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sábado, 19 de octubre de 2013

Prensa y vergüenza


Foto: El País
Cuesta abajo en la vergüenza, no hay límite al esperpento

Mientras en España se consumaba la escena de la vergüenza en una sala judicial, Rajoy hablaba de la responsabilidad de la prensa en el ejercicio de su libertad y de los derechos jurídicos que disfruta. Demasiada coincidencia y demasiado desahogo. 
España se ha lanzado al vacío de la inmoralidad y de la desfachatez política sin que haya un sólo partido, organización, sindicato o “cosa pública” que pueda apedrear al resto libre de corrupción y abuso. En esa situación, lo único que le queda al ciudadano es la libertad de prensa y cruzar los dedos para que sus propios intereses coincidan con los del editor de turno, que es mucha coincidencia. Por otra parte, este mismo escrito es fruto de la liberalidad del espacio digital, imposible de cercenar. 
Inglaterra hace tiempo que viene dibujando una especie de comité ético -esperemos que no de la muerte - con la misma aspiración de regulación y control mientras que la situación de la prensa en toda Iberoamérica es patética: o es una instrumento al servicio de lo que el dueño quiera o está amenazada, así de simple.En cuanto a la libertad y la independencia, ni están ni se les espera.
Como ya se ha comentado aquí en más de una ocasión, la única regulación que debe tener la prensa es la que emana de las sentencias judiciales, ni más ni menos. Si la prensa se extralimita, calumnia o miente, los jueces son los únicos que pueden, y deben, emitir sentencias que condenen y castiguen, sin más. 
No hay que ceder ni un milímetro  a la tentación reguladora enunciada con suaves palabras de prudencia y mesura: bajo ese guante de seda está el puño de hierro de la censura y la arbitrariedad del poderoso. No pueden consentir al publicación de escenas tan bochornosas como las protagonizadas ayer por Cospedal y Bárcenas. Demasiada verdad y demasiada podredumbre a la vez.
Curioso que la vergüenza del poder venga acompañada de la intención de censurar la libertad de prensa. Aunque sí, es verdad: bien pensado es lo que le faltaba al "sistema" para acabar de traicionarnos.

1 comentario:

  1. He vivido y aprendido lo suficiente como para saber que si se otorgan poderes de control sobre los medios, entonces el órgano que se haya instituido se apodera de la opinión. Los periodistas tampoco son buenos jueces y en nombre de la supuesta verdad, se cometen las peores arbitrariedades. La cuestión está un escalón más atrás, en la educación. Si a la gente no la enseñaron a pensar, si no le advirtieron que su íntima conciencia es un sagrado inviolable y que no se debe asumir como verdad cualquier cosa que se escriba o se diga, entonces esa gente será esclava de su ignorancia. A propósito: la verdad no existe, ni en los axiomas. Lo más parecido a la verdad es el común denominador, la opinión media.

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