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miércoles, 31 de octubre de 2012

Muerte en la noche de los muertos

El lecho sobre el que la vida descansa.
 
La muerte ha obsesionado al ser humano desde su primer aliento consciente. Decir restos humanos en un yacimiento arqueológico es prácticamente igual a decir ritual de enterramiento; decir muerte es decir escalofrío, miedo, inseguridad; es buscar elementos conocidos que nos transfieran calma. Con lo muertos se encuentran los objetos con los que los vivos pretendían dar al muerto esa cotidianeidad imposible, con los muertos se encuentra el deseo de permanencia en la vida, la imposible permanencia sobre la que se edificaron religiones y culturas.
Al hombre le cuesta aceptar la necesidad de la muerte y le cuesta  aún más aceptar que la muerte, además de necesaria, puede ser deseada como se desea la cama y el descanso. La muerte, por segura, debería tener muchas connotaciones, pero nunca la del miedo. Pase lo que pase, hagamos lo que hagamos y vivamos lo que vivamos, la muerte es el resumen de todo y lo que devuelve nuestra materia a la materia de la que nacerán muchas cosas.
El destino de la muerte es formar parte de la inmensa eternidad cambiante del universo que habitamos, ser polvo de estrellas en palabras de Carl Sagán y me parece que no hay mejor destino que ese. La muerte es el final de la conciencia y la continuación de un ciclo casi eterno; la muerte da paso a la nada de la que no se vuelve; la muerte nos libera de la maldición de la vida, de esa vida que no es sino el resultado del capricho de una molécula traviesa que quiso hacerse una foto de si misma para perdurar.
No, la muerte no debería asustarnos, pero ese gen que nos puso en marcha era listo y nos implantó el miedo para que nadie pudiera escapar de la condena de intentar reproducirlo. La muerte es el fracaso de ese mandamiento, de manera que una vez muertos, el gen nos abandona como envoltorios gastados pero el mal ya está hecho: obedientes, dejamos una nueva generación con sus copias para perpetuar la maldición de la vida esclava del gen.
Todos seremos borrados del libro de Azrael, ese ángel de la muerte que lleva cuenta de los vivos y que  nos ayuda en el camino, así que tranquilos que no, que  la muerte no es el final; es el principio de la renovada libertad, lo que pasa es que no lo sabemos; no es más que el lecho donde descansa la vida. Disfrutar del descanso cuando toquen el último silencio, ese que no tiene diana.

martes, 30 de octubre de 2012

Tormenta y estado

Una tormenta destroza una ciudad: 
Metro de Nueva York
Nueva York vive ahora mismo, mientras escribo esta entradita, unas horas de pesadilla, miedo y devastación. La ciudad, es LA CIUDAD, con mayúsculas y admiración mundial, se ha visto desarbolada por una huracán, el Sandy, que a pesar de ser bajito en la escala, deja ya 17 muertos en los Estados Unidos.
Cuando llegan este tipo de sucesos, es bueno mirar lo que el país más rico de la tierra opone a las fuerzas con las que la naturaleza castiga a la tierra de vez en cuando. Hoy es Nueva York, pero algo extraño pasa en los USA que los desastres naturales hacen más daño, al parecer, que en otras partes del mundo. ¿A que es debido?
Bueno, parecerá una tontería, pero seguimos viendo infraestructuras que en Europa se abandonaron hace años como tendidos aéreos, transformadores que se pueden incendiar fácilmente, detalles que dan idea de que hay demasiadas cosas que pueden fallar en cuanto pinten bastos y de hecho, fallan.
Sin llegar a los extremos del Katrina, lo que si parece claro es que el músculo del estado, la capacidad para poner en marcha recursos que eviten o suavicen las consecuencias,  se nos presenta insuficiente e impropio del poder de esa nación. ¿Cómo es posible? Precisamente porque esa nación no quiere estado, rehúsa  dedicar recursos y subir impuestos para que cuando llegan los tornados, los huracanes, los incendios del verano y las subidas del Misisipi la cosa no sea tan grave como suele ser.
Nueva Orleans sigue sumida en la destrucción pero la pregunta es ¿Qué tormenta tiene que llegar para que los estadounidenses quieran un Estado fuerte que les defienda?

lunes, 29 de octubre de 2012

1700 años de mentiras

El origen de tantas mentiras: 
In hoc signo vinces
Leo que el 28 de Octubre se cumplieron 1700 años de la batalla del Puente Milvio, donde las tropas de Constantito le pegaron una zurra a Majencio dejando libre le camino del imperio al hijo de Santa Elena; santidad debida al peloteo con el vencedor, que de otra forma, hubiera sido recordada como chica de taberna, medio puta y medio fregona, pero eso es otra historia.
Dicen las crónicas que en los prolegómenos de la batalla Constantito tuvo una visión y un sueño en el que se le aparecía una cruz y un mensaje: IN HOC SIGNO VINCES, y que a partir de esas premoniciones el cristianismo y la cruz, que nunca más el pez de los pescadores de almas, iniciaron el largo ascenso hacia el poder. La cosa tiene su miga, pues la cruz no aparece en el LABARUM, nombre del signo que usó Constantino en la batalla, formado por dos letras griegas iniciales de la palabra griega escrita en griego: CRISTO, la CHI y la RO (Χριστός). Un engaño más que convierte a una modesta X en la cruz cristiana que tanto ha dado que hablar y que tan bien le vino al emperador para recordar que la LEX romana tenía mucho que ver con la crucifixión de los rebeldes no romanos.
Constantino necesitaba una religión que se amoldara a las necesidades políticas del imperio y supo domesticar a los cristianos como el mejor aglutinador de los diferentes cultos mistéricos del estado. Los padres de la iglesia cristiana supieron doblar el lomo y poner la mano a cambio de convertirse en la religión del estado y les fue bien, demasiado bien.
Del reino de dios, pasaron a administrar el reino de los hombres y lo hicieron tan bien que cuando el amo sucumbió y el imperio pasó a mejor vida, fueron ellos, los abades y los obispos, los que administraron diezmos y haciendas y se erigieron amos y señores por siglos.
Constantino nos dejó un regalo envenenado que perduró por siglos y cuyo poder se perpetúa en el negocio de las almas de hoy en día. Su historia real está cubierta de sangre y oprobio y está por ver que en el futuro no nos depare otra guerra santa que se nos lleve a todos por delante, bien por agresión o bien, por defensa.

domingo, 28 de octubre de 2012

Genialidad




Hay veces que el mundo del deporte ofrece ejemplos que ponen de manifiesto genialidades basadas en el sentido común y hoy me he reído bastante con uno de ellos. Mientras el interesado negocio de los medios mantienen artificialmente polémicas absurdas para generar contenidos, un profesional del fútbol, uno de los que saben y conocen las verdades del día a día, del esfuerzo y de la incertidumbre que propicia la suerte en un deporte tan absurdo como ese, declara: El balón de oro debería quedar desierto, por pesados. Olé por Caparrós. (Entrenador del Mallorca)

Una vez más, los protagonistas, los operarios del deporte, le pegan un buen baño a esos medios deportivos que constituyen, en su conjunto, una escoria pseudoperiodística, digna de ser eliminada de nuestras vidas. La polémica se ceba, incluso, en una deportista ejemplar como Casillas que desactivó la polémica que tan bien le venía a diarios como Marca al que intentan marginar de una suculenta fuente de contenidos tan jugosa como el Real Madrid.

Pesados, inmorales, zafios, incoherentes, chapuceros y gritones, los periodistas deportivos de este país constituyen uno de los colectivos más deleznable que imaginarse pueda y permanecen lejos, muy lejos, de la ejemplaridad demostrada por nuestros deportistas y su enorme calidad.

sábado, 27 de octubre de 2012

Halloween



Una importación afortunada

Leo que la Iglesia católica desconfía y recela de la fiesta de Halloween y lo que eso implica para el declive de esa funesta tradición de muerte, culpa, destrucción y desamparo. El año pasado hablaba del origen celta, de la noche en la que los dos mundos se acercan y comunican, pero hoy me apetece hablar de los niños de estos años y el regalo que se han encontrado.
El día de difuntos de cuando yo era niño se reducía a la visita al cementerio, costumbre jamás practicada por nadie de mi familia, afortunadamente. Eso y poco más, quitando los huesos de santo y los buñuelos que estaban, y afortunadamente siguen estando, buenísimos.
Ese panorama antiguo y olvidado se ha trastocado por una noche de absoluta juerga, disfraces, transgresiones, dulces, a destajo y exaltación de la alegría en contraposición a la idea de la muerte y la reflexión oscura.
¿A alguien le extraña que la fiesta triunfe sobre el duelo? 
Por supuesto que la lógica se impone y si acaso, miraremos a los niños con cierta envidia cuando los veamos andando pro al calle con sus bolsas llenas de caramelos, chuches, chocolates y alegría, esa que tan bien sienta y que algunos se empeñan en amputar de sus vidas, como si lo que les espera no fuera suficiente.
Propiciemos la alegría y ya sabéis: por el empacho hacia la juerga.

viernes, 26 de octubre de 2012

La vida NO es bella

Una estupenda animación sobre la lucha por la vida.El gen egoísta  

Nuestra vida se llena de tópicos que asumimos sin más, como si el cuestionarlos o negarlos tuviera consecuencias desastrosas y no hubiera más remedio que mantenerlos vivos y con plena vigencia. Uno de esos tópico extendidos y aceptados es el que la vida es bella cuando nada hay más alejado de la verdad o de la realidad. La vida, como proceso, como realidad global  que afecta al total del colectivo de los seres vivos, es una auténtica pesadilla.
La vida es una anormalidad, una excepción y una estrambótica originalidad que se desmarca de la regla y hay buenas razones para que así sea. La vida derrocha energía de forma inútil y desmedida; es un proceso cuya estadística es poco menos que penosa y por cada individuo o ser que consigue llegar  ala madurez y propiciar una nueva generación que prolongue su genética, hay miríadas de caídos en el camino que demuestran lo que afirmo: la vida es una putada en líneas generales.
Circunscritos al ser humano, es verdad que un pequeñísimo porcentaje de la población ha conseguido, mediante una inversión enorme y su correspondiente coste económico, llevar una existencia placentera o pasable, siempre a costa de que otros las pasen bastante putas. Hasta tal punto la cosa es evidente, que incluso la Iglesia nos asegura que la vida “es un valle de lágrimas” si bien luego se saca de la chistera la varita mágica que nos da acceso al paraíso y a la dicha eterna, milonga que algunos se creen justo hasta que llega el momento del miedo y prefieren seguir  transitando el valle que alcanzar el paraíso.
Como especie valemos bastante poco y nuestros logros colectivos se suelen centrar en la capacidad de generar desastres, guerras, esclavitudes y demás hechos contrarios a la placidez y la tranquilidad que implicaría la verdad de la afirmación que vengo negando, de manera que vamos a ponernos las pilas y trabajar para intentar que la vida sea cuando menos pasable para esa inmensa parte de la humanidad que vive en las condiciones más perras.

jueves, 25 de octubre de 2012

La banalización de lo importante


Si el otro día mandaba a mis amigos un enlace que criticaba la exaltación social de la ignorancia, (http://www.paralelo36andalucia.com/sobre-el-creciente-prestigio-social-de-la-ignorancia/?) hoy toca hablar de la banalización de lo importante, de la pérdida de rigor y compromiso con las funciones y cometidos que deben marcar camino, opinión, tendencia y posición.
El caso de Mariló Montero, por mucho que la chica haya demostrado tener menos luces que un mechero, no es sino uno de los muchos que vamos encontrando y que amenazan con convertir a los medios de comunicación en algo sospechoso alejado del antiguo prestigio que todos les otorgábamos. Opinar en España consiste, básicamente, en ser capaz de gritar improperios zafios y sin sentido que nada tienen que ver con el conocimiento o dominio de la materia tratada. Es lo mismo que se hable de materia oscura, energía nuclear o derecho internacional: aquí estoy yo y pontifico sobre lo que haga falta despreciando al experto por comedido, aburrido o por lo que mejor convenga para poder montar un bonchinche en el que nadie se aclare.
Redactar y firmar un editorial en un medio de comunicación es una tarea que se encomienda a muy pocos y muy buenos, pues esa firma y lo que rubrica compromete no sólo al que escribe o habla, compromete al medio: ES el medio el que se pronuncia en uno u otro sentido y esa opinión define a la totalidad del nombre con respecto al tema tratado.
RTVE ha hecho, como mucho otros, dejación de responsabilidad y ha actuado con una negligencia dolosa dejando que una indocumentada se valga de un medio de comunicación colectivo para hacer pública su ignorancia, su incultura y una gran dosis de pueblerina superstición medievalista.
Pero siendo grave, lo peor es que son los propios medios los que dejan que su calidad y su rigor se despeñen por el camino de la mediocridad y la falta de talento; son ellos los que vacían las redacciones de profesionales consagrados y reconocidos apostando por jóvenes baratos y mal pagados que aportan el máximo que su falta de experiencia les otorga.
Se está entregando el poder a la ignorancia y lo vamos a pagar con sangre.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Mariló Montero

 
Imprescindible ver el video primero, por favor: un incunable.

Hay veces en las que ser malo es demasiado fácil y la crítica más destructiva, acerada y malévola no puede, ni de lejos,  ser tan dañina como el acto que se critica expuesto en toda su crudeza. (Gracias sean dadas a mi amigo Curro por sus moderados consejos al respecto) La intervención de esta periodista de RTVE, esa televisión que el PP nos prometió ejemplar, hace imprescindible que la empresa se proteja de su nociva presencia de forma inmediata.
Esta señora ha protagonizado dos hechos deleznables en poco tiempo y lo ha hecho con una displicencia y un desparpajo inconcebibles que la empresa debería evitar a toda costa. Lo de ayer  –creo que tan ejemplar intervención se produjo ayer martes – es de aurora boreal, pero es que el amago de rectificación es todavía peor.  

Calificar lo que, por excesivo, no tiene lugar posible en la escala me resulta imposible y mi creatividad no alcanza a generar epíteto adecuado, así que dejo a cada cual  en entera libertad para etiquetar y clasificar la intervención de la excelsa periodista Mariló Montero, profesional a quien RTVE le da libertad para editorializar, que es lo mismo que permitir que hable en nombre del ente público, en uno de sus espacios.
De toma pan y moja.