El único papel de la mujer en la iglesia: fregona
Así, sin más datos, el nombre no nos dice nada y lo ideal hubiera sido que este elemento siguiera en el anonimato. La información que nos da hoy El País ( http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/12/27/actualidad/1356603470_790029.html) dice todo lo que necesitamos saber sobre lo que este cura piensa de las mujeres; resumido en nuestro ancestral “van como van y pasa lo que pasa”. Poco más hay que decir sobre sus ideas, posturas y forma de pensar, de manera que un clamoroso desprecio para él y vamos a lo que de verdad importa: el ámbito en el que lo dice y los que apoyan y generan lo que dice su vasallo.
Este cura es un peón dentro de un ejército en el que la mujer no tiene más papel que el de fregona; no quieren a la mujer fuera de otro cometido o de otra intención que la de ser secundaria, servil, mandada y además, callada y agradecida por recibir únicamente desprecio.
La iglesia se ha ido viendo forzada, a lo largo del tiempo, a oficializar ideas sobre la mujer que son contrarias a su vocación machista, retrógrada y cerrada. Para la Iglesia, la mujer ha sido la encarnación misma del mal primigenio, del pecado, de la perversión, de la naturaleza cercana pero ajena a la elevada condición del macho. La mujer es la que genera y promueve los bajos instintos del macho, plácida criatura que sin esa maligna influencia dedicaría sus días a ensalzar la gloria divina.
La Iglesia es culpable de que en su seno se consientan posturas como la de este pobre curilla cuya capacidad y discernimiento no dan para más que para transmitir toda la basura que le han ido metiendo en la cabeza desde arriba.
La cosa es grave, pro no hay que apuntar al mensajero, hay que apuntar a los que escriben el mensaje y se esconden entre medias tintas y palabras suaves que niegan la realidad de una institución deleznable especialmente dañina para la mujer.
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