Sigue la búsqueda y la certeza se cierne sobre la verdad paso a paso, de forma tranquila y sosegada mientras los extremistas elevan gritos de protesta y rasgan vestiduras amenazando con la llegada de castigos sin fin y venganzas bíblicas. Vamos sabiendo más y lo que sabemos confirma lo que debe confirmar de acuerdo a una construcción cuidadosamente elaborada.
A diferencia de los que todo lo saben, los que buscan la verdad estructuran construcciones teóricas que someten a la validación de las pruebas para saber si se equivocan o no. Si los hechos van confirmando, mejor. Si los hechos refutan años de trabajo y hay que volver a empezar, mala suerte, pero no pasa nada: otros sabrán que ese camino está cerrado y a otra cosa, a seguir buscando.
En el otro lado, en el lado de las sombras, los que todo lo saben y no admiten dudas, deberán inventarse más verdades que intenten negar la evidencia. Serán mentiras, pero serán dañinas porque contarán con el apoyo de medios, políticos y otros muchos, empeñados en robarles la verdad a sus hijos, conseguirán que millones de niños crezcan engañados y confundidos.
Unos lo llaman religión, pero sólo es perversión y maldad. Nada más.
Es increíble la tremenda infraestructura, rígida en el tiempo, expandida en millones y millones de mentes débiles, todo producido por el temor a la muerte, esa derivación de una egolatría ilimitada. ¿Puede el universo existir si yo ya no estoy? En esas cosas se entretuvo mi mente cuando en el CTI, me sorprendía (o más bien no me sorprendía) que no me estuviera atacando ese arrepentimiento del cual siempre hablan. ¡Y ningún cañito a la mano para doblar y terminar con todo! ¡Ilusos creyentes! Le tienen miedo a la Nada, porque en sus mentes suscintas no cabe el terror a la Eternidad, al Infinito, a no poder salirse de todo esto.
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