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viernes, 11 de octubre de 2013

La amenaza ¿lejana?

Maravilloso y documentado libro cada vez más imprescindible.

España ha sido, y es, un país religioso “de aquella manera”: ajeno a los dogmas y seguidor de su propio acuerdo con dios, el español no percibe la religión como una amenaza en toda regla; un misil dirigido contra la ordenación social basada en la ética y no en los preceptos surgidos de las religiones del libro.
España, que en pleno siglo XXI sigue viviendo la falacia de un estado “aconfesional” que da carta de administración pública a la Iglesia Romana, vive ajena al integrismo islamista, a la radicalidad sionista o, más lejano todavía, al crecimiento del fanatismo de la Nación de Dios a la que aspiran los fanáticos del “bible belt” norteamericano.
El español, individualista hasta la médula, no quiere entender ni atender a la verdadera amenaza de LA RELIGIÓN como “aparato”, como sistema manipulativo del individuo y, como él se desmarca de los compromisos, entiende que los demás tampoco se van a dejar “engañar” por esas cosas.
Lo malo es que los tiros, en el mundo y en muchísimos países, no van por ese camino. Israel se ha fundado, exclusivamente, sobre la base del reconocimiento internacional de “una promesa divina”. Nada menos que la ONU acepta una razón basada en un mito religioso como base fundacional de un estado que, a partir de ese momento, se basa en el Talmud para legislar su vida pública. Y si se desvía, enseguida vienen los de los tirabuzones a recordar que lo que cuenta es la ley divina.
Del Islam y sus salvajadas, mejor no hablar, que basta con escuchar las detonaciones cada vez más cercanas. Suficiente decir que la mitad de la población de esos países, la mujer, es esclava de la otra mitad para reclamar la intervención humanitaria armada hasta los dientes. Pero por fortuna ¿nos queda el cristianismo?
Ni mucho menos: el domesticado y evolucionado catolicismo romano no es el único sector que puede llamarse cristiano, que otros asilvestardos reclaman y comparten la denominación.
Cristianos son los creacionistas y los seguidores literales de la Biblia (hasta el corrector clama por las mayúsculas de la palabra “biblia”) que PROHIBEN, ellos sí prohiben, la transmisión de la ciencia en favor de la exclusiva difusión de lo que ellos llaman "verdad revelada”.
A todos los que no han pensado sobre la realidad actual de los movimientos religiosos que tratan -y a veces consiguen - organizar nuestra vida sobre los absurdos de un cuento de pastores surgido en la edad de bronce, les recomiendo la lectura del libro EL ESPEJISMO DE DIOS, de Richard Dawkins. Imprescindible
A pensar, que siempre viene bien.

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