Si, es mejor esperar a que crezcan y matarlos sin asistencia sanitaria cuando ya son mayores, que eso está bien visto.
Aunque a los que están en la playa les parezca mentira, el mundo sigue su marcha y pasan cosas, algunas malas y otras…peores. El hombre sigue buscando nuevas fronteras, esta vez en Marte, me imagino que buscando una vía de escape para cuando la tierra acabe por rendirse y volver a una de sus fases imposibles –elegir por elegir, me quedo en esa preciosa bola de nieve de proporciones cósmicas y frio completo – mientras que aquí seguimos en nuestras miserias cotidianas.
Los Juegos Olímpicos transcurren y dejan dioses caídos y nuevos ídolos para ensalzar las virtudes de la raza, de la religión, de la patria o delo que se quiera manipular con mayor o menor descaro, que parece ser que lo de menos es el deporte y lo de más, lo que rodea al deportista: todo tipo de instituciones se han pronunciado de una u otra manera para dar la murga con otras cosas que nada tienen que ver con al fuerza, la velocidad o la altura.
Y la política, esa política que abandona el BOE y el terreno de las ideas generales para tomar tierra e intervenir en la vida y en la muerte. Hace semanas que las medidas que vienen, recortes, restricciones y reducciones, ya anuncian muertes y parece que nadie se da cuenta de que España se enfrenta a un futuro empobrecido en cuanto a la escolarización y formación y cercano al nazismo económico para decidir quien vive y quien muere. Mientras la polémica del aborto se recrudece por la prohibición de terminar con un embarazo mal cursado nadie protesta por dejar morir sin asistencia sanitaria a los más pobres, esos que de haber tenido formación y sanidad, también podrían engrosar las filas de los salvados por la famosa falacia del “….acabas de asesinar a Beethoven”. Y van a morir muchos músicos, ya lo veréis.
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