La física política juega al "guá" con las neuronas de los políticos en cercanía de las elecciones
Nos enseñaban en el bachillerato que cuando un cuerpo caía libremente, la gravedad conseguía imprimirle una aceleración constante; concretamente de 9,8 metros por segundo cada segundo, constituyendo lo que denominaban Movimiento Uniformemente Acelerado. 9,8 metros por segundo cada segundo es mucho y no es fácil encontrar, entre los inventos humanos, un motor o generador que rinda de forma similar, salvo uno: la necedad de la política cuando se acercan las elecciones.
Como si de una singularidad cósmica se tratara, las elecciones consiguen convertir el cerebro de los políticos en una sopa informe de funciones estropeadas, como si la atracción gravitatoria de la fecha fuera estirando las neuronas hasta disociarlas y evitar el pensamiento coherente.
Viene este comentario asido a los titulares de esta mañana otoñal y cabalmente lluviosa; una mañana que hace lo que tiene que hacer en el momento en el que hay que hacerlo: sin alharacas ni estridencias, sin atropellarse en los tiempos ni en los ritmos y que pone en evidencia el vértigo y el nerviosismo de una clase política que ve llegar, lanzado contra ella, una especie de Armagedón vestido de elecciones.
El PP vive inmerso en un vértigo existencial con formato de capucha de ETA que le persigue y atormenta por las noches, inundando sus sueños de la pesadilla de su final sin que él, el verdadero ángel exterminador de este absurdo extendido en un tiempo que ya ha pasado, sea el que muestre al pueblo, desde el cadalso del triunfo, la cabeza del monstruo cortada por su más valeroso adalid: Mayor Oreja. Señores del PP: la caída de ETA y su final serán un triunfo del Estado y de todos los que lo conformamos y no duden, ni por un momento, que los españoles repudiarán al que intente manipular ese triunfo a su favor. Creo, con toda sinceridad, que el tiro le saldría por la culata y que sería públicamente abucheado por el pueblo. A ver si alguien tiene la cara dura de intentarlo, que se la partiremos, seguro. Desde sus primeros pasos a finales de los 60, ETA se ha convertido en el enemigo común de toda España y todos hemos aportado esfuerzo, dinero, indignación, pena, rabia, esperanza, ilusión, frustración y ánimo para apoyar a los que luchaban contra ella en primera línea en nombre de todos. Cualquier visión que no sea ésta, es rechazable.
Pero los efectos de esa física perversa se dejan notar en todos los lados, PSOE, PP, Convergencia, PNV y resto del espectro; que las leyes universales tienen eso, que son universales y nos tocan a todos. Si no, ¿de dónde el PSOE iba a encontrar ese caudal de ciego optimismo electoral? Pues lo dicho: de la degeneración neuronal que conlleva el estiramiento gravitatorio de las urnas.
Por favor, señores: calma, coherencia, estructura en los discursos, argumentaciones pausadas y pensadas y nada de explosiones falleras vacías y estruendosas que lo único que hacen es perturbar el alma, confundir el intelecto y, de forma destacada, tocar mucho los cojones del personal, que no está el horno para bollos.
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