De vez en cuando la humanidad se deja pillar a traición y nos muestra su más oscura y lamentable versión en forma de seres absurdos a los que cuadran múltiples denominaciones a cual más escatológica, racial y redonda. Hoy ha tenido lugar un hecho trascendente que debería ser aprovechado por los contrarios a las enseñanzas del bicentenario Darwin como demostración de que el retroceso a la idiotez es un hecho y que la inteligencia que tan lejos nos ha llevado como especie, tampoco da para demasiado.
En el altiplano de Bolivia, en no se que paraje cercano al lago Titicaca y en los mismos pagos en los que se elevan los picos en los que algunos descerebrados siguen sacrificando niños en honor a Pacha Mama, Evo Morales y uno de sus ministros han conseguido juntar, en una especie de cósmica sesión masturbatoria de extraños resultados, al calendario maya, a la Pacha Mama, a la tradición de los indios aimarás ( especialmente significada por su aversión al jabón), a la Coca Cola y a no se que extraño invento relacionado con los duraznos llamado Mocochinche.
Así, con dos cojones, sin inmutarse y metiendo en el mismo cesto a Carlos Marx, Henry Ford y la madre que los parió a todos.
De vez en cuando la política, los avances médicos que evitan las muertes tempranas de los menos dotados y las conjunciones estelares, se mezclan para dar lugar a un esperpento que solo el ser humano es capaz de conseguir. Si alguna vez me ve alguien bebiendo un vaso del tal Mocochinche, que por favor se apiade de mi y ponga fin a mi deterioro y sufrimiento. Se lo agradeceré eternamente.
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