Muchos pierden; uno gana. Cosas de la resaca.

El COI no quiere café

Utilizando el RAE tras los acontecimientos de ayer, me gustaría atenerme a la siguiente definición:”RESACA f. Efecto o serie de consecuencias que produce algún acontecimiento o situación” y sobre ella compartir ciertas ideas que me andan en la cabeza.

Perdedores: Los deportistas españoles, sin duda ninguna. Serán ellos los que deberán afrontar situaciones tan penosas como las actuales. Por si alguien no sigue el deporte más allá del multimillonario fútbol, debe saber que son muchos los que acceden y clasifican para campeonatos del mundo que tiene que pagarse viajes, estancias, materiales y hasta camisetas de su propio pecunio. Eso, que la oficina de Madrid 2020 ha tratado de silenciar, es conocido por los miembros del COI, los mismo que ayer nos mandaron al garete. No hay dinero para los deportistas, así de fácil y el dinero es el motor que lo mueve todo en el deporte de élite. Medallas y diplomas se compran con el oro de las becas, de las instalaciones, de las ayudas, de la atención médica y centros de alto rendimiento, de la retribución al atleta que dedica un esfuerzo sobrehumano cuya única compensación es el éxito. Todos ellos, sin excepción, han perdido su futuro y deberían pensar en dedicarse a otra actividad menos ingrata.

¿Causas? Pueden ser muchas, pero me quedo con tres: 

1º.- El nivel medio de los representantes ha sido claramente insatisfactorio. Son ligas mayores en las que no se aceptan pipiolos. Un presencia como la de Ana Botella supone un lastre imposible de compensar, sin paliativos.

2º.- No hemos visto ni oído nada acerca de los necesarios apoyos por parte del Ministerio de Exteriores, cuyo silencio ha sido clamoroso.

3º.- Hay algo de este negocio que no sabemos y que nadie explica. No se trata de hacer un trabajo técnico más o menos bueno. Hay que mover teclas, hilos e influencias cuyas reglas nos son ajenas.

Sia  eso añadimos que han sido un pelo bastante bocazas y que los miembros del COI deben ser una fauna realmente peculiar y complicada, por no usar otros términos querellables, la conclusión es que poco más o menso, hemos ido de pardillos.

Un ganador: El Príncipe de Asturias, que se vino arriba y dejó un tratado completo de cómo hablar en público y dominar un auditorio.

Parece que ha llegado el momento de que toda la pasta invertida en su formación comience a dar réditos y ayer pedía a gritos dos cosas: que los encargados de sus discursos públicos tomen clases del asesor contrato al efecto y que papá se deje de gaitas y se la juegue de verdad. 

Si la corona tiene una baza, sin duda es la suya y ha llegado el momento d e poner el triunfo sobre la mesa y arrastrar la baza.

Otra cosa es que baste tener esa destreza para enderezar la cosa, que no parece que sea tan sencillo tras el deterioro sufrido y la situación actual de una institución demasiado antigua para poder adaptarse al tiempo presente. Veremos.