Leo que los niños supervivientes de la matanza de Newtown que han quedado traumatizados por la salvaje matanza, están recibiendo ayuda psicológica de unos expertos terapeutas llevados por los clubs y voluntarios que trabajan con Golden Retrivers en diferentes terapias asistidas por animales.
Una vez más, los perros están allí donde el hombre los necesita y en este caso, en una de las tareas en las que debemos acostumbrarnos a verles cada vez con más asiduidad. Desde siempre, el hombre se ha beneficiado de las muchas capacidades del perro y en las últimas décadas se ha avanzado muchísimo en un campo que no habíamos tocado hasta ahora: la terapia asistida con animales. Los que amamos a los perros y a los animales, intuimos lo que ellos aportan en nuestras vidas y apenas somos capaces de explicárselo a los que no participan del misterio, eso que tan claro está para todos los que si lo conocemos y con los que basta a penas esbozar un comentario para que el otros epa de lo que estamos hablando.
El futuro del perro y de otros animales se centra en la terapia, en reparar eso que la sociedad nos rompe y que tanto necesitamos: equilibrio, armonía, identidad, coherencia. Ellos saben reparar las grietas que la vida abre; nos miran, se acercan, participan y no juzgan; saben comunicar tranquilidad y armonía a esa parte de nosotros que se ve agredida por una sociedad neurotizada. Su sola presencia nos ayuda y nos conforta sin juicio alguno, de manera que los niños se lanzan a leerles cuentos, contarles sus problemas, sus miedos y los mayores podemos escuchar y apuntar para seguir ayudando.
En Newtown una niña, muda desde el día de la tragedia, le ha empezado a contar aun Golden aquello que no ha sido capaz de verbalizar hasta ahora.
Nos ayudan, nos ayudaron y nos ayudarán en el futuro por mucho que tantos de nosotros los maltratemos, los abandonemos y los castiguemos por culpas que no han cometido. Es posible que todavía tengamos esperanza si hacemos caso de lo que ellos nos enseñan.