Pues eso, a mover el culo
Estamos solos, así, sin paliativos, sin remedio, sin
solución. Los ciudadanos estamos solos ante un sistema que nos ha traicionado y
al que debemos salvar echando a los que no han sabido y no han querido
servirnos. Han traicionado a la derecha,
a la izquierda, a los jóvenes, a todos. Los que contratamos para organizar
nuestra vida social con rigor, honestidad, legalidad y rigor, nos han
traicionado llevándose nuestra riqueza, nuestra ilusión y colocándonos al borde
del precipicio.
Estamos solos y debemos ser conscientes de que el futuro
depende de nosotros, pero podemos luchar por él. Y podemos porque estamos obligados, porque no
tenemos más remedio que bajar a la arena a luchar por lo que es nuestro y nos
han arrebatado. Nos arrebataron casi todo y nos han mermado lo más importante: El nervio,
la tensión, la disciplina de querer luchar adormeciendo la conciencia con un dinero
ficticio que era mentira, que era un opio adormecedor de la voluntad, del
querer, del deber hacer.
Estamos en peligro y es muy fácil que por la puerta de la
frustración y la decepción entre el populismo o el fascismo en lugar de las
ganas de luchar, de levantar nuestras vidas peleando día por día, segundo por
segundo, esperanza por esperanza y derrota por derrota. La sociedad civil debe
levantarse, ponerse en marcha y escupir a la cara de los traidores, de aquellos
que ocupan el poder de forma inmoral, de los que traicionan la voluntad de los
votantes, de los que tanto nos han engañado y de los que tanto cuidan de los
intereses que no son nuestros.
No tenemos ninguna obligación de acatar lo que es
básicamente una traición; no nos pueden exigir obediencia a lo que es inmoral,
injusto e insolidario: debemos poner en marcha una revolución silenciosa,
individual, solidaria y colectiva al margen del sistema para salvar al sistema
contra la amenaza que habita fuera y que fuera quiere arrastrarnos.
Tanto los de derecha como los de izquierda tenemos una cita
con la historia y con el futuro de las próximas generaciones, esas que están
creciendo con la amenaza de la emigración, el desarraigo, el exilio y la
miseria por culpa de aquellos que nos abandonaron a todos, sin distinción de
ideología.
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