Esto lo que los promotores de la inciativa catalana no han querido ver como maltrato animal.
Hoy es día de huida, de liberación y no de grandes reflexiones, pero yo si quiero decir que no estoy nada contento por el resultado de la votación del Parlamento de Catalunya. Creo que pocas veces la política ha mostrado una cara tan repugnante como en esta ocasión; populista, mentirosa, manipuladora y zafiamente torcida en sus intenciones y resultados.
Me imagino que muchos e los que firmaron la iniciativa creyeron, con inocencia, que estaban pidiendo la abolición de TODAS LAS FIESTAS DE TOROS en Catalunya, pero eso, que hubiera sido lo lógico, no sólo no era verdad sino que tenía consecuencias perversas.
Desde mi punto de vista se ha pervertido la intención de muchos, pero es que lo más importante, la PROTECCIÓN A LOS ANIMALES, ha pasado a un segundo, tercer o cuarto plano: no existe, se ha perdido tras una salva de cañonazos políticos que han ocultado la necesidad de acabar con la salvajada de las fiestas populares en las que se maltrata a los animales de forma encarnizada.
Han atacado las corridas de toros, la parte más reglada de una costumbre impropia de los modernos valores de la sociedad occidental. Los toros desaparecerán, la fiesta quedará en los anales como otras muchas celebraciones y costumbres que han perdido interés y conexión. Me gustaría pensar que la actual generación de los jóvenes de 15 años ya no soporta, por si sola, la economía de las corridas.
Los toros se irán olvidando; el dinero será cada vez más escaso y las plazas languidecerán vacías como lo están ahora fuera de las grandes ocasiones de ferias y fiestas de pueblo. Lo que los promotores han hecho con esta propuesta es consolidar el valor político de las corridas de toros: flaco favor le han hecho a la defensa de los animales. Tenían que haber seguido el limpio ejemplo de los canarios, que se las cargaron en silencio y sin política, solo pensaron en no hacerles la puñeta a los animales, a todos los animales.
Y por favor, si alguien quiere contestar apoyando tesis contrarias, que no ofenda la inteligencia de los lectores con la idiotez de los animales criados para comer, los peces de las redes etc. En esos mataderos no se venden entradas ni nadie va a disfrutar con la visión de los artísticos gestos del matarife.
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