Lo que deja la marea

Un museo de los horrores para los animales

Todos hemos visto estos tablones de anuncios en centros comerciales, tiendas de piensos y sitios similares: son los restos que deja la marea de la ingratitud, la incoherencia, el desamor y la inconsciencia de todos aquellos que crían mascotas o meten perros en casa pensando en la ilusión que le hará a Milagritos el gracioso cachorrito bajo el árbol de Navidad.

Es una visión espeluznante que mezcla, para presentarlas todas juntas, las peores pesadillas de aquellos a los que nos gustan los animales. Cachorros criados sin ton ni son; perros adultos abandonados que han dejado de ser graciosos cachorritos para convertirse en trituradoras de zapatos con patas.; gatos, loros destinados a convertirse en atracciones para fiestas de cumpleaños,  caballos y hasta animales torturados.

Al igual que las playas cubiertas con los restos de las mareas, estos tablones acumulan maldad y maltrato a partes iguales. Son la prueba de que España no ha sido capaz de crear el espacio que otros países si han creado para sus animales de compañía y que se basa en la responsabilidad y el compromiso, en la capacidad de disfrutar de lo que ellos nos aportan sin medir el retorno que podemos devolver.

Estamos en esas negras fechas en las que muchos cachorros serán sacrificados en aras de una efímera ilusión que dentro de seis meses habrá pasado y que los condenará a las cunetas, los albergues y el abandono. Por favor, si alguien lee esto y sabe de algún familiar, amigo o él mismo está pensando en ponerle un lazo rojo al perrito que quiere su hijo, intentar convencerle para que no lo haga y compre un libro.

Para un niño también será un compañía excelente y no se comerá ningún zapato.