Ya están entre nosotros. Cuidado:
Tú puedes ser el siguiente
Analizando seriamente los sucesos de la política española he
llegado a la conclusión de que España
está siendo tomada como campo de experimentación por invasores extraterrestres,
seres capaces de manipular cuerpos y
mentes sin dejar rastro. Parece complicado y muy duro de aceptar, pero es la
única explicación viable y la única que satisface, con respuestas plausibles,
tanto comportamiento absurdo e inexplicable.
Por su cercanía en el tiempo, me voy a centrar en dos
sucesos que atañen al PP pero que pueden extrapolarse a CiU, al PSOE y a tantos
otros partidos que han sido señalados como objetivo prioritario por estos
seres.
El primer ejemplo se refiere a Luis Bárcenas, el mismo que
ocupó una posición preeminente en el PP
durante décadas y al que sus teóricos compañeros de oficina parecen
haber olvidado. Durante 20 años, este sujeto –especie de androide creado por la
raza de los futuros invasores – tomó café con sus compañeros, les subió o no el
sueldo mensual según correspondiera, elaboró presupuestos y todo para nada,
para esfumarse en el tiempo sin dejar rastro ni recuerdo alguno. Nadie en el PP
puede dar razón alguna de su paso ni de su estancia en el partido; los
invasores han borrado su rastro, nada nos recuerda su presencia. Eso, sin duda,
no lo podemos hacer los humanos y se requieren poderes sobrenaturales que no
nos son propios. Primera prueba concluyente de la invasión.
El segundo ejemplo se centra en la mente, ese extraño mundo
que tantas sorpresas nos da y que tampoco escapa a la manipulación extraterrestre.
Cospedal, la insigne presidenta, es capaz de decir que no cierra las urgencias
de noche pero que los centros no trabajarán cuando no haya luz; más o menos,
entre 8 de la tarde y 8 de la mañana como corresponde a una “reordenación de
horarios”. Aquí los ingenieros de los humanoides no han estado finos y se nota
que el trabajo necesita de más tiempo y más ajuste, pues nadie puede pretender
que los humanos normales se coman algo así sin mandar al carajo al emisor de
tamaña gilipollez. Segunda prueba de su presencia entre nosotros.
Estamos a tiempo de tomar medidas y detectar los cuerpos y cerebros contaminados y ocupados
pues todavía cometen errores, pero el tiempo
se acaba: en pocos meses estos seres
habrán conseguido la perfección y ya no podremos defendernos. Un paso más, sólo
uno, y Cospedal conseguirá mentir y engañar sin ser detectada pues el sustituto
de su cerebro, la versión mejorada de la actual chapuza, habrá conseguido la
perfección y estos seres conseguirán quitárnoslo todo y que pensemos que nada
ha cambiado. Hay que evitarlo por todos los medios.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCreo que denunciar todo lo que está pasando es el único camino, no somos tontos, y no por mucho repetir sandeces (para justificar lo injustificable) nos lo acabaremos creyendo. La mejor baza de estos políticos de pacotilla es que el hastío de los ciudadanos se convierta en aceptación de que no hay otra opcion, si no nos quejamos vamos apañaos.
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