Ahora, cuesta abajo en mi rodada
las ilusiones pasadas
no me las puedo arrancar.
Sueño con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá.
las ilusiones pasadas
no me las puedo arrancar.
Sueño con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá.
Cuando Gardel cantaba este tango no podía imaginar que su
letra reflejaría la actual situación de España con una precisión casi
quirúrgica. España rueda despendolada por un barranco de absurdos sin que los
ciudadanos podamos parar la caída de forma alguna.
Día a día conocemos lo que puede llegar a constituir una
verdadera enciclopedia del disparate de
gran éxito de ventas. Sin ir más lejos, hoy mismo sabemos que “El director
general del Organismo Autónomo de Parques Nacionales, Basilio Rada, acudió el
pasado 3 de enero invitado a una montería organizada por Alberto Alcocer en una
de sus fincas que incluye una parte del Parque Nacional de Cabañeros, según
admite Rada”.
También hemos sabido del indulto otorgado a un conductor que
utilizó su propio coche para asesinar a una persona circulando en dirección
prohibida. (Como puede observarse, me niego a usar el término “suicida” a la
vez que evito el más adecuado de “hijo
de la gran puta”). La justicia paralela sigue instalada en el consejo de
ministros lista para violentar cualquier sensatez.
No creo que podamos aguantar mucho más sometidos a esta
especia de permanente agresión intelectual que os deja, cada día, exhaustos, inermes e
indefensos ante la iniquidad del poder. España debe remontar la cuesta y
librarse del lastre de unos gestores incompetentes que se han entregado a una especie
de orgía de despropósitos orquestada
contra nosotros mismos.
Recuerdo que hubo un día en el que la política nos
ilusionaba, nos ofrecía promesas de una sociedad mejor y más justa. Recuerdo
que incluso, pardillos, llegamos a pensar que era posible.
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