Mentiras interesadas

Los responsables del protocolo de palacio meten la pata y la Reina pasa de echar una mano.

Leo en los medios de internet (fascistoides ellos, como Libertaddigital y Periodistadigital) una noticia que, tras ver el video que la justifica, me genera una profunda indignación por lo que demuestra sobre la perversión del sistema:

Pide un brindis por la reina en el 'God save the Queen'

La metedura de pata de Obama en Buckingham

La cosa, leída así, pone en solfa al presidente de los EEUU, pero lo grave de la cosa es que, al ver el video, a uno le entran ganas de hacer varias cosas que nada tienen que ver con ese titular:

1º.-El primer impulso es defenestrar al responsable de que, en mitad del parlamento del invitado, se ponga a sonar el himno. Una grosería, una metedura de pata garrafal, esta sí, y algo imperdonable en los niveles de perfección palaciega.

2º.- Ponerle un cero en conducta a la Reina de Inglaterra, que hace gala de un desprecio hacia su invitado absolutamente deleznable: ni una ayuda, ni un gesto de complicidad, ni una frase, una disculpa, una sonrisa: nada, ahí te pudras. Hace falta ser mal bicho y tener "mala entraña".

3º.- Mandarle un mensaje solidario al Sr. Presidente en solidaridad por el mal trato recibido y por el mal rato que tuvo que pasar en solitario, sin apoyo y afrontando el soberano desprecio de unos anfitriones que, ellos sí, han hecho un papelón extraordinario.

4º.- Decirles a los Jiménez Losantos, Alfonsos Rojos y compañía que el Sr. Obama es negro, si; demócrata, sí y que, por mucho que les fastidie y que les joda, que les jode mucho, ha sido votado por un pueblo soberano que es libre de hacer lo que le de la gana y elegir a quien le rote, incluyendo a los negros y a los demócratas; esos que ellos no acaban de considerar humanos del todo.

Me da una pena enorme y una inmensa rabia que la libertad de prensa sirva para mentir y tergiversar la realidad de una forma tan descarada, ruin y miserable. Y si eso ocurre con una tontería sin la más mínima importancia, tiemblo al pensar que estarán haciendo con las cosas que, de verdad, son importantes.