¿A que si les dejamos lo hacen mejor?
Andamos, otra vez, a manotazos con Gibraltar y Margallo, ese ministro que habla sin hacer y amenaza sin dar para aumentar el ridículo propio y la mala imagen de España en general, se llena la boca de bravuconadas ante el reducto filibusteril del peñón. Gibraltar, colonias y colonizadores aparte, ha derivado en una absoluta tomadura de pelo de la legalidad internacional, eso que permite que los ricos y los jetas evadan impuestos, se liberen de sus obligaciones acompañados de traficantes, contrabandistas y mafias marroquíes dedicadas al antiguo comercio del hachís.
la cosa ha explotado por el lado menos justificable: en defensa de una pesca que ha esquilmado todas las aguas en las que ha dejado sus artes y su redes. Los cabritos de los gibraltareños han dejado el fondo sembrado de bloques romperedes, pero aquí nadie dice que muchas de las artes que se quedan enganchadas en eso bloques erizados de vigas, osn ilegales y España, en todos sus puertos, mira hacia otro lado mientras los mercados se llenan de “pezqueñines” no intervenidos pescados en redes de las que no escaparía ni un suspiro. Pero eso no se cuenta ni se dice: se enarbola la antigua ofensa y hala, todos a tomar Gibraltar para lavar la afrenta patria.
No es eso y tales medidas, basadas en tan insuficiente argumento harán aguas y nos dejarán en ridículo. Ahora bien, enarbolar la legislación de la UE, el control fronterizo, la seguridad de los espacios aéreos ante la amenaza de AlQueda del norte de Africa y miles y miles de medidas tranquilas, secuenciadas y bien estudiadas, ajenas al devenir de los acontecimientos más o menos agitados de la actualidad, pueden ir estrangulando, desde lo obvio de su necesidad, un territorio anacrónico condenado a desaparecer por su actual vocación claramente delictiva. Ni más ni menos.
O lo que es lo mismo, si, pero no. Yo me entiendo.
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