Ayer se dió un buen golpe, pero nadie sabe las consecuencias.
Ayer se manifestó una realidad manipulada, excesiva y peligrosa en las calles de Barcelona y además, lo hizo con una intensidad y una vehemencia que excedía el deseo de los convocantes. Convergencia i Unió cabalga un tigre y además, lo hace por exceso y sin ser coherentes con el riesgo que el tigre entraña.
Las consecuencias de la estafa que hemos sufrido hace que los ciudadanos busquen alternativas que no encuentran ni en el PP ni el PSOE ni en los partidos convencionales, de manera que CiU se ha travestido independentista para echarle la culpa al “otro”, a ese otro que siempre ha cohesionado al grupo contra el enemigo exterior.
Todas crisis de la historia han generado movimientos centrípetos y excluyentes, tan excluyentes que en el caso de Alemania excluyó a más de seis millones de judíos de la vida. Artur Más ha señalado al otro encarnado en el Estado Español, en ese Madrid encarnación diabólica de todos los males catalanes, pero se equivoca si piensa que la involución solucionará nada.
Esta crisis, esta estafa, necesita de más Europa, de más unión, de menos fronteras y de muchas menos boinas mentales como armas para que salgamos ganadores. La división nos debilita y juega a favor de los especuladores y los gánsteres financieros. ¿Alguien piensa que Cataluña sólo podría hacer frente a la especulación mejor que España o mejor aún, que Europa unida y solidaria?
Me da una pena enorme la manipulación de esa colectividad irreflexiva que sin saberlo, se coloca a la vanguardia de una lucha política que los utiliza para su propio beneficio. Los únicos que saldrán fortalecidos de este absurdo serán los políticos de CiU, los mismos que llevan años bailando la Yenka según sople el viento de sus propios intereses.
Una lástima, estoy convencido.
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