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miércoles, 19 de mayo de 2010

El machismo que pervive


El sol se ha instalado, por fin, sobre nuestras mojadas cabezas y de repente, todos empezamos a atisbar que es verano, que casi nos hemos comido la mitad del año, que las cuentas siguen sin salir y que los michelines campean a sus anchas por nuestra anatomía. Efectivamente, es verano, lo cual no es excusa para que el mal gusto haga de las suyas metiendo la epidermis en las cuñas de coches.
Los señores de Citroen nos dicen, en sus cuñas publicitarias, que ha llegado el buen tiempo y con él la minifalda y las chicas guapas. Este creativo, que debe ser algo babosillo él, asocia la venta de coches con la longitud de las faldas en lugar de asociar el calor a su lamentable estado mental. Vaya por delante que me gusta el sexo como al que más; as chicas guapas como al que más; las señoras estupendas como al que más y las maduras interesantes mas que al que más; pero cada vez me produce más rechazo el uso machista de la imagen de la mujer. Siempre acabamos diciendo lo mismo, pero es que la cosa ya es tan rancia, tan sobada y tan antigua que da asquito. ¿No sería mejor dar una imagen igual para ambos sexos relacionada con disfrutar del sol (unisex), buscar la libertad de salir de la ciudad (unisex), darle una sorpresa a tu pareja/amigos/amigas/hijos/padres apareciendo con un coche nuevo o incluso ligar mejor (unisex) gracias al coche nuevo?
Tampoco es que sea tan complicado ser consciente de que el siglo XXI ha llegado ara quedarse y que, a estas alturas de la evolución, reivindicar al macho carpetovetónico salido y vociferante ante las cachas de la maciza de turno es, por decir algo suave, una demostración absoluta de pobreza intelectual. Y lo peor es que hay un responsable de publicidad que lo aprueba, que siempre hay un macho para otro macho que se ríe de esas estupideces.
Además, por si alguien no lo ha notado, ahora mismo son ellas mucho más seguras, libres, coherentes y “echás palante” que esos machos dubitativos que aún no han aprendido a disfrutar de la enorme suerte de vivir en una era en la que la mujer, cuando está a su lado, es PORQUE QUIERE, no porque nadie le obligue, le amenace o hable mal de ella, suerte quelas generaciones de ellos y de allas que les precedieron no tuvieron jamás. Siempre mejor disfrutar de una libertad compartida que de una esclavitud a medias.

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