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viernes, 23 de septiembre de 2011

La paranoia es libre

RECONOZCO MI PARANOIA,
PERO ESTO ME PINTA TAN MAL...
Ya he comentado alguna vez que la moto es un espacio muy propicio para la meditación silenciosa, más bien libre y facilitadora de generar lo que algunos han venido a llamar pensamiento divergente. Hoy, mientras conducía hacia Madrid rumiando las espantosas noticias del día plagadas de turbias amenazas económicas, he sido tomado al asalto por una demencial paranoia que quiero compartir con los que tengan la mala suerte de leer esto.
La cosa se basa en comparar algunos parámetros comunes a los momentos en los que Occidente ha entrado en crisis económicas más o menos fuertes, convulsiones sociales, periodos de tránsito y en general, periodos en los que las cosas se ponían en marcha con nuevos destinos, nuevas estructuras sociales y en los que surgían movimientos basados en nuevas formas de pensar y abordar la realidad.
Desde el Siglo XIX hasta ahora - y es un acercamiento basado en al memoria como corresponde a una paranoia ajena a la verdad documentada - la idea básica que tengo sobre lo que ha terminado por acontecer es que la cosa ha terminado en una bonita y enorme guerra. Pero una guerra de las de verdad, de las de años y muchos miles de muertos.
Lo que ahora vivimos, visto desde el punto de vista europeo y muy parcial, se puede diseccionar con metodología anatómica y veremos que el final es el sumatorio de la mezcla de varios factores:
1º.-una clase media arrasada que ni tiene ni tendrá empleo porque una gran parte del trabajo posible ha sido “deslocalizado” hacia países más pobres sin derechos sociales.
2º.-esa misma clase media que no puede hacer frente a una deuda que adquirió gracias a varios factores: una dinámica social sin fundamento, unos préstamos concedidos sin rigor, un trabajo floreciente y unas condiciones ventajosas que han desaparecido. Desheredados a los que dar ocupación.
3º.- un tejido de comunicaciones libérrimo que es impermeable al control de los estados, algo irrenunciable salvo que se acuda a una razón poderosa. Como todos sabemos, eso de la libertad, al poder le produce sarpullidos.
4º.- una enorme necesidad de mantener un sistema económico y financiero que no es bueno ni satisfactorio pero que por ser único, es imprescindible. Como los ricos que dependen de sus guardaespaldas, no podemos despedirlos.
5º.- una creciente tensión entre culturas y formas de entender la vida que se resume en enfrentamientos religiosos. No hace falta recordar lo conveniente de buscar en el otro las causas de nuestras desgracias.
6º.- una enorme dependencia energética de los potenciales enemigos, dueños del petróleo en una proporción mayoritaria.
7º.- un continente entero con el que nadie sabe que cuerno hacer y que se muere de SIDA y de hambre: África. Que se mueran de hambre y SIDA ya hemos demostrado que nos importa un cuerno, así que la preocupación es que lleguen en masa a nuestros territorios.
8º.- una enorme concentración de riqueza en manos de países y personas cuyos intereses son ajenos por completo a cualquier valor social sobre el que construir nada.
La cosa puede seguir, pero si lo metemos todo en una batidora y a la vez, el mejunje tiene un cierto tufo a Primera y Segunda Guerra Mundial; cuando una Alemania arrasada buscaba culpables en los judíos; Japón perseguía un dominio que entonces se basó en el territorio y que se podría trasladar a la dominación económica China; cuando revolución comunista rusa amenazaba el orden social como ahora lo amenaza el Islam y con unos ciudadanos pegados a la libertad de Internet sin querer renunciar a sus conquistas como entonces se agarraban a la democracia...
No hay datos fiables ni concretos; no hay ciencia en la sensación, pero como la paranoia es libre, la comparto, que me empieza a cuadrar demasiado eso de que una buena guerra ayudaría a “poner orden” en todo este cirio.
No está mal para empezar el otoño, ¿no?

1 comentario:

  1. Pinta mal como bien dices, hay que arrimar el hombro y no desfallecer, no creo que una guerra nos ayudase, al que tiene intereses egoistas, si, a la gente corriente y me incluyo en esta clase, no al contrario sòlo de pensar en mis hijos digo no, pero entiendo tu paranoia, creo quien mas que menos lo ha pensado algun a vez. Fdo. Claudia Iraola Riera.

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