Siempre que estado, y no han sido muchas veces, los uSA siempre me dan la misma impresión: estoy en un país fácil, sencilla, dicta y encantadoramente fácil. Eso tiene una vertiente maravillosa que llega al plano personal y otra, mas compleja, que impregna de esa misma sencillez a los órganos de gobierno y divide, sin matices, al mundo entre amigos y enemigos.
Hoy se trata de Miami, pero me ha pasado igual en Nueva York y Chicago: todo funciona, todo fluye siempre que no te salgas de "lo segao". El sistema protege y promociona todo lo que el sistema quiere, pero es fulminante con aquello que lo ataca. Es simple, es directo, no confunde, es fácil y de eso se trata, de que un país complejo no es capaz de reaccionar, pero un país tan simple es capaz de girar, cambiar y reorientarse sin perder de vista las claves que le hacen grande a pesar de ser más simple que el mecanismo de un chupete. Bendita simplicidad que tan bien nos acoge y nos deja disfrutar de su comodidad.
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