De Isabel y Fernando el espíritu impera ...
en el Tribunal Supremo
Garzón ha sido condenado y como viene siendo habitual en estos días, la sentencia ha provocado reacciones exageradas en todos lados. Como no me gusta el ruido y trato de buscar un poco más abajo, os propongo estos titulares y grandes trazos para que cada uno los piense:
1º.- Subjetividad. La sentencia achaca a Garzón falta de rigor y subjetividad eludiendo el rigor de las pruebas practicadas. La sentencia está llena de juicios de valor que no se ajustan a los hechos probados y que hablan de cuestiones por completo ajenas a los hechos juzgados. Curioso.
2º.- Unanimidad. Pocas veces las salas de tan alto tribunal emiten sentencias unánimes y contrarias a uno de sus “colegas”. ¿Tan incómodo para la judicatura es Garzón?
3º.- Condena. ¿Cuántos jueces son inhabilitados por 11 años en España tras “pifiar” instrucciones llenas de errores, actuaciones no ajustadas a ley etc? ¿Unos simplemente se equivocan y los molestos cometen prevaricación?
4º.- Indignación. El CGPJ y el Supremo declaran "son de todo punto inaceptables los ataques tanto personales como institucionales que cuestionan de manera frívola y carente de fundamento la actuación del Tribunal Supremo, deslegitimando la institución y desacreditando a sus componentes, a los que se atribuye otras intenciones más allá de la recta e imparcial aplicación de la ley, lo que constituye un grave atentado al Estado de derecho" ¿No será que todos somos conscientes de que la justicia española vive en épocas remitas ajenas al siglo XXI? Que se lo hagan mirar, que más les vale.
5º.- Esto no chuta. Ya he dicho varias veces que el tercer poder no funciona, que mientras que el legislativo y el ejecutivo van avanzando, el poder judicial es una lacra para este país que debe realizar su “aggiornamento” a toda leche. Por si alguien se había olvidado, la Audiencia Nacional es la heredera del TOP (Tribunal franquista denominado de Orden Público) ¿Qué pinta un juez normal en un entorno franquista? Pues eso, lo mismo que pintaba Garzón: nada.
El tema de la justicia-injusticia en España lleva tiempo siendo un verdadero escándalo, con peleas internas, jueces estrellas, sentencias que nadie entiende y una dejadez a prueba de tiempos y de usos mínimamente democráticos. Lo de Garzón es sólo una más, muy conocida, que se coloca encima de muchas otras que se han llevado por delante a ciudadanos desconocidos que nunca han tenido la más mínima posibilidad de acceder a una justicia igualitaria para todos.
Los tribunales españoles están enfermos de corporativismo, corrompidos de política y llenos de jueces más preocupados de mantenerse en los altares de lo ignoto que de bajar al mundo de los mortales y hacer las cosas normales que hacen los funcionarios serios.
Vivimos una época oscura en la que todos pretenden que todos cabalguemos a los lomos de tigres enfurecidos y creo que el mejor consejo que se puede dar es que se reflexione, que se piense, que no se haga caso de nadie y que antes de emitir un juicio se pregunte, se analice la cuestión y que no nos pillen de pardillos, que todo está “mu liao”.
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