El ejemplo de las acciones

La revista Vogue reividica la belleza de la normalidad con tres mujeres bellísimas.

Lo que debería asombrarnos es que esto no sea lo normal.

Vivimos en una época en la que nadie parece darse cuenta de que las acciones, individuales o colectivas, tienen trascendencia y un alto valor ejemplarizante, tanto para lo bueno como para lo malo. Dentro de esa dinámica los medios de comunicación se posicionan en uno de los lados que marcan fronteras entre el yin y el yang, lo bueno y lo malo; la luz y la oscuridad.

Tanto unos como otros buscan cuidar su negocio y aumentar los beneficios, esa cuestión no se discute, pero unos trabajan las sombras y otros la luz, de forma que las consecuencias públicas son muy diferentes. Ya he hablado en este mismo blog de la deleznable reiteración del El País Semanal con respecto a fotos, estilos y modelos –una línea de la que nadie parece hacerse responsable – pero también hay otros que trabajan en el lado de la luz y ese es el caso de Vogue Italia, cuya directora y editora jefe, Franca Sozzani, ha puesto los tacones encima de la mesa y en su número de Junio se dedica a la exaltación de una belleza femenina perseguida, vilipendiada y estigmatizada en favor de los huesos y la hambruna que ella reivindica como BELLE VERE. Muy bien por ella y por la liberación de millones de chicas que pueden ver, en esas fotos, la ventana de tranquilidad.

Público ejemplo también de famosos y deportistas que, en el caso de los pilotos del mundial también ocupan dos caras: por un lado, apoyo completo para los agricultores españoles perseguidos por la desgracia de la bacteria, por otro, el intento de “espantá” para no acudir a Japón a disputar su Gran Premio, ya suspendido meses atrás. Encabeza la manifestación Jorge Lorenzo y me hace pensar en el enorme desprecio que esa postura lanza a la cara de todo Japón. Repasemos:

Lorenzo trabaja para una marca Japonesa, una de las tres marcas de moto GP radicadas allí y que conforman el 75 % de las escuderías presentes. Vamos, que el mundial, orientado siempre hacia Moto GP, es japonés hasta las trancas: ellos sueltan la pasta, pagan escuderías, pilotos, proporcionan motores, neumáticos y no han incumplido ni un sólo compromiso con pilotos, equipos y organizaciones a pesar de que su país está hecho mierda, por decirlo suave.

Pero todo eso no basta para que los niños mimados del invento, los pilotos, asuman la ejemplaridad de sus acciones vuelen –deberían haber visitado ya fábricas de motu propio- a Japón para dejar constancia de su solidaridad y admiración por una nación que nos está dando un ejemplo constante día a día.

Dicho esto, creo que hablar de los políticos y de su ejemplo es gastar tiempo y bites en algo que no se lo merece en absoluto y por si alguien lo duda, que revise las declaraciones del PP de Castilla La Mancha, que son de aurora boreal.