Si hay que elegir entre este PP y la nada, la cosa está clara: ¡VIVA LA NADA!
Inmerso en un "tripy" de autocomplacencia y egolatría, Cospedal se nos ha venido arriba y en pleno subidón (Sensación intensa producida por el consumo de una droga.) de onanismo político nos ha dejado una máxima, una luz que debe guiar nuestros pasos y, cómo no, nuestros temores: El PP o la nada. Siempre figura el miedo como uno de los grandes y poderosos motores de la derecha. No se hacen las cosas impulsados por los grandes sueños que el hombre alberga; no nos movemos empeñados en un trabajo lleno de ilusión, convicción y esperanza, no: el miedo guarda la viña y nos condiciona para que las elecciones sean menos, sean temerosas y sean limitadas.
El PP o la nada revela hasta qué punto el PP se considera llamado a ejercer el poder casi por mandato divino; el PP o el caos, detrás de mi el diluvio: no sois capaces de andar solos, necesitáis la sabia y recia mano del mando del PP, como siempre ha sido.
Pues bien: desde hoy abrazo la nada, amo la nada generadora y primigenia; busco ansioso la nada desde la que generar y alimentar sueños, esperanzas y una sociedad que nada tenga que ver con esos soñadores castrados que no ven más allá de sus propios egos, de sus propios chanchullos, maridos enchufados y tiempos pasados a los que retornar para perpetuar la desigualdad, la sumisión y el caciquismo.
¿Cómo es posible esa frase? ¿Cómo es posible tanta soberbia estúpida y mendaz? Justo en el momento en el que su partido se desangra por la derecha, cuando la atroz salvajada del anteproyecto de ley del aborto amenaza con crear un verdadero alboroto en el patio popular, cuando se nos revela lleno hasta las cejas de mierda y corrupción -desde Bárcenas a ese sumidero de podredumbre y megalomanía en el que se ha convertido la comunidad valenciana bajo su mando -, Cospedal se nos descuelga con esa estupidez que, más que desprecio hacia los demás, desvela ceguera ante su verdadera situación, mas debilitada y cercana a los juzgados cada día.
Abracemos, pues, la nada con alegría y desde su primigenio vacío construyamos un futuro ausente de tan perniciosos elementos. Hermanos del mundo uníos en la nada y disfrutemos del silencio.
Vaya a la mierda, señora.
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