Nos la violan desde fuera y nosotros no somos capaces de curarle los achaques de la edad.
¡Serán bragazas!
Nos propone Zapatero reformar la Constitución para fijar un límite al gasto público. Así, sin anestesia, deprisa y corriendo y con apoyo de Rajoy; que si dice que sí, es por ahorrarse trabajo y que se lo den hecho.
Me parece -y si alguna vez lo que escribo es opinión pura y simple, es ahora- que hacerlo así y en esta situación, es quemar la pólvora en salvas. Si alguna reforma constitucional hay que hacer, que las hay, ésta es la última y además, impuesta desde fuera para dejarnos, como viene siendo habitual, a los pies de los mercados y los especuladores. No les niegan ni nuestros culos, vamos.
Los españoles hicimos una Constitución –la que en su momento se pudo hacer, no la que había que haber hecho- que nos ha llevado y servido desde 1978. No podemos negar que aquellos ponentes constitucionales hicieron un trabajo estupendo en las peores circunstancias: crisis galopante, ruido de sables, constantes amenazas, ETA despendolada y una Iglesia vigilante que ha dado sus buenos frutos y que ya ha sido amortizado de sobra.
¿Por qué, pues, no se han tocado cosas que todos sabemos necesarias? Porque nadie tiene ni el nivel intelectual y moral, ni las ganas de trabajar que aquellos tuvieron. Eso por no mencionar el inmenso miedo a la que se puede liar, que eso lo sabemos todos. Señores: con la Constitución no vale hacer chapuzas ni racanear trabajo o generosidad: hay que dejarse la piel en el intento.
Lo que uno propone y el otro acepta es un escaqueo de libro, ni más ni menos. Si la exigencia europea nos ha dado la excusa para el pistoletazo de salida, perfecto: lo aprovechamos, pero a partir de ese momento, a trabajar como posesos con las miras puestas en una regla que nos de, por lo menos, lo mismo que nos ha dado esta, que no ha sido poco.
Desde la sucesión de la Corona, pasando por el Senado y llegando a los colapsos administrativos fruto de un diseño forzado, se toca todo lo que haga falta; se trabaja sin descanso, se cede lo que haga falta ceder en busca del bien común y se hace POLÍTICA, así, con letras gordotas, que todos podamos respetar y volver a admirar.
Sinceramente, me parece una enorme falta de respeto acercarse a tan noble Señora y levantarle la falda para dejar al aire sus vergüenzas sin arreglarle nada. A tan noble Señora hay que tratarla con mucho respeto, con mucha consideración y asumiendo el peso de toda nuestra historia a la hora de hacer cualquier zurcido. Sin miedo, pero sin hacer el capullo, vamos.
Zapatero y Rajoy, proponiendo al país lo que hoy han propuesto, nos han dado la exacta medida de su capacidad y de su nivel como estadistas. Lo llevamos claro.
Aunque entonces tenía muy poco tiempo libre,seguí con muchísimo interés el tema de la Constitución. Sé cómo trabajaron y cuanto tiempo dedicaron a su desarrollo. Tuve ocasión de hablar con Solé Tura,uno de los que ya no pueden hablar de sus desvelos y creo que ninguna modificación puede hacerse a la liggera, aunque sólo sea por respeto al trabajo que significó para los que denominamos "Sus Padres".
ResponderEliminara.m.