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sábado, 18 de diciembre de 2010

No todo es respetable


Algunas joyas de la lista:
¿Que hay de cierto en el parecido del ADN del hombre y el chimpancé?
¿Cuales son las mejores preguntas que hacerse sobre la evolución?
¿Es el hombre la causa del calentamiento global?
¿Cómo acomodó Noé a todos los animales en el arca?

Algunos amigos y conocidos me preguntan la razón por la que, últimamente, me he vuelto tan beligerante contra las religiones, en general, y contra algunos movimientos en particular. Las razones que justifican y hasta exigen esa postura son muchas y muy variadas, pero hoy me gustaría recrearme en algunas cuestiones sobre las que he basado gran parte de mi absoluta indignación.
Si bien es cierto que mi adolescencia rozó el franquismo en sus últimos coletazos, no es menos cierto que, en esa agonía, había partes que mantenían la suficiente fuerza y vigencia como para mantener el absurdo en el centro de la vida colectiva. Uno de esos elementos, que sigue soñando con aquellos años de gloria y paseos bajo palio del caudillo, era el de la iglesia católica apostólica y romana que mantuvo a algunos elementos al pie del cañón en los institutos de enseñanza pública.
Si bien no fueron capaces de justificar enormes traumas, un par de aquellos curitas medio idiotas, cuya única autoridad moral residía en el miedo o el poder heredado de la política y jamás de su elevada inteligencia, consiguió que algunos pasáramos malos ratos al criticar las idioteces religiosas que aquellos imbéciles querían meter en nuestras seseras. Un par de salidas de clase, una movida colectiva de protesta y poco más, lo suficiente como para consolidar un rechazo permanente al dogma impuesto contra la evidencia de la lógica y las pruebas.
La religión cristiana, y sus más acérrimos practicantes, luchan a muerte contra la ciencia, pelean contra el sentido común y de una forma fascista, insidiosa y muy peligrosa para la formación de las nuevas generaciones y el campo de batalla por excelencia, en el que se juega la partida más ambiciosa, se haya en los Estados Unidos. En ese país, consolidado sobre la idea de la libertad y de la separación de poderes; construido sobre una constitución redactada por masones que incluyeron su simbología en numerosos iconos de la nación, permite que unos fanáticos religiosos, descerebrados, incultos y violentos prohíban, prescriban y eliminen la ciencia de los planes de educación de estados enteros en el llamado “cinturón católico de Arkansas”.
¿Es respetable que alguien elimine la verdad y la sustituya por el mito en la formación de los jóvenes? ¿Es respetable que una mentira pura y dura destierre de las aulas a la ciencia? ¿Respetaríamos a alguien que defendiera que la tierra es plana? ¿Que el sol gira en torno a la tierra? ¿De verdad es respetable alguien que quiere deformar la mente de nuestros hijos? Si alguien piensa que estos personajes tienen algún tipo de barrera, que no se equivoque: es la guerra, no hay cuartel y ellos lo quieren todo. No hay respeto, hay imposición, hay fascismo, hay miedo, hay persecución y, sobre todo, no hay inteligencia sino su negación, que es algo contrario a la propia esencia de la humanidad.
De vez en cuando sigo sus pistas y rastros en la red para saber de sus andanzas, triunfos y aspiraciones, y es fácil encontrarse auténticas joyas del absurdo y del horror como las dos con la que hoy ilustro esta entrada.

http://www.answersingenesis.org/

http://arkencounter.com/

«El Arca es uno de los relatos históricos más conocidos en la Biblia. Una investigación independiente ha demostrado que millones vendrán a verla y a aprender que el arca y la inundación fueron hechos reales en la historia» El gobernador de Kentucky, otro estado caído en el poder de la sombra, pone en marcha los escuetos recursos públicos de una Administración enflaquecida, para que las nuevas generaciones crezcan creyendo en la literalidad del relato bíblico, que los fósiles no tienen la edad que tienen, que el mundo se hizo en siete días, que la mujer salió de una costilla de Adán y no sé cuantas estupideces más.
¿De verdad se puede defender que esa basura, y el poder que ejerce en forma de miedo y coacción, es respetable? ¿De verdad se puede defender que esto es algo sin importancia? ¿Y qué podemos decir de esa Iglesia que se deja querer por estos extremistas sin ponerlos colorados o sin decir que ellos nada tienen que ver con sus métodos y creencias? Me dan asco y de verdad creo que se merecen todos los esfuerzos que hagamos para barrerlos hasta los rincones de marginalidad en los que deben languidecer hasta la desaparición.

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