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sábado, 20 de octubre de 2012

Crueldad animal





España tiene un código genético extraño, un bloque de memoria antigua que le impide evolucionar con l ritmo que lo han hecho otras sociedades de su entorno. No hay frase famosa que pondere adecuadamente la relación del hombre con los animales a la que hayamos hecho trizas una y otra vez. Desde la evaluación de Ghandi basada en cómo se relaciona el hombre con sus animales a cualquier otra, España mata, caza, tortura, desprecia e ignora todo lo que el mundo de los animales tiene de elevado, de ejemplar y de amistosa convivencia con nosotros.

España odia con saña a los animales y lo hace desde el gobierno y desde las masas sin darles descanso alguno. La legislación se adapta y se abre a cualquier animalada que se le pueda ocurrir al loco de turno. En estos meses hemos visto que los gobiernos han facilitado,a caza de jabalí con lanza y a caballo, al lobo le buscan las vueltas con intenciones asesinas, los parques nacionales venden licencias para cazar venados y la junta de Castilla y León da dinero a la federación de caza para lavarles el tarro a los escolares y que aprendan a disfrutar de el noble arte de matar bichejos del campo.

Hoy he salido a andar cerca de mi casa para comprobar, un octubre más, que una caminata se ha convertido en un deporte de riesgo. Los cazadores, esa subespecie que se ha olvidado de cualquier rastro de  civilización, se han adueñado de trochas y caminos  y los tiros resuenan cercanos rodeando al paseante. Por si eso fuera poco, estos enloquecidos abstemios deseosos de muerte, buscan los cotos conduciendo a todo trapo sin tener en cuenta a paseantes, ciclistas, perros o cualquier otra cosa que se mueva por "sus cotos", que eso es TODO el campo para ellos, un coto en el matar a todo lo que se mueva y en el que los paseantes no tienen cabida.

Odio esa España atada a la celebración del sufrimiento, a esos toros de fuego y a esas cacerías convertidas en orgías de muerte y devastación; odio con toda mi alma la indiferencia ante el sufrimiento animal que considera normal que la vida de un perro se cumpla, del nacimiento a la muerte, atado a una corta cadena; abomino de esa obsesión por matar animales y me dan asco esos patanes matarifes armados de escopetas y de bestialidad sin límites.

España permanece en la noche de la barbarie y cada año que pasa la distancia que os separa de las sociedades evolucionadas crece sin parar aumentando nuestra vergüenza. Damos asco    

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