Isla de plástico de 1.400.000 de Km2.
Una de las huellas del hombre
Finaliza la cumbre de Durban y se consuma el desastre de la irresponsabilidad. El ser humano se manifiesta, una vez más, incapaz de gestionar el futuro; abandonamos la tierra y renunciamos a nuestras responsabilidades incapaces de asumir la obligación de tomar alguna iniciativa coherente.
La tierra que heredan nuestros hijos es un solar convertido en basurero; les dejamos mares llenos de basura y una imprevisión culpable que no asume el proceso tal y como se está produciendo y se contenta con mirarse al ombligo sin renunciar a contaminar el medio ambiente a cambio de una actividad industrial nociva para todos.
El hombre asume su condición parasitaria y renuncia a cuidar el organismo que lo aloja para infestarlo hasta que muera. Somos una enfermedad en la piel de la tierra y las cicatrices tendrán nombre: "antropoceno" el periodo de la vergüenza. Las cicatrices que está dejando nuestro paso por la tierra serán visibles durante eones, durante todo ese tiempo en el que la tierra seguirá su ciclo ausente de nuestra presencia.
No lo veremos los que ahora causamos el mal, pero nuestros descendientes heredarán la muerte en una tierra estéril. Bonito regalo les hacemos.
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