Los derechos civiles hay que cuidarlos con cariño, que se rompen enseguida.
Leo que el gobierno prepara una ley de protección ante la discriminación por razones de sexo, raza etc que obligará al denunciado a demostrar su inocencia. En el mismo artículo se explican otras situaciones legales en las que se produce esta paradoja y no me convencen para nada. No me puedo quitar de la cabeza dos cuestiones que me ponen los pelos de punta:
1º.- Es básicamente franquista, régimen en el que todo ciudadano era culpable mientras no se demostrara lo contario. El peso de la prueba se le pasaba, integro, al acusado y cuando llegó la democracia y el imperio de la Constitución, todos nos felicitamos de que se aplicaran los principios jurídicos que nos permitieron pensar que si alguien llama a tu puerta a las 5 de la mañana, esa llamada corresponde al lechero. No me da la gana entregar otra renuncia sin presentar batalla, y esa batalla es de las graves, de las que te colocan en un lado o en otro de la raya que separa una sociedad que respeta los derechos individuales de las que se acercan al lado oscuro de la fuerza.
2º.- Los profesionales. Lo siento, se que lo que voy a decir no es políticamente correcto, pero semejante medida sólo va a favorecer a los profesionales de la extorsión, de la mentira y de la cara dura. Los seleccionadores laborales no van a actuar con libertad de juicio aplicando los criterios normales y ante una situación dudosa, le darán el trabajo, servicio etc al candidato o posible cliente que mas y mejor conozca trucos, amenazas, añagazas y triquiñuelas legales. De la misma manera que un sistema tan proteccionista como el nuestro es, muchas veces, injusto con el que sufre los delitos, es seguro que esta ley va a crear auténticos profesionales de la picaresca. Tampoco es políticamente correcto decirlo, pero una ley desviada hacia el hiperproteccionismo de parte, necesario al 100%, también ha generado denuncias injustas por parte de mujeres que, antes de iniciar un trámite de separación, inician las hostilidades presentando una denuncia por amenazas. Ese abuso está perjudicando gravemente tanto al género femenino y su lucha por la justicia como a muchos hombres que solo han cometido el delito de llevarse mal con sus parejas.
El Gobierno patina y patina mucho reaccionando como una especie de virgen amenazada por las orgías del vecino: lo que sucede con los gitanos en Francia debe discutirse, trabajarse y solucionarse en el parlamento europeo, pero eso no mola porque no hay nadie que levante la bandera de Europa, sueño que los gobiernos quieren matar porque los convierte en cola de león en lugar de mantener su status de cabeza de ratón.
La democracia y los derechos tienen liturgias, ceremonias, ritos y principios, sólidos principios sobre los que se edifica la convivencia. No toquemos los cojones más de la cuenta y dejemos de hacer el panoli, que entre unas cosa y otras, nos pillarán por detrás con el lirio en la mano y entonces lloraremos.
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