Más de 100 niños nigerianos han muerto envenenados por el plomo presente en las aguas subterráneas como consecuencia de la extracción ilegal de oro. Hace meses que escribí que el acceso al agua potable sería causa de guerras y el suministro de agua potable, un negocio boyante para muchas e importantes empresas.
Hoy son cien niños, probablemente medio esclavizados por sus propias familias para trabajar en condiciones miserables, sin atención y sin conocimientos que impidan el envenenamiento del subsuelo; pero mañana serán legiones de desplazados, refugiados, pobres, enfermos de sida y marginados por su pobreza los que llenen las páginas de los diarios con sus cadáveres expuestos al sol.
Agua, lo más esencial, lo mínimo, lo más necesario y, a la vez, causa de la permanencia de generaciones enteras en la incultura, pues los niños deben atender, como principal tarea diaria, al acarreo del agua potable. Son muchas las aldeas que se encuentran a cinco, seis y siete kilómetros de los acuíferos, de forma que los niños deben recorrer esa distancia dos veces al día: diez, doce o catorce kilómetros de penalidades que les alejan de las escuelas y de la alfabetización. Primero es el agua, luego el resto de la vida, así de duro.
Me duelen esas muertes porque me duele la enorme ignominia de esa inmensa pobreza que todo lo abarca y todo lo pudre; en esa pobreza no hay humanidad, no hay gloria, no hay nada que no sea pura animalidad y subsistencia y eso forma una condena implacable para millones de niños y de seres humanos de este mundo.
Desde occidente podemos hablar, discutir, elaborar propuestas y estudios, pero ellos sólo pueden morir y llenarnos los pulmones con sus últimos alientos intentando que no miremos hacia otro lado; deseando que nuestras vidas, por un solo segundo, compartan la angustia de sus muertes ya que no hicimos nada para procurar la viabilidad de sus vidas.
Lo horroroso es que estos niños no llegarán a saber nunca que existe una vida mejor y que la merecen.
ResponderEliminarEl despilfarro de tanta riqueza exhibida sin decoro duele en el alma de los que no podemos evitar tanta miseria.
28-06 2010 a.m.
Lo más horrible es que estos niños no sabrán nunca que existe una vida mejor y la merecen.
ResponderEliminarEl despilfarro de tanta riqueza exhibida sin decoro nos duele en el alma a los que no podemos evitar tanta miseria.
28-06-2010 a.m.