El valor de la legalidad

Logotipo de la corte penal internacional, institución que no creo que esté especialmente feliz con el asalto.

El día amanece con la noticia de que un comando de fuerzas especiales de los Estado Unidos se han llevado por delante a Bin Laden y todos los medios de comunicación lo celebra, razón suficiente para cuestionarse la legalidad de la acción; preguntarse por la validez de los límites que las sociedades y los gobiernos se marcan a través de las leyes, los tribunales y los acuerdos internaciones sobre la jurisdicción de cada uno de los países en e concierto de las naciones.

Vaya por delante que el muerto era uno de los personajes más odiosos, perversos y criminales de la historia mundial, pero esa, creo, no es la cuestión. Estados Unidos ha enviado un comando a territorio extranjero, se ha efectuado un asalto y se han producido muertes. Los medios de comunicación aplauden, pero...hay cosas que rascan, que levantan la sensible piel de las consideraciones jurídicas del hecho.

¿Alguien puede imaginar lo que pasaría si el gobierno español actuara de la misma manera ante los terroristas de ETA, aunque tuviera permiso de cualquier gobierno europeo para efectuar una acción armada en su territorio? ¿Sería el aplauso tan unánime?

¿Que razón hay, que enorme diferencia existe entre justificar un asalto contra Bin Laden y no aplaudir un acto semejante realizado contra los que pusieron una bomba en el HiperCor de Barcelona?  Lo que nos separa es la aplicación de una serie de principios a los que no queremos renunciar para no caer en un pantanal de arbitrariedad, prepotencia y alegalidad.

Sinceramente, creo que esta vez el mundo se ha puesto de acuerdo en aceptar que el fin justifica los medios, pero no me parece un sólido principio legal sobre el que asentar la convivencia de las sociedades.