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lunes, 31 de mayo de 2010

domingo, 30 de mayo de 2010

Valor de marca




Hay algunos productos, algunas marcas que consiguen entrar en nuestra vida y marcar un terreno como propio. Consiguen trascender de lo material y aportarnos algo, un sentimiento, un recuerdo o una nostalgia que sin saber muy bien la razón, hacen que se conviertan en objeto de nuestro deseo.
Ayer, en una conversación de la cena, un amigo comentó que le gustaba la Norton Commando, verdadero icono del motociclismo de los 70 que enamoró a los moteros y mandó a muchos de ellos al hospital, pero satisfechos porque la que los había mandado a la sala de traumatología había sido su Norton Commando.
Ahora, muchos años de silencio y olvido después, hay varias marcas que renacen para volver a conectar sentimientos y emociones entre la memoria colectiva de los aficionados: Triumph y Norton, dos emblemas tan ingleses como pueda serlo el té de las cinco; Moto Guzzi, Ossa y Bultaco y faltan otras ilustres caídas como la BSA y la Laverda.
El trabajo es brillante, la estética maravillosa y los complementos técnicos de última generación para que el disfrute sea completo y seguro. La única lástima es que su precio corresponde a una producción casi artesanal y por lo tanto, casi prohibitiva. El consuelo es que algunos podrán permitírselo y volveremos a oír sus motores cuando paremos en los semáforos y volvamos la mirada hacia esos emblemas que nos volverán a emocionar como cuando teníamos quince años y queríamos sentir el viento en la cara y el empuje de todos sus caballos en el trasero.

Paisanaje Urbano



Plaza de los Delfines a la una de la madrugada. La noche de Mayo templa el aire y las horas se han venido para hacerse largas en las ganas de diversión de los veinteañeros que ocupan las aceras. Bolsas y botellas se agrupan en la pretil de la boca del metro; los bancos ofrecen asiento a los grupos que se ocupan en liar porros con los que llenar de tufo el ambiente y la calle entera; ellos y ellas por separado, distantes, ni siquiera jugando a la mutua observación.
Van pintadas como puertas, vestidas para matar sobre vertiginosos tacones que les machacan los pies y hacen que, desde el inicio, se busque el descanso a la tortura posando los pies descalzos en las bolsas de basura en las que portaron las bebidas. Las cucarachas, felices, se pasean buscando restos de patatas, panchitos o el azúcar de los licores que gotean sobre la acera y escalan los pies desnudos cuando toca.
Paseamos entre grupos a la una y volvemos a pasear entre otros grupos cuando salimos del garito en el que hemos tomado una copa para justificar la noche. Como escollos visibles entre las aguas, un grupo de carrozas se destaca entre la marea de jóvenes que ni siquiera nos miran curiosos o sorprendidos por la invasión de sus dominios. En el dominio de estos jóvenes, en la barra desde la que se suministran las copas a un ritmo sorprendente, hay un faro de seguridad que les reconforta cuando la noche se pone peligrosa o solitaria: perfectamente alineados en el mostrador, unas fuentecitas cuadradas y discretas permanecen llenas de chuches que se reponen constantemente. Un ancla con la niñez perdida; un cordón umbilical que con aquellos años en los que los problemas sólo vivían el tiempo que se tardaba en encontrar un dulce caramelo con el que reconfortarse. Un engaño que pretende ocultarles a la realidad de una situación compleja, complicada y muy hostil que les espera ala vuelta de uno o dos años; los que tarden en tenerse que poner a pensar en sus vidas; no el las vidas que sus padres soñaron para ellos.
Salimos del garito y recuperamos el aire fresco de la noche para ver los grupos crecidos, las miradas un poco más turbias en unos ojos en los que se reconocen los efectos del alcohol y del hachís. Sigue habiendo un ambiente de expectativa por lo que traerán las horas que están por llegar, pero los sexos siguen separados, ajenos, distantes, casi hostiles en el reparto de los lugares estratégicos.
Al fondo, las luces de Tiffani´s a las que se dirigen los pasos de todos como si de un faro marino se tratara. Ya van colocados evitando un gasto excesivo con los abusivos precios del alcohol en la discoteca. La noche espera divertirse mientras los jóvenes esperan que la noche les divierta. Las horas pasarán y para algunos, la noche habrá pasado esperando una llegada eternamente ausente.

sábado, 29 de mayo de 2010

Mutatis mutandi



Es curioso comprobar la influencia del paso del tiempo sobre las cosas; tanto en el aspecto personal como en lo que toca a la dinámica social. En el terreno personal es agradable ver crecer los matices; notar que las aristas se suavizan y los colores se mezclan en aquellos temas sobre los que nos gusta volver una y otra vez y a los que vamos añadiendo pinceladas y sombras sobre viejas luces. También es divertido ir descubriendo, en la historia, que es complicado encontrar cosas verdaderamente nuevas bajo el sol y que el ser humano tiene una marcada tendencia a volver siempre a los paisajes conocidos.
Sobre el cambio en la percepción de las cosas, suelo manejar una comparación de esas que acaban por definirme a mi mimo más de lo que definen aquello que quiero expresar, pero bueno, allá va: “Siempre digo que la diferencia entre los 20 y los 50 años a la hora de analizar las cuestiones es que, a los 20, si nos piden que digamos qué es una lejana mancha en la cima de una montaña, es probable que digamos una vaca de raza frisona, de 5 años y que da unos 30 litros de leche a día. A los 50, si nos ponen una vaca a medio metro de la cara y nos preguntan que es ese bicho, diremos algo parecido a que “visto desde aquí y con esta luz, yo diría que es una vaca.”
Y lo curioso es que esa posibilidad, nunca certeza, a mi me va dando más seguridad y confianza que la certeza de los 20, pues la convivencia con la duda no sólo no me quita nada, sino que me aporta inquietud y preguntas; hace que tenga ganas de seguir encontrando matices y colores; me hace sentirme vivo y curioso, tan vivo y con tantas inquietudes intelectuales, o más, que cuando a los 20 creía saber un montón de cosas que tanto esfuerzo  me ha costado olvidar.
Con la sociedad y con sus corrientes pasa un poco lo mismo, sólo que las sociedades se entregan a los descubrimientos de cada época con el fanatismo inexperto de la juventud, olvidando las lecciones colectivas que la historia va poniendo a nuestra disposición. Digo esto influido, sin duda, por el ciego entusiasmo con el que esta generación de neocons se ha entregado al arrebato místico de nuevo dios mercado. Poco les falta para dotarlo de personalidad propia, templo y curia, que estos cachondos se permiten escribir sobre la “sensibilidad del mercado” como si estuviera cerca de ser corpóreo y de carne y hueso. Estos chicos están dispuestos a llevarse por delante varios siglos de avances y modelos sociales sin concederse ni una duda o un titubeo: todo es poco para su idolatrado hijo mercado.
Es una moda que hará que la vida de generaciones enteras sea mucho peor que la de generaciones precedentes, en una involución curiosa y muy extraña históricamente, pero que será posible porque la globalización ha llegado al primer mundo y como una mascota mal criada, muerde la mano que le dió de comer. Hace años escribí, a propósito de la noticia sobre la facturación de Austrian Airlines en la India, que llegaría un momento en el que Austrian Arlines debería buscar sus clientes fuera de Austria, porque ese país se habría quedado sin la clase media que llenaba su aviones. Ese momento ha llegado y hordas enteras de trabajadores cualificados hacen cola en las oficinas del paro porque las empresas han descubierto que hay esclavos más baratos en otras partes. Europa –ahora Europa, algún día USA – ve como su sociedad debe retroceder décadas de conquistas a cambio de nada, de seguir dando negocio a las corporaciones que, en pocos años más, abandonarán el reseco cadáver que les alimentó cuando eran pequeñas.
El mundo seguirá mutando; las sociedades cambiarán y los verdaderos motores del mundo, el dinero, el poder y la ambición personal, buscarán acomodo allí donde menos resistencia encuentren para reinar, que eso de los pueblos unidos defendiendo su subsistencia – nunca más derechos, que eso es antiguo – es realmente zafio y ajeno a la limpia observancia de las leyes del mercado.

viernes, 28 de mayo de 2010

La frontera de lo pequeño





Hace unas cuantas entradas que hablaba de los trabajos en la zona roja, esa frontera donde el riesgo hace que las actuaciones del hombre puedan tener consecuencias irreparables. Todavía hoy, muchas semanas después del desastre, la BP no ha conseguido arreglar la salida de cientos de miles de barriles de petróleo desde las profundidades del golfo de Méjico. Mil quinientos metros bajo el mar supone invadir la zona roja, pero ¿Qué supone trabajar en el interior de lo pequeño? Hasta dónde podemos bajar en la escala y seguir conservando la naturaleza de la materia? ¿Podemos hacer que la materia ejecute órdenes concretas y que esas órdenes reparen tejidos, los destruyan o los unan?
Esa frontera, la frontera interior, lleva años en lucha silenciosa, pues es más espectacular la frontera espacial que la corporal y, sin embargo, dentro de nuestros tejidos, en laboratorios súper especializados, ya hay brigadas de micro máquinas trabajando y albergando tejidos que necesitan soportes que luego se absorben y no hemos hecho nada más que empezar.
Quedan pocos años para contar con máquinas que desprenderán y destruirán las placas de colesterol de nuestras arterias, colocarán estructuras sobre las que los tejidos se reproducirán; habrá máquinas que reconocerán células cancerosas y las atacarán; tendremos un ejército de micro esclavos sanitarios que trabajarán en las estructuras de nuestro cuerpo como ahora las brigadas de obras trabajan en fachadas o canalizaciones.
La Universidad de Toronto hace una lista de las diez aplicaciones estrellas de la nanotecnología que copio directamente:

Almacenamiento, producción y conversión de energía

Producción agrícola

Tratamiento y remediación de aguas

Diagnóstico y cribaje de enfermedades

Sistemas de administración de fármacos

Procesamiento de alimentos

Remediación de la contaminación atmosférica

Construcción

Monitorización de la salud

Detección y control de plagas

Informática

Si repasamos estos diez puntos, la pregunta resultante es directa: ¿Dónde no actuarán estas nanotecnologías? Una vez más, el ingenio del hombre busca fronteras que traspasar; retos que superar y conceptos que desarrollar. El Universo reta a la ciencia para que consiga entender y unificar lo muy grande y lo muy pequeño, a la vez quela mirada del hombre se dirige hacia las infinitas lejanías de las galaxias sin olvidarse de la infinita pequeñez de nuestro interior. ¿Conseguiremos reunir lo grande y lo pequeño en la misma construcción intelectual? ¿Qué encontraremos detrás de esa gran teoría unificada? ¿Cuándo –sólo es un problema de plazo – entenderemos las reglas de la física?

jueves, 27 de mayo de 2010

La verdad de los símbolos


Un titular, del que daré los detalles más tarde, me hace reflexionar sobre la verdad que habita en los símbolos y en la falta de conexión de esa verdad con las raíces históricas que los sustentan. Si a los nazis hitlerianos les hubieran explicado que sus veneradas cruces gamadas se remontan a las primeras representaciones de las galaxias en espiral, que se grabaron hace miles de años, en una zona tan alejada del ideal ario como la India, probablemente la cosa hubiera acabado mal.
A un símbolo no se le puede pedir verdad; se le pide carga emotiva, sentimental y visceral, pero muy poca racionalidad. Acercarse a los símbolos y a su tratamiento y status desde el plano intelectual es buscarse un fracaso absoluto y un dolor de cabeza inmediato. Como ejemplo, propongo el análisis de un símbolo al que todos estamos acostumbrados y hemos visto cientos de veces en las películas de romanos: las águilas de la legión. Si preguntamos, todo el mundo contestará que las águilas y la legión crecieron juntas y meterían la pata hasta el corvejón. Lo que ahora vemos como símbolo de las invencibles legiones supuso una afrenta y una revolución encabezada por un “hombre nuevo”: Cayo Mario.
Este militar, el mejor que ha dado Roma, tuvo que subvertir el orden establecido y reclutar soldados entre los denominados “capiti censi”, que ni siquiera eran ciudadanos. Hasta entonces, un legionario romano era, primero, ciudadano y luego, propietario: de un esclavo y de las armas y equipamiento que llevaba al combate. Mario, imposibilitado para reclutar entre una ciudadanía diezmada por los fracasos militares, recurrió al lumpen para formar sus legiones a las que dotó de un equipo militar nuevo (había sido legionario raso y sabía lo que funcionaba y lo que no) y de un símbolo de la oportunidad ofrecida: el águila de las legiones de Mario; la renacida esperanza. Su portador, el “aquilifer” era revestido de honores, de pieles de lobo o de león, seleccionado entre los más valientes y fuertes y debía proteger el águila con todos los medios a su alcance. Estamos hablando, aproximadamente, del año 100 A.C. Poco más de un siglo después, las águilas ya habían conseguido ser sagradas y cuando un general de Augusto, Varo, sufre una emboscada en los bosques de Teutoburgo y pierde cuatro legiones enteras y cuatro águilas, los cronistas cuentan de la desesperación del emperador y de los gritos nocturnos de “Varo, devuélveme mis águilas, devuelveme mis legiones”. Fueron buscadas por Tiberio y por Cáligula, pero fue Caludio el que, recurriendo a sus conocimientos de historiador, mandó un destacamento reducido a un lugar sagrado mencionado en una oscura crónica, recuperó los ya sagrados estandartes. De la subversión a la sacralización sin cambiar de función o de aspecto. No está mal.
Hoy, el titular culpable de este largo preámbulo, ha sido el siguiente: “Polémica exposición fotográfica de Winkler y Noah” y bajo él, las fotos de varias chicas crucificadas. La comunidad religiosa, la cristiana exclusivamente, cabreada como una mona y la cruz sacralizada sin tener en cuenta su evolución como símbolo.
La cruz fue, primero y ante todo, un símbolo de poder del hombre sobre el hombre. Es, en primer lugar, un instrumento de tortura cuya crueldad y capacidad para infringir daño no ha sido superado todavía. Los antiguos romanos buscaban árboles que hubieran sido hendidos por el rayo (nefastos y malditos) para sacrificar en ellos a las víctimas de la crucifixión, llevando el castigo hasta el más allá. Era tan atroz que no se podía crucificar a un ciudadano romano y en la práctica, el castigo era reservado para los esclavos reos de los peores delitos y para los elementos más subversivos de las provincias ocupadas. Ejemplos: César secuestrado por piratas, retorna a su guarida, los toma prisioneros y crucifica a unos 500. Craso, en su retorno victorioso de la expedición contra Espartaco, deja el lado derecho de la Vía Apia sembrado de 5000 crucificados cada pocos metros; muertos que permanecen colgados para mayor gloria del ejecutor hasta que acaba el año de su consulado. Unos quince meses de cadáveres ejemplificadores pudriéndose al aire.
Los primeros cristianos utilizaban el pez como símbolo de su religión y de la original vocación de su creador como “pescador de almas”. La cruz era el símbolo de la peor cara del imperialismo, de la opresión, de la esclavitud y de la crueldad del castigo infringido por Roma a los pueblos sometidos. Tanta era su crueldad que, cuando el verdugo sentía piedad y se ponía sentimental, para que el reo sufriera menos, le rompía las piernas para que muriera antes. Hombre, antes moría; pero jodido del todo y en medio de unos dolores atroces.
El símbolo de la cruz se consagra en un sueño, en una extraña premonición o visión de Constantino que , antes de la batalla que le dará el poder, ve una cruz en el cielo y oye las palabras “IN HOC SIGNO VINCES” (bajo este signo, o con este signo, vencerás) y ese signo le llevó a convertirse al cristianismo y a adoptar la cruz como símbolo de la unificación dogmática del imperio, bajo una religión ecléctica que tomaría sus mitos de todos los rítos presentes entre los pueblos conquistados. Desde Mitra hasta el Sol Indiges o Sol Invictus para dedicarle el domingo festivo, la simbología cristiana se lava la cara y hace de la cruz, antiguo elemento opresor, el signo de la liberación del hombre y de la redención de todos nuestros males. Hay que reconocer que la jugada es brillante e inteligente, tanto que hace inútil discutir sobre lo adecuado o inadecuado del mensaje de la exposición, que pretende poner de manifiesto el papel secundario de la mujer en nuestra sociedad; tan secundario como el de los esclavos crucificados hace siglos.
Personalmente me importa muy poco y lo único que me ofende es el oportunismo de saber que el uso del símbolo ajeno garantiza el revuelo y el interés por la exposición. Eso me parece cutre, rastrero y por completo contrario al imprescindible debate sobre la necesidad de alejar y separar lo religioso de lo civil en nuestra sociedad. Así no se hace causa.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Enfermedades extrañas

Sólo uno de estos presidentes se libró del virus, el que menos tiempo habitó el inmueble afectado. El actual parece inmerso en pleno proceso de infectación.

Hoy me gustaría hablar de un tema que, aunque ocupe cabeceras destacadas de vez en cuando, habita el silencio de lo extraordinario y de lo desconocido: las enfermedades extrañas. Hay una definición médica que las califica según el número de afectados por cada millón de habitantes, siendo requisito imprescindible que ese número sea muy pequeño.
Los que las padecen suelen tener unas vidas bastante perras, peregrinan de hospital en hospital y de médico en médico con la esperanza de que alguno les ofrezca un poco de esperanza; una vida mejor o un alivio para sus dolores, limitaciones o síntomas. El tema es grave y no admite bromas, pero hay una enfermedad que es, además de extraña, perniciosa para el colectivo social que la aloja; aunque sólo uno de entre cuarenta millones de humanos se vea afectado. Me refiero al famoso y nunca resuelto caso de infección viral que se manifiesta con síntomas diversos, muchas veces iguales de individuo en individuo y que conocemos como “síndrome de La Moncloa”. Este síndrome, que debería ser objeto de prioritaria atención de Psiquiatras, Psicólogos, epidemiólogos y de internistas cualificados y coordinados en un equipo de plena dedicación y vigilancia de 24 horas 365 días al año, hace que el sujeto se desconecte de la realidad aunque sus manifestaciones le hagan parecer lúcido. Es un reto profesional de primer orden, pero que debemos tomarnos en serio o, de lo contrario, seguiremos sufriendo sus consecuencias. Señales de alarma hay muchas y, habitualmente, se muestran con más virulencia en periodos de mayoría absoluta y cuando el habitante de la Moncloa supera los cuatro años de exposición al virus.
Es entonces cuando el paciente se muestra hiperactivo y subjetivamente lúcido, capaz de ver la realidad con una perspectiva que el resto de los humanos somos incapaces de discernir. La enfermedad, en su grado más grave, consigue que el paciente afirme cosas tan irreales como que “lo de Filesa es mentira”, “UCD es un partido cohesionado y homogéneo”, “Deben creerme, hay armas de destrucción masiva escondidas en Irak” o “la crisis no afectará a la economía española”.
Es entonces, justo cuando ya los síntomas son irreversibles y la vida intelectual del sujeto degenera, cuando se debería hacer oficial el diagnóstico del equipo médico y evitarle al paciente la larga espera que lleva al abandono del edificio y a su posterior convalecencia y cura. Y es que lo curioso es que si bien las secuelas permanecen unos meses en los que el sujeto, todavía estuporoso, piensa que sigue ocupando el poder y que su opinión y juicio siguen siendo importantes, al cabo de unos meses de indiferencia y silencio, recupera su vida normal y es, incluso, capaz de comportarse normalmente.
Soy demócrata como el que más, pero haber visto a cuatro presidentes sufrir los efectos crueles de este virus, me hace exigir a la sanidad pública que tome medidas y cree ese comité médico que nos evite espectáculos como el que ahora nos obligan a contemplar. Desalojo, elecciones y mucha, mucha vigilancia sobre el nuevo sujeto expuesto al virus.
Perdonen el retraso los fieles lectores que se han visto frustrados en sus horarios habituales, pero hoy el autor ha tenido ineludibles obligaciones que han retrasado el momento de la publicación.

martes, 25 de mayo de 2010

S.P.Q.R.

El senado, esa ilustre, oligárquica y nada democrática institución romana que ha llegado a nuestros días revestida de un bonito ideal de casa del debate, del diálogo y de la libre exposición de las ideas ha tenido, hoy, uno de sus días más negros. El senado ha vuelto a los peores días de la última época de la república(romana), esos en los que los populistas y los llamados hombres buenos se enfrentaban usando las peores armas para impedir el normal funcionamiento de las instituciones.
La idea de impedir el uso de la palabra, bloquear las votaciones y el empleo trucos mucho más indignos todavía no es nueva. El Catón enemigo de César era capaz de hablar durante horas para que el sol cumpliera su viaje y no se pudiera votar; Bíbulo, colega consular de César, se encerró en su casa en busca de presagios para poder declarar inválidas las leyes promovidas por su colega y Sila, sencillamente, se levantó en armas contra aquellos que le habían usurpado sus derechos.
Hoy el Senado español se ha revolcado en el poso de mal estilo de aquellos días para vergüenza de su presidente, que ha tenido que recordar a sus señorías que estaban ofreciendo un espectáculo deleznable. Cuando el berrido y el abucheo imperan, el ingenio, la inteligencia y la argumentación brillante salen en estampida, incapaces de habitar las mismas salas en las que esos patanes reinan. Ser parlamentario (y la denominación tiene miga) es muy complicado, pues hay que ser capaz de usar la palabra con la precisión de un bisturí; hay que dominar tanto el fondo como la forma; hay que ser capaz de reaccionar a las fintas, engaños y señales que nos llegan desde el otro lado y salir airoso siendo consciente de que el insulto, sencillo, soez y popular, es la mejor demostración de fracaso que puede ofrecer el oponente.
No me gustan esas formas en nuestras cámaras, me avergüenzan y espantan, pues el ejemplo que se ofrece al ciudadano hace que las formas, en general, se degraden; se pierda la inteligencia y se busque la patada en la espinilla como máxima demostración de un pensamiento elaborado.
Nuestros políticos se conforman con leer discursos que han sido preparados sin tener en cuenta lo que el contrario ha expuesto; los diputados y senadores se contentan con soltar exabruptos sin medida y con insultarse y denigrarse con expresiones que harían enfurecer a los políticos de otras épocas que no son tan lejanas como algunos piensan.
Hoy, el Senado ha dado argumentos a los fascistas que quieren hacernos pensar que la democracia es una herramienta inútil para el gobierno de las naciones y eso no se puede consentir.

lunes, 24 de mayo de 2010

Estamos a la espera

La dinámica social de los últimos meses parece haber enloquecido buscando un norte que le escamotean constantemente para consagrar, precisamente, la negación de cualquier término que tenga reminiscencias o conexiones con lo social. Ahora mismo, la sociedad es un títere en manos de los intereses de las corporaciones, gobernadas por gestores que gobiernan sus naves buscando que el viento de la bolsa infle sus velas.
La bolsa, ese ente al que todos se entregan y consagran sus vidas, es un gestor implacable que sólo conoce la ley del beneficio a corto plazo, que es, exactamente, lo menos indicado para conseguir que una empresa se consolide y crezca a ritmo razonable y seguro. La bolsa, esa que ahora castiga a naciones enteras, ha bendecido crecimientos empresariales logrados a base de inflar deuda y camuflar balances; ha santificado planes que, a pesar de no tener sentido, acababan prometiendo beneficios escandalosos sin que se les acusara de especuladores o timadores.
Las corporaciones han hecho y deshecho; han mentido miserablemente en las cuentas púbicas y privadas; se han erigido en jueces y partes y ahora piden cabezas para lograr el triunfo absoluto, indiscutible e incondicional: la desaparición del estado. El avezado lector habrá notado que no he continuado con “del bienestar” porque eso sería considerado una victoria parcial: el estado, el enemigo, el que regula y vela para que las corporaciones operen con ciertos límites y respetando ciertas reglas, es el objetivo que hay que aniquilar. Algunos piensan que el poder de estos lobbies se autocontiene y hasta hace unos años era así, pero ahora esas mismas corporaciones huelen la debilidad y la sangre y afilan las garras: lo quieren todo.
Para conseguir sus objetivos usan el dinero, los medios de comunicación, los resortes del poder y la influencia; no se detienen al conseguir lo razonable y algo más y se entregan al crecimiento. E la misma manera que babean y se excitan ante un PIB con dos cifras, ahora quieren someter al estado a tal cura de adelgazamiento que la anorexia se asemeja una orgía llena de gracias pintadas por Rubens. Como dice Serrat “no conocen ni a su padre cuando pierden el control” y el control se hizo añicos con la crisis y con los estados al servicio de lavar los pecados de los mismos que ahora piden su sangre.
Como el Cuco, el pollo que criamos con cuidado y con esmero, se ha convertido en un tirano que esclaviza a las naciones para engordar cada vez más; hacerse poderoso y acabar por devorarnos sin tener en cuenta ni el cariño ni el agradecimiento debido.
Esta crisis pone de manifiesto, si es que no era obvio hace décadas, que necesitamos un arma que les pare los pies, una construcción política que se adecúe a los requerimientos sociales de hoy en día; que establezca una planificación energética adecuada; que ofrezca salida y vías de desarrollo a los países a los que hemos esquilmado; que erradique, antes que la pobreza, la corrupción de los estados pobres; que lo son por culpa de la ambición de unos y la debilidad de otros, pero mientras esa construcción llega, nosotros seguimos a la espera viendo como crece la amenaza y nuestras vidas pierden valor segundo a segundo.

domingo, 23 de mayo de 2010

El vértigo del peligro

El morbo de los toros alcanza uno de los momentos más brillantes de su historia. ¿Hasta cuando España fomentará esta ordalía de muerte?

El Ser humano es, según nos cuentan, el único animal que es consciente de la muerte y de su significado y sobre la muerte ha construido mucha parte de su cultura, religión y vida. En la muerte sublimamos multitud de sentimientos, de sensaciones y de aspiraciones personales; bien pensando en la muerte ajena o en la propia. Hablamos de muertes gloriosas y muertes heroicas; muertes trágicas o muertes liberadoras; como si la muerte de un individuo, ese último instante entre los vivos, pudiera cambiar el signo de todos los actos de la vida de un individuo.
La muerte se nos ha planteado de miles de formas distintas, en función de lo que la corriente dominante del pensamiento social indicara como adecuado en cada época: la muerte ha sido el final de todo o el principio de todo; ha sido el destino soñado o, por el contrario, el final de los idiotas que se dejaban matar en el campo de batalla.
¿Por qué la muerte y no la vida? Misterio, pero quizás la explicación se encuentre en la imposibilidad de escapar; de cambiar el destino. La vida se puede modelar, se puede diseñar, se puede construir conforme a los planes de los afortunados que consiguen labrar su destino, pero la muerte es un arcano que, salvo para el suicida, se nos oculta y nos huye: no sabemos cuando, ni como, ni siquiera sabemos si podremos anticiparla o llegará sin darnos cuenta.
Sobre la muerte se han construido espectáculos que tienen éxito en función directa de su cercanía. El primer éxito de las carreras de coches y motos se basó en los accidentes y en el riesgo; el circo y su más difícil todavía o lo que es lo mismo, cada vez más cerca de la muerte, también vivió épocas gloriosas en las que los trapecistas y domadores alimentaban el morbo de la invitación a la muerte.
Hoy en día la muerte todavía domina un espectáculo que nos coloca a todos en un tiempo lejano; en salvajes liturgias y sacrificios animistas. Los toros llenan sus gradas de gente que, vestida con sus mejores galas, festejan el riesgo y el morbo de la inevitable muerte: la del animal o la del hombre, pero la muerte siempre cumple y llega. En los últimos tiempos parece que el hombre ha desequilibrado la balanza en exceso y ese morbo, esa tensión, esa excitación primaria, ha dado paso a un aburrimiento de hierro que desespera a los fanáticos más puristas, esos que añoran otros tiempos más luctuosos aunque, de vez en cuando, la suerte les hace un regalo vestido de drama.
Esta semana, un torero se ha inmolado para seguir manteniendo la llama del morbo y la tragedia suspendido, -como si fuera un lechón en el gancho del carnicero- del cuerno de un toro que travesaba su mandíbula en una imagen espeluznante. ¿Podemos seguir festejando esta invitación a la muerte, esta liturgia bárbara que nos recuerda la existencia de nuestros peores instintos? Los tiempos avanzan y el ser humano se enamora de la vida negando la muerte como parte de sus vidas; nos espera una sociedad que quiere abandonar esos ritos ancestrales y los toros y su primario salvajismo se niegan a oír la inevitable llamada de los libros de historia. ¿Seremos nosotros los que veamos su desaparición? La verdad, me encantaría, pero me parece que ese privilegio lo tendrán nuestros hijos.

jueves, 20 de mayo de 2010

Otra de ETA

Los más buscados en 2008: ¿Cuántos quedan libres?La verdad es que no lo sé, pero me juego una cerveza a que menos de tres.

La policía - a estas alturas creo que la puntualización de “española” o “francesa” no aporta nada – ha detenido esta madrugada a otros cuantos energúmenos de ETA que estaban en su aquelarre habitual de sueños de sangre y de independencia. La inteligencia suele ser buena para todo, incluso para ser un terrorista de pro, pero hace años que esa cualidad, junto con la más férrea disciplina, no habita en las cercanías de los cachorros de ETA que ahora juegan a mandar.
Si no fuera porque, de vez en cuando y más por suerte que por capacidad, son capaces de hacer año, y mucho, serían patéticamente irrisorios. Ibáñez, puesto a describir a ETA como en su día describió a la TIA, no dejaría títere con cabeza y Mortadelo y Filemón se pondrían Txapela y pasamontañas mientras el titadine, o lo que cuernos usen estos majaderos, acabaría de masilla para fijar los cristales de la Erikotaberna asolada por los experimentos fallidos con explosivos.
La policía, cualquiera, debe estar alucinada: uno le pide prestadas las llaves de la furgo a su madre para llevar explosivos; otro se vuela la mano en mitad del monte con su propia pistola y tiene que salir pitando a urgencias; el de más allá se estozola en una curva con un coche robado y otro correo, con una pasta encima, casca y no puede ser identificado. ¿Es que no había uno sano para llevar la pasta que la tiene que llevar uno que está más “pallá que pacá”?
ETA está rebañando lo más idiota de las Ikastolas y de la Kale Borroka; lo cual demuestra una antigua teoría: para ingresar hoy en ETA hace falta ser gilipollas y mala persona, pues si no, no se explica. Ante esta situación agónica y terminal, a mí me quedan todavía muchas preguntas y muchas entradas en este blog, pero adelanto unas pocas:
¿Cuánta gente queda en ETA? La organización debe caber en una cabina de teléfonos, pues en las cárceles hay cientos de ellos y no creo que el vivero de para mucho, que una cosa es quemar contenedores y otra chuparse 60 añitos de cárcel de cabo a rabo y sin posibilidad de reducción de condena.
¿Tienen capacidad de actuar? La deben tener, pero me parece que, más que por buena planificación, por pura chiripa: el anecdotario de pifias es tan enorme que los mayores, todos en el trullo, deben estar con los ojos como platos pensando en la habilidad de sus herederos.
Sabemos que en el antiguo comité de dirección que negociaba la tregua ganaron los burros: tres a dos. Ese comité ¿representa a alguien de verdad o manda a tiro limpio? ¿ha sido elegido por votación? ¿existe en la actualidad?
ETA ya es un misterio de permanencia vital como lo son algunos enfermos ante los que los médicos desfilan, día tras día, con cara de asombro mientras esperan que muera de una vez ese cuerpo inerte que se resiste a parar. No tiene sentido, no sirve, como nunca sirvió, para naa; pero sigue ocupando páginas y páginas, horas de radio y TV y generando odio, división y dolor; tanto dolor que pasarán décadas antes de que las lluvias de Euskadi limpien el alma de ese pueblo que ha olvidado la paz.
A MODO DE ESTRAMBOTE:
Me imagino que la noticia habrá serenado las turbadas almas del PP, las mismas que hace pocos días obligaban al pobre Rubalcaba a decirle a la Sra. Cospedal que el PSOE anda más bien a la greña con ETA y sin demasiadas ganas de darse el pico. Será verdad, pero entonces surge otra pesadila aún peor para el sector duro del PP: ¿Será posible que estos cabrones del PSOE sean los que acaben de verdad con ETA y encima, a palo limpio? El final negociado, maolo; pero el final por detención, infinitamente peor. No hay nada como ser miserable para hacer política de altura.

miércoles, 19 de mayo de 2010

El machismo que pervive


El sol se ha instalado, por fin, sobre nuestras mojadas cabezas y de repente, todos empezamos a atisbar que es verano, que casi nos hemos comido la mitad del año, que las cuentas siguen sin salir y que los michelines campean a sus anchas por nuestra anatomía. Efectivamente, es verano, lo cual no es excusa para que el mal gusto haga de las suyas metiendo la epidermis en las cuñas de coches.
Los señores de Citroen nos dicen, en sus cuñas publicitarias, que ha llegado el buen tiempo y con él la minifalda y las chicas guapas. Este creativo, que debe ser algo babosillo él, asocia la venta de coches con la longitud de las faldas en lugar de asociar el calor a su lamentable estado mental. Vaya por delante que me gusta el sexo como al que más; as chicas guapas como al que más; las señoras estupendas como al que más y las maduras interesantes mas que al que más; pero cada vez me produce más rechazo el uso machista de la imagen de la mujer. Siempre acabamos diciendo lo mismo, pero es que la cosa ya es tan rancia, tan sobada y tan antigua que da asquito. ¿No sería mejor dar una imagen igual para ambos sexos relacionada con disfrutar del sol (unisex), buscar la libertad de salir de la ciudad (unisex), darle una sorpresa a tu pareja/amigos/amigas/hijos/padres apareciendo con un coche nuevo o incluso ligar mejor (unisex) gracias al coche nuevo?
Tampoco es que sea tan complicado ser consciente de que el siglo XXI ha llegado ara quedarse y que, a estas alturas de la evolución, reivindicar al macho carpetovetónico salido y vociferante ante las cachas de la maciza de turno es, por decir algo suave, una demostración absoluta de pobreza intelectual. Y lo peor es que hay un responsable de publicidad que lo aprueba, que siempre hay un macho para otro macho que se ríe de esas estupideces.
Además, por si alguien no lo ha notado, ahora mismo son ellas mucho más seguras, libres, coherentes y “echás palante” que esos machos dubitativos que aún no han aprendido a disfrutar de la enorme suerte de vivir en una era en la que la mujer, cuando está a su lado, es PORQUE QUIERE, no porque nadie le obligue, le amenace o hable mal de ella, suerte quelas generaciones de ellos y de allas que les precedieron no tuvieron jamás. Siempre mejor disfrutar de una libertad compartida que de una esclavitud a medias.

martes, 18 de mayo de 2010

Hastío


Hoy, a pesar de las enormes presiones de la política para entrar de nuevo en el blog, quiero dedicar los diez minutos de cada día a pensar sobre le hastío que me encuentro en cada esquina, en cada reunión y en cada expresión. España, más concretamente el Madrid que yo trato, empieza a estar en estado de shock; medio “grogy” sobre un ring que se le mueve bajo los pies y desde el que no puede ver salida a la paliza que está sufriendo.
Me espeluzna contemplar el tedio, el conformismo, la desgana y la falta de ilusión que empieza a señorear el alma de esta ciudad. No se que política o que magia hacen falta para recuperar el empuje, pero las empresas necesitan meter oxígeno en el alma de sus componentes.
Las empresas son lo que sus trabajadores sean y deben ser conscientes de que esta situación se está enquistando en el alma colectiva de las organizaciones; esta crisis se ha convertido en un parásito de energía vital que amenaza con llevarse todo por delante, incluso la alegría.
Creo que podemos vivir sin muchas cosas; que la mayoría de lo que nos rodea no nos aporta nada, pero vivir sin pasión, sin alegría y sin ilusión por nada, es poco menos que aceptar una condena infame. Hay que luchar por la ilusión, por recuperar la alegría, por apasionarse en la lucha misma y recuperar la dignidad de nuestra condición humana. Estamos en una zona peligrosa y la mayoría no se ha dado cuenta, pues creen que culpando al gobierno se arreglarán las cosas y no se dan cuenta de que ningún cambio es posible si el colectivo no vibra con la misma frecuencia. O recuperamos las ganas de pelea o esto será una sociedad de zombies.

lunes, 17 de mayo de 2010

Y el último que apague el gas…


Andan los diversos patios patrios de mucha revolución y ganas de librarse de la quema, que el incendio es grande y las llamas, pavorosas, cercanas y locas, que tan pronto tiran a la derecha, como al centro o a la izquierda. Europa, que siendo muchas, debería ser una, no acierta en la forma de defenderse de los ataques de aquellos que están encantados de su debilidad estructural y cada día, se desayuna con noticias sobre los recortes impuestos a un país, a otro y así hasta ni se sabe cuando. Quieren cargarse el euro y ya no podemos decir que no saben cómo, pues lo saben muy bien y lo que es peor, cada día lo ponen en práctica con mejor aprovechamiento y gran rendimiento.
Como el aguacero ya ha llegado a España y el presidente del gobierno se ha puesto el mandil y la cofia para hacer los mandados que le ha encargado el señorito, el PP, que llevaba meses pidiendo los mismos recaditos, se ha enfurruñado y sale corriendo no vaya a ser que las llamas del incinerado PSOE les acabe quemando a ellos por apoyar las impopulares medidas. A esa figura s ele llama valentía, si señor.
Pero es que además de salir corriendo en la Villa y Corte, los valientes del PP se han dado cuenta de que en Euskadi son, nada menos, que socios de gobierno de estos a los que ahora todo el mundo odia y eso hay que arreglarlo. ¿Cómo? Pues enmerdando un poco más, que todo es posible, así que hacemos caso de la paranoia de Mayor Oreja y lo que decimos es que el PSOE vuelve a negociar con ETA y nos cargamos el pacto, convocamos elecciones, ganamos más escaños y nos aliamos con el PNV en Euskadi y con CyU en Cataluña para preparar el gobierno de la próxima legislatura.
A todo esto, en Valencia lo que cae es una gota fría que sin que nadie aparente ser consciente de ello, se llevará por delante a Camps y a sus fieles con la fuerza de una riada en forma d más de 50.000 folios de sumario. ¿De verdad alguien cree que cuando la justicia se pone a escribir todo ese caudal de cosas es que todo es un invento?
¿Y quien nos cuenta todo esto? Pues la señora Cospedal, que se ha puesto la faja de estercolar y, como se ve en la foto, se las pinta solita.
Algún día, alguien, en algún remoto escritorio, se pondrá a escribir sobre estos días de España para ilustrar el tratado de la nueva ciencia de la Psicopatología Política Global.

domingo, 16 de mayo de 2010

Gran Vía


Ayer,15 de Mayo, Madrid se echó a la calle para pisar la Gran Vía por el medio, sin coches, sin prisas, sin frenazos y sin malos rollos. Madrid, los madrileños, tenían ganas de un rato de tranquilidad, de pasear al fresco de la noche de Mayo sin más causa ni más excusa que la música, hacer corros encima de la azul moqueta (regalo de Telefónica) y beberse alguna que otra cerveza mientras se comía del chino cercano. Hacía tiempo que no veía ese ambiente de amnesia colectiva, de ganas de escapar de las malas noticias y de disfrutar de una noche en la que no pasaba nada, sólo la noche a la espera de los fuegos artificiales.
Hubo unos años en los que un catedrático nos hablaba de que Madrid tenía una raíz de convivencia pueblerina; de saludos y buenos modos, que se había olvidado en alguna oscura buhardilla y que había que recuperar para el disfrute y solaz de una mejor vida colectiva. Ayer tuve la sensación de que el calendario había retrocedido hasta aquellos sueños y la gente descansaba de crisis; se olvidaba de las colas del paro y por unas horas, solo por unas horas, se entregaba a la efímera sensación de que la vida y la noche eran lugares y tiempos en los que se podía habitar.
En los años 80 el sueño vino a lomos de un caballo desbocado que también trajo la muerte y la desgracia, pero el sueño de ayer, de verdad, era plácido; como si todos estuviéramos un poco agotados de todo y se necesitara ese pequeño rato de sosiego que hasta las guerras ofrecen entre batalla y batalla. Grupos de amigos sentados; turistas alucinados que hacían fotos sin entender la magnitud de una muchedumbre que, ala una de la madrugada, abarrotaba la calle en la que ya no pasaba nada: ni conciertos, ni atracciones ni nada, sólo la noche que transcurría adelantando las noches del cercano verano. Madrid, ayer, sacó del armario su alma de pueblo manchego y se sentó a la fresca para charlar un poco de todo, pero fundamentalmente, se gustó a sí misma como hacía años que no la veía gustarse.
Nos hacen falta muchas noches como la de ayer, pero lo que más falta hace es que la noche de ayer se meta en los despachos del poder, de la política, de la audiencia nacional y que todos ellos vuelvan a sentir, bajo sus posaderas, el duro tacto del suelo de la calle para que les recuerde que el suelo es de todos y a todos iguala cuando nos recibe una vez muertos.

jueves, 13 de mayo de 2010

Sarah Palin



Juro que hoy, inmerso en una galbana primaveral de órdago, tenía la loable y sana intención de apagar rápido tras mirar los últimos mails y echar un ojo a las noticias de última hora cuando me he encontrado con un titular que requiere lanzar, por lo menso, un par de tacos bien gordos al ciberespacio. Pasen y vean: “La Ley estadounidense debe basarse en el Dios de la Biblia y sus diez mandamientos”. Si señora, con dos cojones, que las elecciones las perdiste por andarse con mariconadas y medias tintas.
Sarah Palin, fichaje estrella del señorito de Aznar, el potentado Murdoch, se ha prometido a sí misma no volver a las medias tintas y lleva unos cuantos programas – muy malos ellos, según los índices de audiencia – dando caña a diestro y siniestro para que los EEUU se conviertan en un campo de concentración o de tiro al blanco, que la cosa no está muy clara y los de la asociación del rifle pesan mucho con sus peticiones de liberalizar las prácticas. Esta nazi convencida, abuela prematura de una niña a la que, además de no educar, obligó a tener un niño no deseado y a casarse fugazmente con un pobre chaval que ha salido corriendo espeluznado de lo que oía en su familia política, lo quiere todo: quiere a Dios en la tierra comiendo hamburguesas de McDonald´s en un pueblo de Ohio; quiere a Darwin y a la ciencia arrinconados y vilipendiados fuera de las escuelas; quiere que los sensatos estadounidenses de pro sean tan incultos como ella y -además de ignorar el mapa de su propio país – no tengan ni puta idea de dónde están los países que sus tropas invaden y dejan como solares; quiere que Alaska reviente de petróleo como una botella de espumoso californiano; quiere sumir a su país en una noche oscura y terrible donde el pensamiento sea condenado, erradicado y olvidado a favor de una moral casposa, miserable, violenta y deleznable.
Esta tipa, cuya capacidad de elaborar pensamientos complejos debe situarse en la escala evolutiva entre el mejillón y la gamba, quiere dictar los destinos del país más poderoso del mundo a la espera de los chinos y lo malo, lo muy malo, es que cualquier día alguien que tiene los mismos principios y un poco más de inteligencia –no mucha – será capaz de encontrar el maquillaje adecuado para decir lo mismo, pretender lo mismo y hacer que suene un poco diferente. Ese día, queridos niños, la habremos cagado del todo. Y ojalá me equivoque, pero me temo que tras Obama, vendrá alguien mucho más negro que ocupe el poder.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Caballero Aspirino





Hay determinados personajes políticos que sólo me merecen desprecio y me generan un absoluto rechazo por lo que hacen, dicen, representan y perpetran. El paradigma de todos ellos, el repugnante cum-laude por encima de los Martínez Pujalte y otros pobres memos que ladran como perros para hacerse notar por el amo; por encima incluso de Aznar, que asume sus horrores, mentiras y asesinatos con absoluta integridad y desprecio, se llama Federico Trillo.
Este Cabo Perejil, Caballero Aspirino de la escala de la Armada; este mea pilas que se olvidó de los códigos de honor que engrandecen la convivencia militar; este repugnante mentiroso que elude sus responsabilidades señalando con el dedo acusador a sus subordinados, los mismos a los que él exigió obediencia ciega y ahora deja en la estacada; ese que parece ser refractario a todas las mierdas y a todas las irregularidades de su gestión; ese, al que todos los militares españoles y muchos de parte del extranjero califican como el peor ministro de defensa que en la historia ha sido, ahora también se columpia como responsable legal del PP.
El tal Federico Trillo ha estado semanas sonriendo y asegurando que el supremo dejaría el caso de los trajecitos cerrado y sellado per saecula seculorum, pero hoy el Supremo ha tenido a bien decirle a la corte valenciana que mejor se lo siga currando que parece que si se toma interés, algo encontrará.
Si alguien se dedicara a hacer un manual del político deleznable; de ese político que solo anhela el relumbrón de las cámaras y de la autoimportancia debida a nada; del político mentiroso al que no le importa faltar a la verdad con tal de no conceder un lance al contrario; de ese político rastrero con el poderoso y despreciativo y cruel con el débil; ese político, resultante de la encarnación de todas esas características, se llamaría Federico Trillo.
Federico Trillo nos despertó un día con fuerte viento de levante sintiéndose marine desembarcando en la playa de Omaha el 6 de Junio de 1944 y lo único que había hecho era acojonar a unos pobres soldaditos del ejército marroquí que en su vida se habían visto en otra igual. Federico Trillo se escabulló de todo el proceso del Yak 42 cuando había sido el motor, el instigador, el ordenador y el muñidor de todo el horror que se produjo durante la identificación de los cadáveres; durante los funerales y, con diferencia lo peor, una vez conocidas las primeras irregularidades, el perseguidor de las familias de las víctimas, a las que presionó, amenazó y persiguió con saña y con verdadera crueldad.
Este es el personaje al que el PP confía la estrategia de las muchas acciones legales defensivas que está obligado a mantener mientras se va consolidando el desastre del caso Gurtel, de los trajes de Camps y de la novedosa prueba de la financiación irregular del partido.
Si la historia es justa, que casi nunca los es, a este tío debería colocarlo en las sentinas de la más profunda reprobación moral. Lo lamentable es que, hasta que llegue la historia, lo aguantamos nosotros. Mala suerte.

martes, 11 de mayo de 2010

La vuelta del abejaruco

Gracias a internet (y a Angel González), disponemos de todas estas fotos para ilustrar la entrada

Hace ya bastantes años, al poco de hacerme vecino del pueblo en el que vivo y abandonar Madrid, los campos que rodeaban mi casa estaban baldíos y solitarios, permitiendo que los animales de la zona medrasen con razonable tranquilidad. Uno de esos habitantes, junto con abubillas, lechuzas, mochuelos, picapinos, alguna que otra perdiz y las lejanas rapaces de vuelo alto que apenas se acercan por la zona, era el abejaruco. No es que yo sea un avezado ornitólogo, así que nadie piense que la identificación del visitante no tuvo su trabajo, que lo tuvo y mucho.

Lo primero que sorprende de este pájaro es un vuelo diferente, muy distinto de lo que estamos acostumbrados a ver en nuestras cercanías, y fue el vuelo lo que me picó la curiosidad de identificar al sujeto del estudio. Vuela como un caza: rápido, vivaz, cortante y sorpresivo dejando destellos de verde y amarillo en el cielo azul del verano. Vuela precioso y se merecía tener nombre, así que me puse a ello hasta que tuve la certeza de su identidad, otorgada por el hallazgo de una colonia de anidación a escasos metros de la que, entonces, era la última casa del pueblo en la senda de la mía. Estos pájaros necesitan cortados terrosos en los que excavar sus galerías, dejando la pared convertida en un bloque de apartamentos con aspecto de Gruyere.



Hace años que la expansión del pueblo se llevó por delante la colonia y dejó, en su lugar, más casas anodinas que no embellecen nada. Los abejarucos intentaron buscar otra cortada, mucho más modesta, en la que hacer nidos; pero ese intento acabó en fracaso y los nidos pasto de ratas y culebras, así que el pueblo tuvo que acostumbrarse a la ausencia de uno de sus más bonitos visitantes.
Ayer, mientras volvía a casa por la senda de una cañada real abierta al tráfico, pude seguir en la moto el vuelo de tres abejarucos cerca de la Universidad. No sé donde anidan ni en que condiciones está su cortada; tampoco se cuantos son pero puedo asegurar que ayer me llevé una alegría enorme al reencontrarme con ese viejo amigo que creía perdido para siempre en nuestra comarca.
Queda esperar el retorno del cuervo, barrido por la superstición y la inquina de los pastores; queda esperar al Búho, el común y el Real o Gran Duque, al águila y otras aves que, sin ser capaz de identificar, echo de menos en el paisaje cotidiano de los campos cercanos.
Mientras espero, disfruto de la fugaz visión de los abejarucos y del tranquilo pasear de la pareja de abubillas que, de cuando en cuando, vienen a recolectar gusanillos en mi jardín.

lunes, 10 de mayo de 2010

Los límites de los roles sociales


Hace tiempo que vengo dando vueltas alrededor de un tema sin acabar de ponerle el lazo que acaba el envoltorio, señal de que se ha digerido, analizado y tomado postura al respecto de cualquier cosa; eso que a los 18 años es tan sencillo y que a los 52 nos cuesta un mundo de esfuerzo, matizaciones, particularidades y coloraturas diversas. Partiendo de la base de que el respeto debe ser el marco de toda interacción social, hay que dar un paso más y estructurar el respeto teniendo en cuenta las diferentes jerarquías y valores que constituyen las diferentes posibilidades de las relaciones sociales del hombre.
Como padre, me parece evidente que la evolución del rol obliga a variar nuestra actividad y nuestra orientación desde el control absoluto en los primeros pasos de los hijos hacia un papel más consultivo conforme el individuo crece y desarrolla su propio criterio y forma de entender el mundo.
En el plano laboral es todavía más sencillo, pues el motor que rige toda la interacción social viene determinado por el uso de una sola orientación: la profesional, a cuya sombra se jerarquiza y desarrolla toda la actividad del individuo; por muy complejas que sean las redes que se vayan creando y desarrollando.
Las relaciones familiares, en general, se estructuran en función de la cercanía parental y la afinidad de caracteres, de forma que, más o menos, todos sabemos como comportarnos con el concuñado, suegro o hermano. Reconozco mi absoluta incapacidad para ir mucho más allá.
¿Dónde se dan los problemas? Si compartes mi realidad y no eres sueco o finlandés, en cuyo caso puedes dejar de leer esta entrada pues la amistad es, seguramente, un concepto ajeno y demasiado abstracto para ti, tus problemas se producen en el resbaladizo y poco estructurado terreno de la amistad. Y resbalas porque es imposible ponerle etiquetas, grados o colores a lo que llamamos “la amistad”. Como buen concepto, su abstracción permite una subjetividad absoluta, de forma que cada uno de nosotros entiende la idea de una manera que nada tiene en común con la de otro. Para unos, la amistad es algo que apenas condiciona sus actuaciones, mientas que para otros, entre los que me incluyo, la amistad –esa que se abona y se mantiene durante años con muy pocos damnificados o elegidos, como se quiera –es una relación que obliga con una enorme exigencia.
El Blog de La Cambra de Jorge reclamaba, hace pocos días, distintos nombres para grados distintos de relación personal que, hoy por hoy, solo se pueden nombrar bajo el epígrafe de amistad. Las relaciones amistosas pueden transcurrir de forma tranquila y armoniosa cuando los que interactúan lo hacen en terrenos joviales, tomando copas o bajo las reglas no escritas de actividades lúdicas o deportivas. ¿Dónde encontramos los escollos? Cuando nuestro compromiso nos hace sentirnos obligados a tomar posturas que, reclamando el deber de ese mismo compromiso, nos hacen ser leales a nuestro ideal y enfrentarnos al amigo que creemos equivocado, en mala postura o errado.
Es justo en ese momento en el que nos gustaría ser ingleses y mirar hacia otro lado, pero no podemos, pues el cariño nos habla al oído y nos impulsa a la acción aún a sabiendas de que lo que vamos a hacer no será contemplado bajo la misma luz que nosotros lo hacemos. Vamos, que el afectado puede, muy bien, mandarnos al cuerno y decir que no nos metamos en su vida. ¿Justificación de nuestra acción y nuestra postura? Que su vida, en una pequeña parte, no se explica sin nuestra presencia; exactamente en la misma proporción en la que nuestra vida no se explica, ni está completa, sin la presencia del amigo al que ahora atormentamos.
Si se quiere, y así lo admito, puede decirse que esa es una postura egoísta, pues lo que de verdad queremos salvar es esa parcela propia que tan feliz vive con la presencia del amigo de forma habitual, pero es que estoy convencido de que la vida de todos nosotros sería mucho más pobre y miserable sin la enorme aportación que hemos recibido de parte de nuestros amigos. ¿Alguien se imagina igual sin los amigos de la niñez? ¿De la juventud y primera madurez? ¿No hemos ido descubriendo juntos mundos enteros en los que luchar, ganar y fracasar? ¿No nos dan esas vivencias el derecho y el deber de cuidar de los amigos – del trozo de la propia vida que nuestros amigos nos guardan y protegen del olvido - aún en contra de nuestra comodidad?
Tengo claro el concepto y la exigencia moral a la que me someto, pero no tengo ni la más remota idea de cómo conseguir velar por mis amigos cuando ellos no quieren ser velados. Si alguien tiene la maravillosa receta del acierto, que por favor se ponga a escribir inmediatamente. Se agradecerá.

domingo, 9 de mayo de 2010

Humor

Una página al azar de la genial obra de Bar2



Vuelvo de Barcelona, de su barrio gótico encerrado en el tiempo y en la soleada calma del Hospital de las Caridad; de la eterna sorpresa del templo de Augusto y la fugaz visión de las Atarazanas que añoran las cosquillas del mar en sus cimientos. Vuelvo del salón del Cómic y vuelvo renovado pro al comprobación de la naturaleza saludable del humor.
Entre verdaderas obras de arte; ediciones recopilatorias de obras que han marcado a generaciones enteras, he encontrado una obra absolutamente genial que ha movilizado todos los dormidos resortes de mis carcajadas más básicas. Hacía tiempo que no me reía como me he reído con LA ENCICLOPEDIA IMBÉCIL DE LA MOTO, obra acabada al alimón por BIADAULT y por BAR2 como dibujante y que, de verdad, me ha proporcionado unos ratos absolutamente grandiosos. Esto me da excusa para comentar algo de lo que hace años estoy convencido y que me parece una injusticia de primer orden.
Si alguien nos preguntara por los 10 mejores ratos pasados en compañía de un libro, es muy probable que todos metiéramos tres o cuatro libros de humor en esa lista; ahora bien, ante la pregunta de ¿Cuáles son los mejores 10 libros que has leído? Muy pocos meterían un libro de humor en la relación. ¿Causas? En lugar de considerar el humor como algo elevado, muy complicado de conseguir y realmente escaso en cuanto a verdadera calidad se refiere; la gente corriente piensa que el humor es algo menor, un subgénero que no merece demasiada atención o consideración. Creo que es una injusticia de primer orden y esta breve entrada se dedica a homenajear a todos esos grandes autores que nos han proporcionado tan buenos y agradables ratos. Enhorabuena a ellos que han conseguido hacernos reír y demostrar, con la risa, que somos humanos; pues sólo los humanos reímos y eso nos hace únicos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Y Vuelta la burra al trigo…

Mitra y el toro

En este blog se mantienen una serie de temas en la lista del hit parade con fijación inamovible. Uno de ellos es el de la religión, que aunque alguien pueda pensar lo contrario, es el que menos me gusta y el que, con diferencia, menos me aporta. Me resultan mucho más entretenidos los relacionados con la ciencia, la física, las estrellas y la naturaleza; pero la religión, o mejor dicho, la Iglesia Católica se mete por las rendijas y acaba reclamando el protagonismo me guste o no.
Esto ha llegado a un punto en el que intento hablar de las religiones del libro, concepto más próximo a lo que quiero expresar cuando escribo sobre el nocivo papel de la religión “oficial” en la sociedad; su papel a la hora de bloquear el avance científico, sus enormes ansias de poder; la común aspiración de instaurar una sociedad regida por principios teocráticos obligatorios para todos; la sangre derramada en su nombre; los millones de vidas perdidas en luchas religiosas y la inutilidad de las muertes generadas en su nombre.
Ya que es la que tenemos más cerca y la que genera más tensión, voy a dar cuatro pinceladas sobre las razones de mi frontal rechazo a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, nuestro azote habitual. En primer lugar, me espanta su nacimiento y la forma en la que, en pocos años, se supeditó al poder y se convirtió en un instrumento de unificación política al servicio del Estado. Absorbió fechas, celebraciones, mitos, ritos y cultos; se cimentó en testimonios y escritos que, con pretensión de acta notarial sobre la vida y hechos de Jesús, fueron escritos con décadas de retraso por autores que ni conocieron al protagonista.
Y si malo es el nacimiento, mucho peor es el desarrollo, al que no veo posibilidad de encontrarle nada bueno, ejemplar o salvable por mucho que me esfuerce. Es cierto que hay individuos ejemplares que conviven en la organización, pero como siempre hay quien cambia la parte por el todo y coloca a estos santos al frente de la manifestación: ya aviso que no compro, que esos ejemplos, loables, NO SON EL SISTEMA, no llegan nunca a ostentar el poder dentro de la curia romana y que, en definitiva, no pinchan ni cortan. Cuando hablo de la Iglesia, me refiero al gobierno de la iglesia y a sus jerarquías, no a sus bases que no ostentan el poder. Que los comentarios se orienten en ese sentido, que la liamos y no llegamos a ningún lado.
La Iglesia Católica ha sido, y es, un nido de corrupción, de luchas de poderes, de búsqueda de dinero, poder e influencia para mantener un lugar privilegiado en la sociedad, en la enseñanza y en la recogida de beneficios. Heredó y gestiono las instituciones y figuras del derecho romano en su beneficio, cobró diezmos mientras Europa moría de hambre; gestionó burgos, villas y privilegios; vendió todo lo vendible y comerció con todo, incluso con el más allá cuando el más acá ya estaba esquilmado y no quedaban ni los rabos. Mató, asesinó, quemo libros, obras y personas que tuvieron el atrevimiento de pensar; tomó las armas para defender al poderoso contra el débil; pontificó sobre cuestiones de ciencia errando siempre y sistemáticamente, negando incluso la posibilidad de acertar por casualidad –máximo exponente de su pelea con todo, cálculo de probabilidades incluido – pero lo peor, lo más perverso, es que ha conseguido trasladar el peso de la prueba al otro lado y eso lo padecemos todos.
Me explico: trasladar el peso de la prueba significa que los que estamos convencidos de que dios no existe, de que jamás ha habido una prueba de su existencia y de que nunca nos ha dejado una tarjeta, debemos DEMOSTRAR la inexistencia de dios en lugar de ser ellos, los que creen en algo que nadie ha visto, los que se esfuercen en buscar las pruebas de sus absurdas aseveraciones. ¿Hay que demostrar que una mujer no puede seguir siendo virgen tras dar a luz? ¿De verdad pretenden que se pierda el tiempo en esas gilipolleces? Los que creen en lo que nadie ha podido demostrar son los que deberían estar perdiendo el culo trabajando para encontrar pruebas y no los que nos encogemos de hombros igual que cuando alguien nos habla de elefantes voladores. Que me los enseñen y me lo creeré. Mientras tanto, que la Iglesia y el resto de las religiones molesten y contaminen y envenenen y enfrenten y toquen los cojones lo menos posible y que dejen que la ciencia y el conocimiento avancen; que cuando el conocimiento crece y se expande y busca fronteras cada vez más lejanas, los intransigentes del libro se quedan sin sitio y eso es bueno; francamente bueno.

martes, 4 de mayo de 2010

Números


Receptores del mensaje de Benito XVI dispuestos a emprender una vida de casta santidad.

Un anónimo visitante del blog me comenta una serie de cosas sobre una entrada antigua que yo creía olvidada y que me obliga, a mi mismo, a releerlo para comprobar sus afirmaciones. Ante todo agradecer la visita y la molestia de comentar, así que ya está dicho y podemos ponernos manos ala obra a comentar su muy educado envío. (Para los curiosos, la entrada se titula LA RELIGIÓN, DIOS y LOS CONDONES  de fecha 25 sep 09) Otro día hablaré del esfuerzo de acordarse de todas las tonterías que uno va publicando y que se hace una tarea imposible, de verdad.)
La cuestión parte de una premisa tan concreta como fijar los contagios de SIDA usando condón en el 5% de las actuaciones. Mucho es, pero aceptémoslo. El comunicante prosigue y extrapola la cuestión de forma que, una vez repartidos los condones a diestro y siniestro, como la cosa del fornicio se dispara porque la gente se cree que hacerlo con condón es completamente seguro, nos encontramos con que, en poco tiempo, ese 5% inicial, multiplicado por las 20 veces que la coyunda se multiplica, al final tenemos los mismos contagiados.
Las sopas de números suelen tener resultados tan curiosos como éste, pero lo que suelen hacer es acertar con la verdad. El problema del SIDA en áfrica es tan grande, tan inmenso y afecta a tantas cosas que hacer esa argumentación silogística (¿Bárbara? ¿Celarent? Y o que se a estas alturas, que me he olvidado.) me parece ruin por lo que implica y por lo que conlleva de muerte y sufrimiento. En uno de los párrafos de mi escrito, hablo de las costumbres sexuales/machistas/brutales de un gran número de hombres que, en África, entienden que la mujer es algo sin valor cuando no es suya, de forma que puede violarse, matarse, abandonarse etc. También matizo que la frase del papa es venenosa por lo que de “liberación” y ancha es Castilla tiene para esos bestiajos que escuchan al Papa decir que el condón es peligroso y por tanto, dejan de usarlo mientras siguen actuando sexualmente como si nada hubiera pasado.
No quiero caer en desabridos comentarios o subir el tono, pero es que cuando alguien habla desde el poder, desde la influencia y siendo consciente de que cada una de sus palabras se va a convertir en actos concretos y con trascendencia en la sociedad, hay que ser muy comedido y muy cuidadoso.
Lo que para mi es una chorada del abuelo, para millones de mujeres se puede convertir en la muerte y eso es muy duro, muy peligroso y muy dañino cuando se usa tan mal como lo usó SS BenitoXVI. Contra el SIDA hay que enseñar, prevenir, evitar o matizar la promiscuidad usando las argumentaciones teológicas o socio – sanitarias que se sepan adecuadas, pero jamás simplificar y dejar las posibilidades reducidas a una que se sabe, seguro, que va a fallar estrepitosamente.
Si lo único que puede decir el Papa es que el sexo sólo es válido dentro del matrimonio y con el único fin de procrear, que lo diga, que es lo que se espera de su visión del mundo, pero que no intente destruir el trabajo de otros que, con otros planteamiento, se parten la cara contra la enfermedad y la miseria esperando ayuda, no ataques frontales a su labor.
He estado en el continente americano y he visto las consecuencias de los mensajes papales y son lamentables, tan lamentables que la competencia les gana terreno y fieles a manos llenas. La Iglesia debe saber a quién habla y cómo hay que hablarle para que el receptor del mensaje entienda que los contenidos son válidos para su vida; que alguien sabe lo que necesita. El mensaje de abstinencia del Papa es adecuado, supongo, para la comunidad de Franciscanos de un convento, pero absurda para millones de africanos que lo que quieren es mejorar su nivel de vida; que no haya guerras, que sus hijos no se mueran de hambre (por tener demasiados –uno, a veces, es demasiado - y no usar métodos de control de natalidad), que el SIDA no destruya familias y países enteros, que sus gobernantes no sean corruptos hasta la médula, que sus mujeres alcancen una dignidad humana que ahora no tienen, que occidente deje de mirar para otro lado cuando los gobiernos africanos se dejan comparar por las empresas multinacionales.Todo eso es lo que el Papa puede llevar como un mensaje de apoyo y esperanza a un pueblo que espera que se le comprenda; no que se le riña y se le diga que fornicar es pecado y el condón transmite el SIDA.
Espero que mi anónimo comunicante entienda que, para esos pueblos africanos, el reto es conseguir que sus vidas cambien, que puedan usar los condones, que el sexo sea voluntario por las dos parte; que entiendan que la responsabilidad de una sexualidad sana es de todos y cada uno de los sexualmente activos y que si, además de todo eso, crees que lo mejor y lo más santo es ducharse con agua fría, que lo pueda hacer y llevar a cabo sin tener que dar explicaciones a nadie. Sencillo, ¿no?

lunes, 3 de mayo de 2010

Pura terapia

Hay días, y hoy es uno de ellos, en los que sin saber muy bien las razones, las cosas se tuercen y todo sale como nadie quiere que salga. Hoy es un día de los de ese tipo, pero elevado a su máxima expresión. Hace semanas que me noto “flojo” que es una forma de decir que cualquier alteración de planes o mala noticia me afecta muchísimo. Todos los días rehago el muñeco, que esas fuerzas no me faltan, pero en cuanto se produce una noticia adversa, la cosa se me complica y el esfuerzo por mantener la estabilidad emocional es enorme y a veces, imposible.
Yo lo atribuyo a esta mala racha, que comenzó cuando, en contra de toda lógica, tuve que salir de una empresa en la que había desempeñado mi cometido perfectamente pero además, querían que hiciera de atracador con nocturnidad y alevosía. Creo, sinceramente, que esa experiencia ha sido, con diferencia, la peor que me ha tocado pasar, pues es la negación de todo lo sensato sobre lo que he intentado levantar mi vida.
Luego han venido proyectos, esfuerzos, ilusiones y luchas, pero siempre marcados por esa sobre - respuesta emocional que hace que yo mismo me de cuenta de que estoy “bajo presión” y con falta de cintura. Supongo que la cosa pasará, pero es una faena realmente gorda, lo puedo asegurar. Mientras tanto, como la canción que aseguraba que la vida es puro teatro, estas entradas se convierten en pura terapia y en un rato ausente de los follones que suelen romperme los dientes un día sí y otro también.
Y eso sí: el mundo gira y nada le importa, que a la vez que yo me comía la correspondiente porquería diaria, él seguía su camino y, por qué no decirlo: tampoco se puede decir que haya elegido muy bien el rumbo, que seguimos sin poder mirar a ningún lado. Además, hace un frío de bigote y no apetece demasiado.
Por acabar la nota con una noticia curiosa: una militante del PP, islamista ella, deja el partido. La curiosidad no es que deje el partido, lo que verdaderamente me llama la atención es que haya estado metida en él, que no parece la mejor plaza para lidiar con esos morlacos.
La despedida me apetece hacerla con una noticia curiosa que nada tiene que ver con todas estas guerras de ida y vuelta y afanes diarios. Un grupo de genetistas han localizado, secuenciando el genoma de la hemoglobina del Mamut, que tenía propiedades anticongelantes. Si alguien duda de que es una noticia que puede tener mucho desarrollo, que piense en la cantidad de problemas médicos que podrían tratarse si esa propiedad se extendiera y pudiéramos seguir transportando oxígeno a muy bajas temperaturas. Desde la crioconservación hasta la ausencia de congelaciones destructoras de tejidos hasta lo que cada uno quiera pensar. Una vez, el proceso dela selección natural nos enseña que, si le dejamos tiempo, es capaz de inventarse cualquier cosa.

domingo, 2 de mayo de 2010

Justa venganza

NO GRACIAS: Triple peligro de muerte



Hoy he sufrido la justa venganza que planifican los dioses y que llega a nosotros en forma taimada, haciendo que nos enfrentemos al juicio que para los otros reservamos y ejercimos sin piedad. Esta mañana, leyendo la columna de Manuel Vicent, escritor que me gusta y del que me encantaría aprender, pensaba en lo complicado de emitir opiniones siempre justas, adecuadas, fundadas y moderadas mientras el calendario pasa y los temas se amontonan.
He manifestado en mi blog que quería ser políticamente incorrecto, pero hoy me he enfrentado al bienintencionado juicio de algunos amigos que han denominado mi incorrección de una forma más exacta: “tu no escribes, tu vomitas tus opiniones”. Enfrentarse con frialdad a un juicio tan rotundo te coloca ante la verdad de lo que tus escritos dejan en la mente de los demás y eso es, básicamente, muy bueno; así que paso a explicar las razones de tamaña pobreza intelectual.
Más que vómitos, soy consciente de que genero titulares y como tales, escasos a veces de contenidos, matices, elaboración y desarrollo, pero es que es imposible generar un tratado de pensamiento cada día que me enfrento a la pantalla en blanco. Genero titulares y posturas rotundas ante temas que me alertan y que considero peligrosos, aceptando el hecho de que, a veces, de tanta simplificación, puedo rayar el cuasi fascismo de posturas muy monolíticas, pero es que los demás, los que están enfrente, llevan años actuando de forma similar, lo cual justifica el levantamiento de muros avanzados para detener la marea de esos negros pensamientos. Tengo una serie de temas a los que combato con ferocidad, con la misma ferocidad, creo, que ellos me combaten a mí: las religiones del libro. Reconozco que me movilizan y que me asustan pues las veo capaces de desencadenar acontecimientos que la humanidad ya ha vivido y por los que pagó millones de vidas. Se me dirá que los tiempos han cambiado, que las circunstancias son otras y yo digo que leches, que la guerra de la ex - Yugoeslavia ha sido hace dos cuartos de hora y fijaros la que se organizó.
La religión en el ámbito de lo público es dañina, peligrosa y genera violencia siempre; absolutamente siempre y para las tres religiones principales: judaísmo, cristianismo e islamismo.
Lo siento, pero son ellos, siempre ellos, los que me han enseñado su peligro y su ferocidad y yo me defiendo; siempre me defenderé, de su intransigencia, de su victimismo y de su espeluznante capacidad para desencadenar a muerte, la persecución y la guerra. Una ojeada a la historia aclara lo demás.