Y...?

Comida de amigos y un lugar común que se adueña del fondo: hartazgo, desilusión, decepción, pero sólo es vida, esa vida que pasa llevándose los deseos y dejando realidades. Quisimos muchas cosas, nos esforzamos por ellas, nos preocupamos, adelantamos los problemas y tratamos de evitarlos, pero la realidad se ha impuesto y de nuestros sueños quedan las cenizas convertidas en normalidad.

Mirar hacia atrás es darse cuenta de que nuestras vidas se han ido desviando de sus objetivos en una suave e imperceptible curva diaria que, al final del recorrido, se ha ajustado a la realidad abandonando los sueños, los ideales y las ilusiones.

Nuestros días se llenan de normalidad, de supervivencia, del más absoluto y cansino cotidiano que ni nos satisface ni nos da suficiente razón para iniciar los días con el ánimo y la ilusión que la lucha requiere. 

Una cosa es soñar y otra sobrevivir y debemos aceptar que para muchos, para demasiados, nuestros días se han entregado al duro papel de seguir vivos entregados a la supervivencia sin que, de verdad, sepamos muy bien si esa lucha merece la pena.

Y...? Importa algo? Nada, absolutamente nada.