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miércoles, 4 de junio de 2014

El tiempo del derecho


De la calle hay que pasar al escaño

España, el país mas ordenancista del mundo, navega en un fárrago de legislación inaplicable generada a golpe de visceralidad, oportunismo y sinrazón. Hoy, una vez más, la realidad nos pilla en mantillas y nos obliga a legislar una situación claramente previsible para la que no tenemos amparo legal. De la misma manera que el Parlamento corre y se acelera para dar cobertura legal a la actualidad, la calle se sube a la parra y exige que sus clamores se conviertan en ley por el mero hecho de convocar a esas masas que actúan movidas por la más rabiosa actualidad.

La Ley, así, con mayúsculas y bendiciones, se genera sólo por una vía: el parlamento, única fuente de legalidad en todo estado de derecho que se precie. La voz de la calle tiene cauces y sistemas para convertir sus gritos en legislación y nuestra Constitución enseña el camino. Hoy, cuando el debate sobre la forma del Estado, ese que debería haberse hecho de manera ordenada y democrática en la casa de todos toma las calles, sus patrocinadores claman por hacer valer el antiguo axioma de que " Vox pópuli, vox dei". Ni dios tiene vela en este entierro ni la voz de la calle tiene otro idioma para expresares que las elecciones generales. Serán ellas las que validen o  rechacen los planteamientos republicanos de esos miles de personas que hoy se manifiestan contrarias a la sucesión monárquica.
Si los grandes partidos han perdido el pulso de los ciudadanos, serán otros los que, en una par de añitos, mostrarán su capacidad o su impotencia para ordenar el debate y mandara Felipe VI camino del exilio. Nada legal se encuentra fuera de la ley y es conveniente no olvidarse de esos sanos y democráticos principios. Fuera del parlamento todo es populismo y demoagogia, dentro de él, todo toma naturaleza de Ley y a ella habrá que atenerse sin buscar excusas o justificaciones.
Dejemos que todo se conforme según los plazos y las formas que a todos nos ayudan y convierten a las masas en leyes que a todos nos gobiernan. Todo lo que se aparte de ese camino nos deja, a todos, desamparados e inermes ante las peores manifestaciones de la amenaza fascista apoyada por la fuerza de las reacciones más irracionales.
Pensar, decidir, votar, he ahí la cuestión.


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