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miércoles, 20 de marzo de 2013

De vez en cuando




Serrat es un tío con suerte y, de vez en cuando, la vida le invita a bailar, a tomar café y a no se cuantas cosas más, pero eso le pasa a Serrat, que es un "pages" con el ánimo bien dispuesto y una perspectiva mediterránea de la vida que le permite remontarse al sol cuando las cosas de la tierra vienen torcidas.
Hoy, mas que invitarme a nada, la vida me hecho tomar una purga de ricino amarga de pena y de hartura; uno de esos días que mejor olvidar y echar a los perros del olvido lo antes posible. 
¿Razones para tanta amargura y tanta pena explosionada a la vez? Todas y ninguna pero esas cosas pasan y de vez en cuando la vida también te recuerda la realidad en toda su crudeza, para que no se te olvide que lo que algunos llaman la " bendición de la vida" no es más que una anomalía cósmica basada en la destrucción y en el derroche. 
Hoy es uno de esos días en los que la vida te pone delante de la famosa pregunta a la que jamás he podido encontrar respuesta y que siempre me asalta no ya en las horas negras, sino en los momentos de tranquila reflexión: ¿qué coño pinto yo aquí?. Pues básicamente nada, pero esa nada es muy larga, "mu jodida" y fundamentalmente, inútil si como es mi caso, el rastro que se deja es tan leve como para que nuestra presencia o nuestra ausencia nada cambie en transcurrir de los días de este perro mundo.
Nunca he llegado a entender la razón de que y ande por estos lares y cada vez que el día, como hoy, viene torcido, las posibles explicaciones con las que intento autojustificarme, se desvanecen en la nada dejándome indefenso ante el desastre y la invasión.
Hoy es uno de esos días en los que no está uno para nada y todo nos parece absurdo, penoso y sin sentido, de manera que lo mejor es retraerse, dejar que pase conservando la calma y avisando a nuestros allegados que mejor no enredar demasiado y dejarnos rumiar la pena en paz para que pase lo antes posible y cada quien pueda seguir buscando blancos picos en el soleado horizonte que le reconcilien con este desastre. El dijo que hay días en los que no está uno para nada, tenía más razón que un santo, de verdad.
  

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