Vale la pena escuchar la letra y llevar las situaciones al terreno de las elecciones de ayer, que da mucho juego, de verdad.
Será que mi amigo Jorge va a tener razón con eso de los boleros...
Haciendo caso a mi amigo Jorge, me apetece cuadrar la entrada de hoy tomando la letra de un bolero como base argumental, que me parece que la cosa se lo merece y la letra pone muy buenas imágenes a los resultados de ayer:
“….Entonces yo daré la media vuelta,
y me iré con el sol cuando muera la tarde.”
Zapatero vive las últimas horas de su propia dignidad: ha llevado al PSOE hasta donde nadie podía pensar que llegaría; he generado desafección, desconfianza, rechazo, mofa, befa y cuchufleta; he conseguido forzar a las instituciones independientes hasta abrazar el clientelismo para hacer política de corto plazo a costa de cualquier precio y los votantes han convertido estas elecciones, locales, en un plebiscito anti zapatero. El resultado de este plebiscito pone de manifiesto que los españoles no queremos que siga al frente de la gestión de nuestro país.
Sabemos, muchos creemos saber y estamos deseando equivocarnos, que la llegada del PP significará otra enorme decepción justo en el momento en el que más se necesita que alguien lo haga bien, pero eso será historia de otros futuros: el hoy está determinado por otra estrofa del mismo bolero:
“….Si encuentras un amor que te comprenda
y sientas que te quiera más que a nadie,
entonces yo daré la media vuelta
y me iré con el sol cuando muera la tarde.”
España ha amanecido con los órganos de administración del estado quebrados y separados por una barrera de incomprensión que hace imposible que se coordinen las políticas necesarias para salir de este marasmo; los votantes se han mostrado enfadados y decepcionados y los 973 000 votos blancos y nulos lo demuestran; la abstención ha sido alta y el PP sigue demostrando que sus votantes no escuchan, no miran y no entienden nada que nos sea acudir a votar sea cual sea la naturaleza de los que se presentan bajo su logotipo: a la hora de votar, se olvida cualquier crítica y todo queda convertido en “cosa de tres trajes” y eso lo dicen personas a las que concedes una valoración personal y profesional por encima de la media.
España navega por la superficie de la realidad nacional a golpe de titulares instantáneos, sin analizar causas o estructuras subyacentes al hecho momentáneo y los políticos lo manejan sabedores de que el colectivo tiene memoria de pez, y de pez no especialmente inteligente.
Cascos, el ministro que estaba a cargo de arreglar el desaguisado del Prestige y les largó el muerto a los portugueses, monta un chiringuito y en dos meses sale bajo palio camino del gobierno de Asturias, con dos cartuchos o con dos salmones; depende de la actividad asturiana que cada cual prefiera.
Zapatero debería, desde ya, organizar su salida ordenada para después del verano dejando todo lo más limpito posible, que el sol se pone y el bolero suena indicando el camino con una letra que da mucho más juego del que yo he sido capaz de sacar en esta entrada. Por si hay alguna duda, me remito al inicio con esa declaración rotunda de:
“Te vas porque yo quiero que te vayas..”
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