Vuelvo al teclado para escribir algo otra vez y lo hago pensando que no debemos rendirnos por mucho que quieran ahogarnos con su basura. Los que deberían guiarnos nos han traicionado, pero no sólo nos han traicionado “a los de fuera”, no: han traicionado, también, a aquellos de los suyos que han trabajado eficaz y honradamente tratando de construir una sociedad mejor.
No me apetece ponerme a hablar de lo que es obvio y a todos nos indigna, de manera que busco un cambio, una nueva habitación sin contaminar en la que abrir las ventanas buscando aire; un espacio más abierto, más limpio y en el que hablar de las muchas cosas que ellos, los malos, no pueden evitar.
Mientras esos “malos” se dedican a sus maldades hay un enorme ejército de gente honrada y buena que trabaja, se afana y vive dedicada a hacer cosas buenas y que también hacen política y la hacen, muchas veces, en el terreno del heroísmo.
Cuando lo que nos pide el cuerpo es una descalificación global, un insulto universal, hoy que vuelvo a escribir quiere reivindicar y apoyar a esos héroes de la democracia que se han jugado la vida llenando las listas del PP o el PSOE en tantos y tantos municipios del país vasco y a los que sus propios partidos han traicionado y dejado tirados en el desánimo.
Escribo buscando aire limpio mientras trato de levarme por encima de la basura con la que quieren llenar mi vida; me rebelo contra esa inercia de la única manera que puedo hacerlo, de manera que me refugio en mi trabajo, como tantos otros, y en estas páginas que nada importan y nada aportan fuera de mi propio placer al escribirlas.
No creo que su bajeza merezca que yo renuncie a esos diez minutos diarios con los que cambio de ritmo mi jornada.
Y a los malos, que les den...y les den mucho, por favor
Estoy totalmente de acuerdo con lo que has escrito, me alegro de volver a leerte!!
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