Cameron explica a Durao Barroso que sus amos no quieren más Europa.
Europa avanza hacia no se sabe muy bien que destino, pero lo hace cojeando y handicapada desde el primer paso: Inglaterra se ha bajado y abandona el proyecto. Inglaterra está donde siempre ha querido estar y se mantiene fiel a su condición de isla. Sola, aislada y única ha decidido darle la espalda al futuro obligada por al exigencias de los dueños de la City y el miedo a tener que aceptar el control de las operaciones financieras.
Inglaterra y Tatcher tensaron la cuerda y enseñaron el camino de las negociaciones duras a los euroescépticos ingleses, pero el objetivo era otro: mantener una posición propia dentro del colectivo, nunca fuera. Cameron se ha dejado domesticar por los amos del dinero y ha pasado la raya, de manera que los ingleses ya no pertenecen al futuro de Europa y Europa debe aceptarse bajo el diseño de un futuro mutilado. Europa necesita a Inglaterra en la misma medida que Inglaterra necesita a Europa como referente de distinción y particularidad. ¿A qué amos sirve Cameron? ¿Qué futuros puestos justificarán el daño causado a todo un pueblo?
En el PP señorean los nervios y los maquillajes: en ascensores y pasillos todos se cruzan comparando quién está más guapo y saldría mejor en la foto. La espera se ha hecho larga y ministrables, secretariables y demás "ables" miran al jefe esperando un gesto, un guiño, una velada promesa de tranquilidad y futuro.
A la vez, Soraya gestiona el traspaso de poderes entregada a la amnesia que le permite poner cara de póker al volver a transitar cerca de los despachos en los que el PP, entonces gobierno saliente, dejó unos ordenadores con los discos borrados y vacíos.
Un punto para el marcador de Zapatero: lo que se está haciendo y el modo en el que se está haciendo demuestra una honradez y una altura moral muy superior a la que demostraron los que ahora reciben la información que piden.
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