada victoria, la demostración evidente de que sólo se gana apoyándose en el doping.
No es verdad de una manera rotunda y completa, pero sí es cierto que hay disciplinas deportivas que han colocado la gloria más allá de la capacidad orgánica de ser humano. El atletismo ha evolucionado de tal manera que aspirar a las medallas, o a los récords, está sólo al alcance de los superdotados que, además de serlo y disfrutar de una genética especial, cuentan con apoyos técnicos, médicos, económicos y de cualquier otro que, todavía, no haya sido declarado ilegal.
La exigencia hace que el atleta vaya media hora por delante de los que siguen el rastro de las sustancias que aportan un extra calificado de ayuda ilegal, pero ...¿de verdad le importa a la gente que acude a los estadios si el velocista que los ha dejado asombrados con una marca de 9,32seg en los cien metros se ha metido, o no se ha metido, mayonesa en vena? Esa es la clave de todo: el “show business”, las televisiones que pagan enormes cantidades en pos de lo imposible, de la marca estratosférica, del espectáculo heroico o de vaya Vd. a saber que cosa que nada tiene que ver con el deporte.
Si a un ciclista se le exige subir cinco puertos con hora fija para que el final de la etapa coincida con el horario adecuado; si un velocista debe correr en menos de 9,80 los cien metros o los 5.000 metros en 12 minutos; si los últimos 400 metros de una carrera de 10.000 hay que hacerlos en 50 segundos, la cosa se pone “muy chunga” para seguir creyendo en las bondades del hidrato de carbono a palo seco.
La falsedad debe terminar, pero debe terminar para todos: para los que se meten de todo en aras de la marca y para los que sólo por la marca entienden el negocio. El deporte profesional sólo tiene un camino: o renuncia a la exigencia de rendimientos antinaturales, o levanta las barreras y que la gente se meta lo que quiera para conseguir mejorar el espectáculo. Mientras tanto, todas las salidas de las finales de 100metros; todos los finales en alto del ciclismo; todos los lanzamientos imposibles y las marcas de súper hombres, dejarán un rastro químico sobre las alfombras que llevan al pódium.
Es sencillo, pero da pena tener que renunciar, una y otra vez, a la parte positiva del ejemplo que supone tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanta lucha, tanta disciplina y tanto sudor sólo porque el ídolo ha necesitado, para seguir en la lucha, apoyarse en algo que está prohibido. Una verdadera lástima.

1 comentario:

  1. no entiendo cómo ésta chica ha tirado por la borda toda una vida deportiva y un prestigio personal y referente para muchos, esto se me escapa

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