He podido ver las imágenes de video grabadas en Ukrania y la verdad, la cosa hace pensar. Hace pensar en el enorme potencial de barbarie, crueldad, sadismo e indiferencia con el que el ser humano se entrega ala caza del hombre en cuanto le dan oportunidad. Algo malo debe habitar en nuestro interior, algo perverso que contradice esa idea del buen salvaje para dejarla solo en salvaje a secas y con fruición.
Son imágenes de una brutalidad extrema, crueles. Imágenes que deben hacernos pensar que ellos son iguales a nosotros y que el ser humano consigue, a veces, bordear el desastre pero que la tendencia, la naturaleza íntima de la especie es la de matar a sus propios congéneres.
No se si es que hemos corrido mucho y vivimos en una presión demográfica contraria nuestra naturaleza de simios forestales o de homínidos perdidos en los grandes espacios abiertos con poca comida, pero el caso es que nos entregamos a los tiros con una afición muy preocupante.
Y está pasando a las puertas de Europa -para algunos, en Europa - a dos pasos de aquí, para que nadie pueda decir que ya estampa vacunados, que esas cosas no nos volverá a pasar a nosotros.
Con perdón, lo dudo: los ejemplos abundan y son muy próximos, así que cuidado con volver a tirar de la sábana y romper esa manta de la UE que acabamos a tiros como tantas otras veces. Aviso a los navegantes.
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