Lo de esta chica no tiene desperdicio, aunque retraso, un montón:
más o menos, siglo arriba o abajo, viene del XVI.
Hay cosa que no deberíamos tomarnos en serio si no fuera porque son locuras que habitan en aquellos que tienen la capacidad de llevarlas a cabo y hacer mucho, pero que mucho daño. Tal es el caso de una nueva descerebrada que, siguiendo los pasos de aquella otra indocumentada llamada Sara Palin, de triste recuerdo, amenaza con liderar al Partido Republicano y consagrar la estupidez como valor político en la nación más rica de la tierra.
Veamos la pieza con la que nos la estamos jugando. La niña se llama Michelle Bachmann y anda empeñada en ver quien dice la burrada más gorda, teniendo en cuenta que el listón está alto y que uno de sus rivales, el gobernador de Tejas Rick Perry, se lo ha puesto complicado: según el angelito, George W.Bush era un blando liberaloide próximo a los comunistas.
Una ya ha dicho que la tormenta Irene es un castigo divino para que los hombres escuchen a Dios, mientras que el segundo, mucho más práctico, tiene en su haber varias jornadas de oración para conseguir distintos fines. Parece ser que la última pretendía aliviar la crisis económica, pero también montó otras contra la pertinaz sequía. (que recuerdos, no?)
Sara Palin no sabía nada, era inculta, manipuladora y ofensiva en su ignorancia, pero fue un aviso: reaccionando contra la deshonra de un presidente negro, lo peor de una gran nación –a la que Europa debe dos veces su actual existencia, no nos olvidemos- se moviliza para desalojarlo del poder y, ya que estamos, pasarse varios pueblos en la frenada.
Esta chica, nacida en Iowa, estado mundialmente conocido por sus competiciones de belleza en las que se elige a Miss Pig, la cerda mas guapa del estado, como más sofisticada actividad cultural anual, habita la cámara de representantes y aspira a la candidatura del Partido Republicano en dura competencia con otros políticos que, eso si, no tienen tanta confianza con Dios. Recordemos que si uno habla con dios, es que reza; pero que si dios contesta, la cosa se llama esquizofrenia; por si a alguien se le ha olvidado.
A despecho de los padres fundadores, (una panda de ateos, agnósticos y librepensadores que querían que el estado y las religiones no se mezclaran) la religión se está convirtiendo en una pieza esencial de la política de los USA y juega a favor o en contra de los políticos.
Dice el billete de Dólar que “In god we trust” (En Dios confiamos), pero me parece que este derrotero absurdo, milenarista y finimundista - de mensajeros del fin del mundo- no lo endereza ni dios; salvo que todos estos animales de bellota medievalistas se vayan a escardar cebollinos con viento fresco y vuelvan los políticos normales que hablan de cosas normales para librarnos de estos ayatolás salvajes que están por civilizar. Falta hace, de verdad.
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