Bienvenido a mi blog.

Por favor, participa, deja tu comentario y marca si te ha gustado o no.
Muchas gracias por tu tiempo y tu atención.

viernes, 4 de enero de 2013

Ab Urbe Condita



La CAM reinventa la administración imperial de Roma
A pesar de lo que muchos creen, el tiempo no siempre avanza sino que, a veces, también es capaz de retroceder. Este fenómeno, que hasta ahora sólo era una construcción teórica localizada en la escurridiza espuma cuántica, ha dado un salto y se ha hecho fuerte en la mismísima comunidad de Madrid. Me explico, que la cosa tiene sustancia.
Nuestro presidente, del que se acabará escribiendo un tratado de actuaciones oscuras, ha decidido poner precio a nuestra salud y ofrece, magnánimo, un tanto alzado por cabeza para que alguien, médicos o empresas relacionadas con Rato, Aznar y Cospedal, hagan negocio con nuestra salud. La cosa funciona, más o menos de la siguiente forma: cuidar a un madrileño cuesta, en un año, 100 euritos. Pues si un centro de salud atiende a mil ciudadanos, le doy 100.000 euros o algo menos, unos 90, que el ahorro es el ahorro y yo me quito de en medio. ¿Cómo se gana pasta? Pues a base de reducir ese coste asistencial de los 90 por cabeza a lo que se pueda a base de negar asistencia en forma de pruebas diagnósticas, consultas, atención, personal y salud pública, en definitiva.
Este moderno gestor ha inventado la rueda y ha vuelto atrás en el tiempo para adoptar, exactamente, la misma fórmula administrativa con la que funcionaba el imperio romano con respecto a las provincias.
La chorizada era la siguiente: administrar una provincia costaba 100 y al procónsul o propretor al que se le asignaba la provincia, consular o  pretoriana, se le entregaba, antes de iniciar su año de mando, la totalidad de la suma con la que debía hacer frente a los costes. La ganancia estaba en que el político de turno dejaba esa cantidad debidamente invertida en Roma y se llegaba a la provincia con su cohorte de sabuesos dispuesto a esquilmar el rebaño hasta no dejar ni los rabos.
Como veis, el tiempo ha dado marcha atrás y ahora que iniciamos el año, propongo que en lugar de medir el tiempo desde el nacimiento de Cristo, lo hagamos, con más sentido, desde la fundación de la ciudad que tan bien ha iluminado a nuestro presidente.
Se demuestra que hemos dejado de ser ciudadanos para convertirnos en negocio a costa de nuestra salud, nuestra dignidad y nuestra historia.
¡Más de 20 siglos para volver a las mismas corrupciones, joder!

No hay comentarios:

Publicar un comentario