Un ejemplo de los muchos:
el derroche de lo ajeno.
España vive sometida la vergüenza de su realidad política expuesta en tribunales y medios de comunicación. Necesitamos que la realidad nos ponga ante el espejo de lo que ha sido este país en los últimos años; debemos asumir que nuestros políticos han robado, dilapidado y abusado de su posición y que la crisis ha echado el cerrojo. La locura cesa porque no hay dinero; la desvergüenza termina porque ya no hay forma de seguir robando.
España tiene 54 aeropuertos, dos más que capitales de provincias; Coslada cuenta con un Palacio de Congresos que se viene abajo cerrado y sin usar y que quería competir por los congresos de Madrid; el director de no sé qué cosa se mete rayas de coca en el coche oficial y así podemos seguir "ad nauseam".
Para terminar: montar el circuito de F1 de Valencia costaba -eso parece ser- 100 millones de euros cada vez que se celebraba el gran premio. A más de uno habría que darle 100 millones de patadas en la cabeza, sin más.
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