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sábado, 25 de agosto de 2012

Un simple asado

Mercado del Puerto en Montevideo. 
La catedral del asado



Anda uno con el alma revuelta buscando ocasión que justifique hacer un fuego para dejar algo encima de las brasas y enredar con la pala  y con el tiempo dormido en la parrilla oyendo el chisporroteo de las gotas al caer suaves sobre el lecho caliente.
Un asado no es un rápida barbacoa, ni siquiera podemos estar seguro de que asar sea cocinar en el sentido más estricto, no. Asar es llevarse bien con el fuego, las brasas y el tiempo; asar es entretenerse en hacer un fuego del que sacar lo mejor de su esencia y conformar un lecho de brasas en el que dejar que la comida se manifieste poco a poco, como si tuviera vergüenza de exponerse a ser criticada. 
El asado es una manifestación egoísta disfrazada de generosidad, pero que nadie se engañe: el asador asa para su propia satisfacción aunque sea el que menos coma de la reunión. El asador se entrega al humo, al calor, al olor y al sonido de lo que asa y al final, sólo al final, deja que los demás participen de esa comida que ha dejado su mejor experiencia en el proceso.
A la mesa llega el asado rendido, extenuado, ya agotado tras la experiencia pasada sobre las brasas a las que ha entregado su alma, sus mejores jugos, su vida animal para acabar siendo una experiencia de amistad y tiempo.
Me gusta intentar la magia del asado y me llevan los demonios por mi incapacidad de transmitir el gusto por el tiempo lento, por el rato de charla entre las volutas de humo y olor, por la suerte de poder disfrutar de esa espera recompensada por el bocado caliente y distinto que de la parrilla nos llega.
España no tiene paciencia para disfrutar del ritmo del verdadero asado, no es capaz de entregarse a las dulces horas que requiere, se arrebata exigiendo un primero, un segundo y dar paso a una sobremesa huérfana de las viandas que podrían seguir desfilando al suave ritmo de las brasas.
Ando con el ánimo dispuesto a hacer un fuego y no acabo  de encontrar la ocasión y la compañía para dejar algo encima de las brasas y ver que pasa. ¿Sencillo, no?

    1 comentario:

    1. Ya sabes que por aca te esta esperando un asadito, que no me quedara muy bien porque soy ansioso demas. Dicen mis amigos y parientes que yo soy el unico uruguayo que hace el asado con el mas autentico estilo charrua. Cuando me lo dijeron la primera vez, me sorprendio lo que considere un elogio. Y pregunte, como es el estilo charrua? Bue, cuando a los charruas los corrian los espanoles, no tenian otro remedio que hacer el asado en 15 minutos para continuar huyendo.

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